Terminemos de echar a los ricos | Institución Futuro

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Lo vamos consiguiendo. No es fácil, porque ésta es una tierra que cuesta abandonar, pero cuando uno planta la semilla de la envidia de manera intencionada en una sociedad, luego lo tiene mucho más fácil para perpetrar todo tipo de desatinos y expulsar a una parte de la sociedad. Y precisamente a la que más aporta.

¿A qué me refiero? Pues a esa envidia que se ha instalado en parte de las sociedades navarras y española que no se traduce en una ambición por mejorar tu situación, no. Se trata de desear que la del vecino empeore. Por ponerlo claro, la envidia que ha germinado no es querer prosperar más que tu vecino (eso es ambición lícita y engrandece a una Comunidad) sino que se trata de que a tu vecino le vaya peor y, además, que lo frían a impuestos de todo tipo. Solo así se explica que el silencioso pero constante éxodo de Navarra de contribuyentes con altos patrimonios no solo no se cuestione, sino que se aplauda en muchos casos: “que se vayan”, “que paguen y que se fastidien”. Y claro, se van. En 2023 el número de declarantes de patrimonio descendió en 537.

El impuesto de patrimonio, arma “definitiva” contra los ricos, es un impuesto, además, absolutamente ineficiente. En 2023 se recaudaron en Navarra 38 millones con él, lo que supone un 0,54% de la recaudación total. Es decir, es un impuesto demagógico, que molesta mucho y con el que se recauda muy muy poco. Se trata de mandar un mensaje. “Ricos, no os queremos”. Bajan los contribuyentes con patrimonios altos y batimos récords de importe destinado a la renta garantizada y de funcionarios. Es una estrategia nada casual sino perfectamente diseñada y que responde a una ideología puramente comunista, como declara sin tapujos (es de agradecer la sinceridad) el socio preferente del gobierno. Se trata de igualar por abajo.

Y como hay otras Comunidades que acogen con los brazos abiertos a estos ciudadanos, se van. Porque este contribuyente, aunque no pague patrimonio, compra, consume, invierte y genera riqueza allí donde va. Son una pieza muy codiciada. Aquí los echamos.

Además, echamos a los que están manteniendo todo este tinglado de rentas garantizadas, administración gigantesca y creciente, empresas públicas… Por dar un dato: el 9% de los contribuyentes aportan el 48% de la recaudación. Sigamos atizándolos también con tipos del 52% en IRPF y, el que pueda, se irá. Necesitamos quitarnos los complejos, las envidias y volver a ser una comunidad que atraiga a los contribuyentes con altos patrimonios, y sin embargo, la ideología actual y el ambiente social generado van hacia la mediocridad gris y la culpabilización del que prospera. Tacita a tacita hacia la RDA.

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