¿Qué es la Cumbre de Financiación para el Desarrollo y por qué es tan importante?
Del 30 de junio al 3 de julio de 2025 se celebra en Sevilla la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4). Es un evento que solo se convoca una vez cada diez años y que reúne a gobiernos, instituciones financieras, sociedad civil y movimientos sociales para debatir cómo financiar un desarrollo sostenible, justo y equitativo.
La FFD4 es una oportunidad única para replantear las reglas del juego económico global: cómo se gestiona la deuda, quién decide sobre el comercio internacional, cómo se financian los servicios públicos, o quién paga la crisis climática. Para ActionAid y muchas otras organizaciones sociales del Sur y del Norte global, este momento representa una oportunidad histórica para exigir un sistema financiero internacional más democrático, que no siga condenando a los países empobrecidos a la dependencia y la austeridad.
¿Qué problemas tiene el sistema actual?
El sistema financiero internacional —liderado por instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)— fue creado hace más de 75 años, cuando muchos países del Sur aún estaban bajo dominio colonial.
Hoy, estas instituciones continúan operando bajo una lógica tremendamente injusta: los países con más dinero tienen más poder de voto y más capacidad para imponer condiciones, aunque las decisiones afecten sobre todo a los países del Sur Global. Como resultado, se aplican políticas que profundizan la desigualdad, refuerzan la dependencia y obligan a recortar servicios esenciales como la educación o la salud para pagar deudas ilegítimas.
La arquitectura financiera actual no ha sido diseñada para garantizar derechos, sino para proteger los intereses de una minoría poderosa. Si queremos justicia económica, necesitamos repensar este sistema desde la raíz.
¿Por qué debe liderar este cambio la ONU?
A diferencia del FMI o el Banco Mundial, donde el poder se basa en la riqueza, en la ONU todos los países tienen el mismo voto. Por eso, desde ActionAid y otras organizaciones defendemos que cualquier reforma profunda del sistema financiero global debe estar liderada desde las Naciones Unidas, el único espacio verdaderamente multilateral y democrático.
Además, la ONU también tiene una base normativa fuerte, basada en los derechos humanos, la igualdad de género, la justicia climática y la participación ciudadana. Es el espacio donde pueden plantearse alternativas reales, con una mirada transformadora y centrada en las personas.
Reforzar el papel de la ONU en la gobernanza económica es clave para corregir el desequilibrio histórico de poder entre el Norte y el Sur global.
¿Por qué es urgente cancelar la deuda?
La deuda pública se ha convertido en una trampa para muchos países del Sur global. En lugar de servir para financiar derechos, la deuda se usa para pagar intereses a bancos y fondos de inversión. Países con altísimos niveles de pobreza destinan más presupuesto al pago de deuda que a salud o educación.
Y esto ocurre mientras las crisis se acumulan: climática, alimentaria, energética, social. Cancelar la deuda no es una solución mágica, pero sí un primer paso indispensable para liberar recursos e invertir en justicia social, servicios públicos y adaptación climática.
Además, como recuerdan los movimientos sociales del Sur global, los países ricos tienen una deuda histórica y climática con los pueblos del Sur: durante siglos han extraído recursos y hoy son responsables de la mayoría de las emisiones. Cancelar la deuda financiera sería, como mínimo, un acto de reparación parcial.
¿Y si se cancela la deuda, no volverán a endeudarse por corrupción?
Este argumento esconde una visión estigmatizante y simplista. Todos los países, también los más ricos, se endeudan para financiar políticas públicas. La diferencia es que los países empobrecidos lo hacen en condiciones mucho más duras y con un acceso mucho más limitado a fuentes de financiación.
Por ejemplo, los países africanos pagan intereses hasta 12 veces más altos que Alemania. Además, el sistema internacional permite la evasión y la fuga de capitales: las grandes empresas extraen recursos del Sur sin pagar impuestos justos, y las riquezas generadas acaban en paraísos fiscales del Norte.
La corrupción debe combatirse en todas partes, pero no puede usarse como excusa para mantener una arquitectura financiera injusta. La clave está en crear un sistema más transparente, equitativo y regulado internacionalmente, no en castigar a las poblaciones por decisiones impuestas.
¿Qué exigimos desde ActionAid?
En la FFD4, exigimos a los gobiernos y organismos internacionales que den pasos concretos hacia un nuevo modelo financiero global, centrado en las personas y el planeta. Pedimos:
✔ La cancelación inmediata de las deudas insostenibles e ilegítimas, que impiden a los países garantizar derechos básicos.
✔ La creación de un nuevo marco multilateral de reestructuración de deuda bajo la ONU, que sea justo, transparente y participativo.
✔ Reformas estructurales del sistema financiero internacional, incluyendo la fiscalidad global, la regulación del capital y el comercio.
✔ Un sistema financiero que respete los derechos humanos, promueva la igualdad de género y contribuya a la justicia climática.
No pedimos caridad. Exigimos justicia y reparación.
¿Y cómo sabremos si la FFD4 ha sido un éxito?
Un éxito no se mide solo en declaraciones finales. Para ActionAid, será un éxito si conseguimos:
✔ Poner la crisis de la deuda en el centro del debate político internacional.
✔ Reforzar la alianza entre gobiernos del Sur global y movimientos sociales para exigir cambios reales.
✔ Consolidar el liderazgo de la ONU como espacio legítimo para negociar la arquitectura financiera del futuro.
✔ Aumentar la presión social y política hacia los países ricos para que abandonen su veto a las reformas necesarias.