La experiencia de empleado como factor clave para atraer y fidelizar talento - SERESCO

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Uno de los mayores retos a los que se enfrentan cada día los departamentos de gestión de personas está relacionado con la atracción y retención de talento. Ya sabemos que en un contexto laboral cada vez más exigente y competitivo como el actual, los profesionales ya no buscan únicamente estabilidad o una retribución atractiva, sino que valoran aspectos más amplios como la cultura de empresa, la conciliación entre vida personal y laboral o las oportunidades de desarrollo. Por ello, enfocarse en la experiencia de empleado no es una opción, sino una decisión estratégica para garantizar la sostenibilidad del talento dentro de la organización.

La experiencia de empleado abarca toda la trayectoria de una persona en una empresa: desde el proceso de selección y onboarding, hasta su crecimiento profesional y posible salida. No se trata únicamente de ofrecer un buen ambiente laboral, sino de construir una propuesta de valor coherente y diferenciadora que conecte con las necesidades, aspiraciones y valores del talento. Así, entendemos la experiencia de empleado como las vivencias, percepciones y emociones que una persona experimenta en su relación con una organización desde el primer contacto como candidato hasta incluso después de su salida. Gestionarla de forma activa permite convertir a los trabajadores en verdaderos embajadores de marca, reducir la rotación y aumentar el compromiso. Y eso, en la práctica, se convierte en productividad, ahorro de costes y mejora del clima organizacional.

Comencemos por el principio: el proceso de selección. Es el primer contacto real con la empresa en el que el candidato no solo evalúa el puesto o el salario, sino también la cultura organizativa, la claridad en la comunicación y la transparencia. Un reclutamiento ágil, humano y bien estructurado puede ser determinante para generar una primera impresión positiva. Una vez que la persona se incorpora al equipo, el onboarding juega un papel esencial. Una buena acogida, con formación, acompañamiento y una integración progresiva, permite que la persona se sienta parte del equipo desde el primer momento. Esto impacta directamente en su nivel de compromiso y, por tanto, en su permanencia futura en la organización.

Aunque no nos engañemos, el verdadero impacto se genera en el día a día. Para fidelizar talento, desde recursos humanos debemos ofrecer planes de desarrollo personalizados, facilitar la formación continua y promover la movilidad interna. También hemos de garantizar una comunicación bidireccional, donde las personas sientan que son escuchadas y tenidas en cuenta. Aspectos como la flexibilidad horaria, la conciliación laboral y familiar, y un entorno de trabajo saludable y motivador, destacan como aspectos cada vez más determinantes para que una persona decida quedarse en una empresa o buscar nuevas oportunidades laborales.

No hay que olvidar que la tecnología se ha convertido en una gran aliada. Plataformas digitales de gestión de personas permiten una mejor comunicación interna, un seguimiento preciso del desarrollo del talento y una recogida actualizada de datos sobre el clima laboral y la satisfacción del equipo. Gracias a estas herramientas, los departamentos de gestión de personas pueden tomar decisiones más informadas, anticiparse a problemas y diseñar estrategias adaptadas a las necesidades reales de su plantilla.

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