Hace unos meses el Gobierno de Navarra sacaba pecho presumiendo de que Navarra era de nuevo la comunidad con menor tasa se paro de España y que se recuperaban niveles de empleo nunca vistos desde 2008. La EPA del segundo trimestre de 2025, sin embargo, ha vuelto a dejar en evidencia las entretelas de la economía navarra. El número de parados y la tasa de paro han vuelto a subir en el segundo trimestre de 2025 y ya no somos la primera sino la sexta comunidad con menos paro. Además, la tasa de paro en el segundo trimestre de 2025 (7,88%) supera la del segundo trimestre de 2024 (7,42%), un año de estancamiento por tanto en el mercado laboral. Si ampliamos el foco para tener más contexto, en el segundo trimestre de 2007 la tasa de paro en Navarra era del 5,26%. ¿Podemos sacar pecho no habiendo recuperado aquellos niveles de empleo 18 años después? ¿Por qué ya no tenemos aquel dinamismo? ¿Qué estamos haciendo mal?
Analizando los datos de paro del pasado, también advertimos que en el segundo trimestre de 2007 la tasa de paro de Madrid era 1 punto superior a la navarra, ahora está 0,14 puntos por debajo. En 2007 la tasa de paro del País Vasco estaba 0,78 puntos por encima de la navarra, ahora está 0,75 por debajo. Antes siempre éramos la comunidad con la tasa de paro más baja y ahora raramente lo somos o tan pronto lo somos un trimestre como al siguiente nos vamos a la sexta posición. Esto es porque antes había más diferencia entre los demás y nosotros. Hemos ido perdiendo diferencia y ahora el margen con los demás es mucho menor. Por eso ahora hay muchos más vaivenes y cambiamos tanto de posición. Con esta deriva en poco tiempo será raro que volvamos a ocupar siquiera temporalmente la primera posición.
¿Qué pasa de todos modos y qué problema hay con la gente que después de todo y con todas las matizaciones anteriores tiene un trabajo? ¿Por qué no percibimos esa prosperidad de la que presume el gobierno? La respuesta la podemos encontrar en uno de los datos que ha publicado Institución Futuro durante el verano. Los salarios reales y la capacidad de compra real no crecen en España desde hace muchísimos años. Esto además no es un mal general, achacable a un problema global, es un fenómeno nuestro particular.
¿Hay alguna excepción? Por supuesto, los salarios de los empleados públicos, cuya brecha cada vez es mayor respecto a los salarios del sector privado. ¿Por qué sube la riqueza de los empleados públicos y no la de los empleados privados? Pues porque para subir los salarios de los empleados públicos basta con firmar un presupuesto, mientras que para subir los salarios de los empleados privados, en el mundo real, hay que vender más zapatos, o más seguros, o más corbatas, o más platos combinados.
El gobierno permite las continuas subidas de los salarios públicos primero porque para hacerlo le basta con echar una firma en un papel, y segundo porque así se ahorra conflictos y disgustos electorales con una plantilla de más de 3 millones de empleados y sus familias, o de varias decenas de miles en el caso del gobierno foral. La contrapartida es que para poder pagar esos salarios públicos cada vez hacen falta impuestos más altos sobre las empresas, autónomos y trabajadores del sector privado. La creciente carga fiscal sobre el sector privado detrae cada vez más recursos para la inversión o el consumo gripando todo atisbo de dinamismo y crecimiento sostenible en la economía real, en el mundo privado, en en el ámbito de la sociedad que no vive del Presupuesto.
