La comunicación sobre cambio climático pide a gritos un cambio de estrategia: de lo negativo a lo positivo - Verdes Digitales

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Estamos un poco hartas de oír hablar del cambio climático. Parece que todo son desgracias, se ha dicho mil veces lo que hay, y nada está cambiando demasiado. Llevamos décadas arrancando en la lucha, para volver a parar, arrancar y seguir así en un desmotivante ciclo sin fin que nos lleva a sufrir de ecoansiedad. Los negacionistas o escépticos se multiplican, respaldados tristemente por algunos sectores de la representación pública. ¿Cómo podemos seguir comunicando sobre el cambio climático sin caer en el hartazgo?

Veía hace poco un vídeo de Valentina Raffio, periodista ambiental, que señalaba que, aunque esté más que trillado, no deja de ser importante recordar que muchas acciones pequeñas acaban teniendo mucha fuerza. Eso va creando un cambio de conciencia colectivo que con el tiempo demanda cambios estructurales, aportando solidez y respaldando las leyes y las nuevas iniciativas políticas.

Ejemplos de ello son la prohibición de los plásticos de un solo uso en toda la Unión Europea en 2021, impulsada en gran parte por la presión ciudadana y el cambio en los hábitos de consumo; la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en España, del mismo año, que responde en buena medida al creciente compromiso social con la sostenibilidad; o el caso de Madrid y sus zonas de bajas emisiones, una medida controvertida pero sostenida en gran parte por la demanda de aire limpio y una movilidad más saludable por parte de la ciudadanía, la cual lamentablemente fue anulada tres años más tarde. No porque no fuera importante, si no porque a algunos les picó demasiado.

Comunicar la parte negativa sigue siendo necesario, pero debe equilibrarse en su justa medida con mensajes positivos. Eso también me lo ha dicho la experiencia: he sido educadora de grupos escolares en el zoo, y cuando tocaba hablar de conservación muchas veces me enfocaba en las terribles amenazas que van a llevar a algunos animales a la extinción.

Pero ¿es esto con lo que yo quiero que los niños se queden, que se vayan asustados y deprimidos a sus casas pensando que todos los animales se van a morir? No, me di cuenta de que, si quería concienciarlos, primero debía hacer que amaran a esos animales, que se fascinaran por sus increíbles adaptaciones y capacidades y ya, después, que estuvieran lo suficientemente motivados para soportar la realidad a la que se enfrentan y quieran hacer algo para revertirlo.

Con la crisis climática pasa lo mismo. No puedes echar a la cara a alguien lo terrible que es la situación, porque se asustará y huirá, probablemente anestesiándose con estímulos gratificantes y rápidos por el camino. No queremos eso, queremos que reciban nuestro mensaje con la mente despierta y el valor suficiente para hacerle frente y disponerse a actuar. Por eso es esencial mantener viva la llama de la esperanza. Y eso se hace comunicando las soluciones. Y una de las vías, el marketing verde, capaz de desarrollar potentes campañas de participación ciudadana que nos unen y movilizan.

Hablando de soluciones, me declaro fan de Hope. Por si no la conocéis, es una serie documental de Javier Peña, creador de Hope Videos para el Cambio que se convirtió en un referente en redes sociales comunicando la crisis climática. Pues bien, la serie, disponible en RTVE Play, reúne en varios capítulos las principales innovaciones científicas y tecnológicas para revertir la subida de las temperaturas que nos está llevando a cruzar el terrible umbral de 1,5ºC.

Verdes Digitales participó en el proyecto mediante la creación de la web de la docuserie. Y es que a eso nos mueve la esperanza: a accionar lo que esté en nuestras manos para ser parte de aquello que creemos importante. He escuchado también críticas a Hope, por parte de periodistas ambientales que dicen que se pasa de optimista. Pero personalmente, yo estoy cansada del drama. Creo que todos estamos un poco cansados. Y que venga alguien a darnos un empujón y decirnos: “eh, mira qué cosas tan increíbles están haciendo alrededor del mundo, ¿te sumas?” pues quizá es lo que necesitamos ahora. Aunque sólo sea por cambiar de estrategia.

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Carolina Sobén López