¿Te has parado a pensar en qué significa realmente apoyar a una persona con discapacidad intelectual? No hablamos solo de estar ahí. Hablamos de dar oportunidades reales de participar, decidir, hacer y ser. Eso es lo que propone el apoyo activo: una forma de trabajar centrada en la persona, que no solo cubre necesidades, sino que potencia capacidades.

Porque nadie quiere una vida hecha por otros. Todos queremos ser protagonistas de la nuestra. El apoyo activo nace de esa idea sencilla pero poderosa: no hacer por, sino hacer con.

En este artículo te contamos qué es el apoyo activo, en qué principios se basa, cómo aplicarlo en el día a día y por qué puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. Si trabajas en el sector, eres familiar o simplemente quieres entender cómo construir una sociedad más inclusiva, esto te interesa. Y mucho.

¿Qué es el apoyo activo?

El apoyo activo es una forma de acompañar a las personas con discapacidad intelectual que busca fomentar su participación real en todas las actividades del día a día.

No se trata solo de ayudar, sino de facilitar que cada persona haga por sí misma lo máximo posible, con los apoyos necesarios, respetando su ritmo, sus preferencias y su forma de comunicarse.

En lugar de “hacer las cosas por”, se trata de “hacer con”. Y en lugar de decidir por la persona, se busca que participe en las decisiones que afectan a su vida. Así, se promueve la autonomía, la autoestima y el sentido de pertenencia.

¿Por qué es tan importante el apoyo activo?

Porque muchas veces, sin darnos cuenta, limitamos las oportunidades de participación de las personas con discapacidad. Por querer hacerles la vida más fácil, acabamos tomando decisiones por ellas, resolviéndoles todo y negándoles la posibilidad de experimentar, equivocarse o crecer.

El apoyo activo cambia este paradigma. Parte de la convicción de que todas las personas tienen derecho a participar en su vida. Y que con el apoyo adecuado, pueden hacerlo de forma significativa.

Los beneficios del apoyo activo son claros:

  • Fomenta la independencia personal.

  • Mejora la autoestima y la motivación.

  • Refuerza el aprendizaje a través de la experiencia.

  • Aumenta la participación social.

  • Reduce conductas desafiantes vinculadas al aburrimiento o la falta de control.

  • Fortalece el vínculo entre la persona y su entorno.

¿Cómo se aplica el apoyo activo?

Aplicar el apoyo activo no requiere grandes recursos, pero sí un cambio profundo de actitud y de enfoque. Estas son algunas claves para ponerlo en prácticas:

1. Planifica con la persona

Antes de cualquier actividad, pregúntale qué quiere hacer, cómo le gustaría hacerlo o qué parte puede asumir. La participación empieza en la planificación.

2. Crea oportunidades reales

No se trata de crear actividades artificiales, sino de aprovechar las rutinas cotidianas para generar oportunidades de participación: poner la mesa, elegir la ropa, ordenar un espacio, preparar la mochila…

3. Adapta el entorno

Un entorno adecuado es clave. A veces basta con pequeños cambios: colocar los objetos a su altura, usar pictogramas, simplificar instrucciones o eliminar obstáculos físicos.

4. Da apoyo, pero no hagas por ella

El apoyo activo requiere estar presente, guiar, animar… pero sin sustituir. El objetivo es que la persona haga por sí misma, no que el profesional lo haga más rápido o más “perfecto”.

5. Celebra cada avance

Cada pequeño paso cuenta. Reconoce el esfuerzo, valida su participación, y sobre todo: haz que se sienta protagonista de su propio proceso.

¿Dónde se puede aplicar el apoyo activo?

La buena noticia es que el apoyo activo se puede aplicar en cualquier ámbito de la vida:

  • En el hogar: fomentando la participación en tareas domésticas y rutinas personales.

  • En centros de día o residencias: integrando a las personas en la dinámica del centro.

  • En el entorno laboral: adaptando tareas y procesos para favorecer su implicación real.

  • En actividades de ocio y tiempo libre: permitiendo que elijan, organicen y lideren sus propios planes.

  • En el ámbito educativo: dándoles un papel activo en su aprendizaje.

Lo importante no es el lugar, sino la actitud con la que se acompaña.

Apoyo activo y discapacidad intelectual: una relación transformadora

Cuando hablamos de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, el apoyo activo cobra aún más sentido. Porque muchas de ellas han vivido bajo modelos muy pasivos, con poca capacidad de decisión sobre sus propias vidas.

Aplicar el apoyo activo en estos casos no solo mejora su bienestar, sino que contribuye a romper estigmas, a mostrar su potencial y a construir una sociedad más justa e inclusiva.

¿Qué se necesita para empezar?

  • Formación: para conocer bien el enfoque y saber cómo adaptarlo a cada persona.

  • Actitud abierta: dispuesta a escuchar, observar, probar y aprender.

  • Trabajo en equipo: coordinando a familias, profesionales y personas usuarias.

  • Tiempo y paciencia: los resultados no siempre son inmediatos, pero sí duraderos.

En ASPRONA creemos en el apoyo activo

En ASPRONA llevamos años aplicando el modelo de apoyo activo en todos nuestros servicios. Lo hacemos porque creemos firmemente en las capacidades de cada persona, y porque queremos construir entornos donde se sientan escuchadas, valoradas y libres.

Nuestro compromiso con el apoyo activo se traduce en:

  • Formación continua de nuestros equipos.

  • Adaptación de entornos y actividades.

  • Escucha activa a las personas y sus familias.

  • Evaluación constante para mejorar.

Sabemos que no es un camino fácil, pero sí el único que garantiza una vida con sentido, dignidad y participación real.

Tú también puedes sumarte al apoyo activo

No hace falta ser profesional del sector para aplicar el apoyo activo. Si convives con una persona con discapacidad intelectual, si participas en una entidad, si trabajas en un centro educativo o simplemente quieres aprender, puedes empezar hoy.

Observa, escucha, respeta su ritmo, ofrece oportunidades y cree en su capacidad de decidir. Cada gesto cuenta.