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En la entrevista, José María Aracama subraya el papel esencial que desempeña la industria en el bienestar económico y social de Navarra. Destaca que este sector no solo genera empleo estable y de calidad, con salarios superiores a la media, sino que también aporta resiliencia frente a las crisis y constituye la base de las exportaciones. Sin embargo, advierte que España ha perdido una parte significativa de su tejido industrial en las últimas dos décadas, al pasar del 18 % del PIB al entorno del 11 %, y con una reducción cercana al 25 % del empleo manufacturero desde el año 2000. Navarra, en contraste, mantiene una posición destacada, con más del 30 % de su PIB vinculado a la industria, gracias a la fortaleza de sectores tractores como la automoción o la agroalimentación.
Aracama alerta de que esta ventaja relativa no debe llevar a la complacencia, ya que las tendencias de desindustrialización son generales y también pueden afectar a la Comunidad Foral. Insiste en que Navarra debe garantizar infraestructuras competitivas, como conexiones ferroviarias modernas, redes eléctricas potentes, disponibilidad de suelo y agua, además de una logística eficaz. A su juicio, las trabas administrativas y la lentitud en la concesión de permisos son un obstáculo serio para atraer inversión, por lo que urge a simplificar los trámites, reducir la burocracia y asegurar estabilidad regulatoria y jurídica. Solo así se logrará generar un clima de confianza capaz de atraer y retener proyectos industriales de futuro.
El vicepresidente de Institución Futuro añade que la fiscalidad y la formación de capital humano son factores decisivos en esta estrategia. Navarra, señala, no debe penalizar con impuestos desproporcionados a las empresas o al talento, sino aprovechar su régimen foral para diseñar una fiscalidad que favorezca la competitividad. Además, la formación especializada, adaptada a las necesidades de la industria, es imprescindible para asegurar que la reindustrialización se traduzca en oportunidades reales para los trabajadores y en cohesión territorial. En definitiva, plantea que reforzar la industria es reforzar el bienestar, y que hacerlo requiere medidas urgentes, coherentes y sostenidas en el tiempo.