El ingreso de una persona mayor en una residencia es un momento significativo y de cambio en su vida, tanto para la persona mayor como para su entorno familiar. Se trata de un proceso de adaptación que puede generar sentimientos de inseguridad e incluso tristeza. Por eso, es vital señalar la importancia de la acogida y la bienvenida y la manera en la que se realiza por parte de todo el equipo.
Cuando una persona mayor llega a la residencia, está comenzando una nueva etapa en su vida. La persona debe sentirse acompañada, escuchada y segura.
Una buena acogida puede marcar la diferencia entre una adaptación difícil o una integración completa en el centro. Por eso, es fundamental que el equipo profesional esté preparado no solo para atender necesidades físicas y sanitarias, sino también emocionales y sociales.
Las claves para una acogida adecuada son las siguientes:
- Escucha activa y empatía
- Acompañamiento en los primeros días
- Integración de la familia siendo parte activa en la adaptación y reducir, en lo posible, el duelo tras el nuevo comienzo.
- Cuidado del entorno y de los detalles, personalizando las habitaciones.
- Formación del personal, poniendo énfasis en la humanización del cuidado.
Cuando una residencia cuida su proceso de acogida, está demostrando que su prioridad es la persona, no solo el paciente. Envejecer en comunidad es tener compromiso con el bienestar integral.
