"Sería irresponsable ignorar la evidencia científica que nos advierte de que los impactos climáticos son y serán cada vez más intensos y frecuentes”. El aviso, en boca de la alumna del IES Plaza de la Cruz Leire Ruiz Ancín, sirvió este martes como cierre al pleno ciudadano sobre emergencia climática que se desarrolló en el Parlamento de Navarra, en el marco de la Semana del Clima. La estudiante leyó el manifiesto 'Por una Navarra más habitable', en la que se reivindica la urgencia de reinventar colectivamente nuestra relación con el planeta. El texto fue entregado al consejero de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, José María Aierdi, que asistió al pleno.
“Necesitamos financiación estable, políticas públicas transversales, innovación tecnológica, formación continua, alianzas internacionales y, sobre todo, la implicación activa de la ciudadanía”, dijo la estudiante. Pidió también “que se cuente con la juventud” y que desde el ámbito educativo “se pase a la acción” para “reconectar con la naturaleza”. “Nos va la salud física y mental en ello”, sostuvo.
SEQUÍA E INUNDACIONES
Antes que ella intervinieron una decena de ciudadanos y ciudadanas, cada uno con un discurso que ponía el foco en un ámbito concreto. Edurne Arkotxa, técnica de la Red Navarra de Entidades Locales hacia la Sostenibilidad, explicó que la acción climática local busca, por un lado, mitigar los efectos del cambio climático y, por otro, adaptarse a ellos. “Esto se traduce en decisiones concretas en diferentes ámbitos”, desde el energético, la adaptación urbana, naturalización de espacios o a la movilidad. Desde la Red, que trabaja con los municipios para darles “apoyo técnico” y para buscar “aprendizajes y soluciones comunes”, pidieron “financiación más estable” y reforzar “el acompañamiento técnico”, porque muchos de los municipios “carecen de personal y recursos”.
Patxi Irigaray, ganadero, explicó cómo les afecta el cambio climático. “Lo que más sufrimos es la meteorología. Sequías extremas y también precipitaciones anómalas que no alimentan los manantiales y fuentes como es debido. Además estamos teniendo más enfermedades que nos llegan por mosquitos y garrapatas por las altas temperaturas. Para frenar todo esto necesitamos un compromiso para trabajar con un modelo de producción extensivo, también fomentar el pseudopastoreo, porque en los últimos años se está limitando la entrada del ganado a zonas de bosque. También es importante hacer una reflexión social sobre el modelo productivo, de consumo y de ocio”, reivindicó.
Txus Macías, vecino de Martiket en Villava afectado por las inundaciones de 2013 y 2021, pidió “prevención y coordinación entre administraciones” en este ámbito, para no limitarse a “actuaciones reactivas”. También aficionado a la viticultura en el valle de Yerri, dejo constancia de cómo las bodegas “tienen que buscar terrenos más frescos y más altos cada vez”. “Hoy hay viñedos en Dinamarca o Gran Bretaña, algo inédito”.
BOSQUES Y CALOR
Nati Gómez, ingeniera de montes de Basartea, recordó que el problema de Europea respecto a los bosques “no es la deforestación, sino el abandono de los usos tradicionales”. Defendió que las poblaciones rurales a las que pertenecen los bosques son pequeñas y, por tanto, asumir su conservación en solitario “es una responsabilidad demasiado grande, más cuando todos nos beneficiamos de ellos”. Ante ello, abogó por avanzar en un plan global de incendios para toda Navarra; por apostar por una gestión forestal sostenible; por la corresponsabilidad y colaboración entre la ciudad y los pueblos y, por último, por fomentar la educación ambiental y forestal desde los propios centros educativos.
Javier Ugarte contó la experiencia de su comunidad de vecinos a la hora de realizar la envolvente térmica del edificio, mientras que Iñaki Lavilla, vecino de Iturrama, habló de Iturargi, una comunidad energética para los barrios de Iturrama y San Juan en Pamplona. “Conseguimos energía más barata y que nos permite alejar el fantasma de que no controlamos el sistema eléctrico”, dijo, recordando el apagón de abril. “Creo que es una buena apuesta acorde con lo que se necesita”.
June Laspeñas Ochoa y Ana Ramallar Ciriza, alumnas de CPEIP Ermitagaña, describieron cómo los meses de mayo, junio y septiembre “las aulas se convierten en hornos”. “El clima está cambiando y si es así ahora, ¿cómo será cuando seamos adultas?”, se preguntaron. “Necesitamos adaptar escuelas y parques, medidas de aislamiento y aires acondicionados para crear espacios seguros para la infancia”. Por otra parte, mostraron preocupación por el impacto en la naturaleza. “Hay menos aguas, y las frutas y verduras son más caras”. “Nuestro mensaje es simple: hablamos de nuestra salud y nuestro futuro, pero todo eso se decide en este momento”.
Por último, el cirujano de Osasunbidea Manuel Cires remarcó cómo la covid-19 dejó claro que “la salud humana no puede entenderse de forma aislada” y como “la destrucción de los hábitats está acelerando la proliferación de patógenos”. “ La salud es un fenómeno compartido entre seres humanos, animales y medio ambiente. Esa dependencia exige una respuesta científica, ética y política”.