Tras varios días de correcciones, los mercados han encontrado algo de calma justo antes del parón de Acción de Gracias. Y aunque algunos titulares han vuelto a insinuar la presencia de una “burbuja tecnológica”, la imagen real es más equilibrada: el sentimiento inversor mejora, los datos macroeconómicos acompañan y el consumo estadounidense sigue mostrando una resiliencia que encaja mejor con un ajuste técnico que con un cambio de ciclo. Todo apunta a que la reciente caída estuvo más relacionada con el giro en las expectativas de recortes de tipos en EE.UU. que con un miedo real a un desplome del sector tecnológico.
A primera vista, podría pensarse que el rebote se debe exclusivamente a los resultados de Nvidia. La compañía volvió a superar con holgura las previsiones del mercado en el tercer trimestre, y sus guías para el cuarto confirman que la demanda asociada a la inteligencia artificial se mantiene firme. Además, los pedidos de chips avanzados para 2026 refuerzan la percepción de visibilidad a medio plazo. El optimismo también se reflejó en otros valores del sector —como AMD, Alphabet o Palantir— y en los índices tecnológicos asiáticos. Aun así, el giro del mercado del jueves dejó un sabor agridulce para los analistas técnicos: abrir en máximos y cerrar en mínimos rara vez es una buena señal, aunque sirvió para aliviar los temores más extremos.
Mientras tanto, el debate regulatorio en Washington continúa. Nvidia y clientes clave como Microsoft presionan para flexibilizar las restricciones a la exportación de chips hacia China y otros países no aliados. En este contexto, la propuesta GAIN AI Act abriría la puerta a exportaciones hacia centros de datos en Oriente Medio, recordando que la tecnología sigue siendo un terreno profundamente influido por la geopolítica.
Pero reducir el cambio de ánimo del mercado únicamente a la tecnología sería pasar por alto parte del cuadro. Las grandes cadenas de distribución en EE.UU. han aportado una fotografía más completa del estado del consumidor.
- Home Depot decepcionó con cifras por debajo de lo previsto y una revisión a la baja de sus previsiones, afectada por la presión en márgenes, los inventarios y una demanda más débil.
- Target tampoco logró convencer.
- El giro llegó con Walmart: ventas comparables creciendo un 4,5% —muy por encima de lo esperado—, un avance digital notable y una mejora de previsiones por segunda vez en el año. La reacción fue inmediata, con la acción subiendo un 6,5% en la apertura.
Para un mercado pendiente del consumo antes de Acción de Gracias, el mensaje llegó en el momento perfecto.
En mitad de esta semana, Corea del Sur sumó un episodio sorprendente: la salida a bolsa de Pinkfong Company, la creadora del fenómeno global Baby Shark. El debut coincidió con un repunte del Kospi —uno de los índices más fuertes del año— y dejó una nota curiosa que ayudó a aliviar la tensión del mercado. No fueron pocos los gestores que confesaron que la pegadiza melodía volvió a sus cabezas, arrancando más de una sonrisa.
El contexto macro también acompañó. El informe laboral de septiembre mostró una creación de 119.000 empleos, con especial fortaleza en sanidad, restauración y servicios sociales. El ligero aumento de la tasa de paro hasta el 4,4% vino acompañado de un repunte en la participación laboral, lo que sugiere un enfriamiento ordenado más que un deterioro. Y con los salarios creciendo apenas un 0,2%, las presiones inflacionistas siguen bajo control.
Con este escenario, lo más probable es que la Reserva Federal mantenga un proceso gradual de bajadas de tipos hacia niveles neutrales a lo largo de 2026.
Ahora todas las miradas se dirigen al Black Friday y al Cyber Monday. Las cifras de ventas navideñas serán la pieza final antes del cierre del año y podrían reforzar —o poner en duda— el repunte de confianza reciente. Si los datos acompañan, el arranque de 2026 podría ser más estable de lo esperado, apoyado también por las aportaciones regulares a los planes 401(k) de los hogares estadounidenses, que todo indica podrían alcanzar nuevos máximos en los próximos meses.
Lo ocurrido estos días recuerda una lección básica: el mercado es volátil y una corrección técnica no siempre es un síntoma de un problema estructural. En entornos así, lo importante es mantener carteras diversificadas, alineadas con objetivos de largo plazo y alejadas de decisiones emocionales.
Ni el entusiasmo repentino ni el miedo exagerado suelen ser buenos aliados a la hora de gestionar el patrimonio.
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Director de Análisis