Un juez federal ha decidido que la demanda por derechos de autor contra más de 1.000 canciones de reguetón puede seguir su curso. La denuncia, que apunta a artistas como Bad Bunny, J Balvin, Daddy Yankee, Zion & Lennox, entre otros, alega que estos músicos infringieron el patrón de percusión de la canción «Fish Market» de 1989, creada por los productores jamaiquinos Cleveland “Clevie” Browne y el fallecido Wycliffe “Steely” Johnson. Esta decisión marca un punto crucial en el caso, que podría tener repercusiones significativas para la industria musical.
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El juez André Birotte Jr. rechazó la mayoría de las mociones para desestimar la demanda, afirmando que la denuncia de 228 páginas cumple con los requisitos procesales. La acusación detalla cómo el patrón de percusión de «Fish Market» fue utilizado sin crédito en numerosas canciones populares de reguetón, comenzando con el éxito de Shabba Ranks en 1990, «Dem Bow«. Ahora, el caso avanzará a la etapa de descubrimiento de pruebas, donde se investigarán más a fondo las alegaciones de infracción de derechos de autor.
Según un artículo de la revista Variety, la demanda incluye temas popularizados por artistas como Bad Bunny, J Balvin, Daddy Yankee y Zion & Lennox, entre otros. La demanda alega que estos artistas infringieron activamente el patrón de batería de «Fish Market«, descrito en el documento como «un bombo, caja y platillo programados tocando un patrón de un compás; instrumentos de percusión, incluyendo un pandero tocando durante todo el compás, un ‘tom’ sintetizado sonando en los tiempos uno y tres, y timbales que tocan un redoble al final de cada segundo compás e improvisación libre sobre el patrón durante toda la canción».
El documento judicial sigue una cronología detallada en la que establece que «Fish Market» fue popularizada por la estrella jamaiquina Shabba Ranks con el tema de 1990, «Dem Bow«, lo que motivó la creación del nombre del ritmo y del género. Esta canción se convirtió en un pilar fundamental del reguetón, influenciando a generaciones de artistas y productores. Sin embargo, los demandantes argumentan que no se ha dado el crédito correspondiente a los creadores originales del patrón rítmico.
El juez Birotte indicó que «el tribunal no está preparado en esta etapa para examinar la historia de los géneros de reguetón y dancehall y desglosar las características de los géneros para determinar si los elementos comunes entre las obras presuntamente infractoras y las obras sujetas son comunes y, por lo tanto, no protegibles, como cuestión de derecho». Esto significa que el tribunal no puede aún decidir si los elementos rítmicos en cuestión son de dominio público o si realmente constituyen una infracción de derechos de autor.
La casa productora Steely & Clevie Productions ha entablado la demanda contra más de 30 artistas, productores y sellos discográficos. Entre los acusados figuran Daddy Yankee, Karol G, Anuel AA, Luis Fonsi, entre otros. La demanda describe el ritmo «dembow» como un elemento esencial de sus composiciones y alega que su uso sin autorización constituye una violación de derechos de autor. Esta acción legal se ha consolidado en una sola demanda que incluye múltiples figuras prominentes del reguetón.
En respuesta a la demanda, algunos artistas del género urbano han expresado su desacuerdo. Alexio La Bruja, conocido por los sencillos «Tumba La Casa» y «Tara Tarara«, criticó la demanda afirmando que el «Fish Market» es un patrón rítmico de uso libre. Argumentó que el patrón rítmico es esencial para muchos géneros musicales y no debería ser propiedad exclusiva de una entidad. Esta controversia ha generado un debate sobre los límites de los derechos de autor en la música y la protección de los elementos fundamentales de los géneros musicales.
Este caso podría establecer precedentes importantes para futuras disputas sobre derechos de autor en la música. A medida que avanza el proceso judicial, tanto los artistas como la industria musical estarán atentos a las implicaciones legales y financieras que pueda tener este veredicto. La industria del reguetón, en particular, observa con gran interés cómo se desarrollará este caso y qué impacto tendrá en la producción y distribución de música en el futuro.
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- AUTOR: Ivanova Escobar
