Roberto Pato, memoria viva de EFE en cuya redacción y servicios gráficos trabajó más de cuatro décadas, ha visitado la Agencia para donar una ampliadora del siglo XIX, con la que él mismo, en los años 40 y 50, sacó copias de viejas placas fotográficas de cristal.
La máquina fue cedida en 2015 para su exhibición en el antiguo Museo-Casa de las Noticias y fue recolocada en un expositor destacado del corazón informativo de nuestro edificio sede.
Roberto, que cumplirá pronto 90 años, firmó, acompañado de su hija Ana, el documento de donación con el presidente, Miguel Ángel Oliver, y visitó después con él redacciones e instalaciones de la Casa.
En la vitrina del área de Documentación y Archivo Gráfico pudo ver cámaras y aparatos de laboratorio que él, su padre, Hermes, y su hermano, Jaime, utilizaron en su trabajo cotidiano en EFE.
La familia Pato dejó huella en la Agencia y Roberto recordó la famosa imagen del mendigo en la puerta del lujoso restaurante Lhardy de Madrid, tomada en 1940 por Hermes Pato, que se convirtió en un símbolo de la dura posguerra española.
Para obtenerla fue corriendo a buscar una cámara porque cuando se topó con el mendigo era uno de los raros días que no llevaba una encima.
Hermes cubrió como fotógrafo varias batallas de la Guerra Civil y trabajó en la Agencia desde su fundación en 1939. Fue uno de los redactores gráficos más destacados de la época y muchas de sus imágenes han pasado a la historia.
Su hijo reveló ahora un episodio de esa vida profesional poco conocido: el Papa Pío XII lo excomulgó por tomar una foto. Fue en 1950, durante la canonización en el Vaticano del padre Antonio María Claret, fundador de la orden de los Misioneros Claretianos. A la ceremonia acudió Carmen Polo, la esposa del general Francisco Franco, y Hermes la fotografió con el Papa.
A los asistentes de Pio XII les molestó que pudieran relacionarlo con la dictadura española, entonces aislada internacionalmente. Sin contemplaciones, echaron al fotógrafo a la calle y le comunicaron su excomunión.
Pero solo duró unas horas, recuerda su hijo. Intensas gestiones diplomáticas lograron que fuera levantado el anatema.
Con Hermes, que se jubiló en 1965, trabajó también en EFE su hijo Jaime, que rivalizaba mucho con el padre y jefe. Quería superarle y “no se llevaban del todo bien”, reconoce Roberto, hermano pequeño en esa saga.
Jaime consiguió el Premio Nacional de Fotografía en diciembre de 1959 con otra imagen histórica, la del abrazo en Madrid del presidente estadounidense Dwight Eisenhower con Franco, que marcó precisamente el fin del aislamiento de su régimen. Para conseguir una instantánea que dio la vuelta al mundo, el fotógrafo de EFE se salió de la tribuna de prensa donde estaban confinados más de doscientos periodistas y reporteros gráficos. Con la cámara disimulada entre la ropa y caminado junto a un alto funcionario amigo logró acercarse a los dos generales e inmortalizar su efusiva despedida.
Roberto Pato también tuvo su papel en aquella exclusiva. Era estudiante en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, en la que compartía pupitres con un futuro director de EFE, Carlos Mendo, y colaboraba ya en la Agencia. Ese día él fue el motorista que cruzó Madrid a toda velocidad para llevar a Gráfica el carrete de su hermano con las fotos de Eisenhower.
Entre sus labores periodísticas, que ejerció también en Radio Nacional y Radio Exterior de España, estaba hacer reseñas del Boletín Oficial del Estado para el teletipo en los años de expansión que vivió la Agencia con Manuel Fraga como ministro de Información y Turismo. Era la década de los sesenta, que el recuerda con pelos y señales.
Así como Ramón Serrano Suñer, el cuñado de Franco, fue el creador oficial de EFE, Manuel Fraga Iribarne es quien decide convertirla, tres décadas después, en una agencia internacional. Puso al frente de ella primero a Carlos Sentís y luego a Carlos Mendo, y con ambos se multiplicaron las corresponsalías en el exterior y a, partir de 1966, la publicación en Latinoamérica.
Entre otras resoluciones del BOE, Roberto Pato fue quien envió al teletipo una que afectaba directamente a la Agencia, el contrato con UPI y Reuters
EFE tenía, desde su creación en 1939, el monopolio de la distribución de agencias extranjeras. Ningún medio español podía contratar sus servicios ni difundir sus noticias. Solo EFE. Y el Gobierno no parecía interesado en dar detalles de los entresijos del privilegio, que se mantuvo casi 40 años, hasta 1978. Ya en la España de la transición democrática, Luis María Anson renuncia a él.
En sus largos años en la Agencia, Roberto hizo todo tipo de labores periodísticas y fotográficas. Entre ellas, procesar negativos de cristal con ampliadoras como la que ahora ha donado, que los proyectaban horizontalmente sobre un soporte colocado en la pared.
Aún faltaba mucho para la llegada de Photoshop, pero en los años 40 también había que hacer retoques. La emulsión en la que se formaba la imagen sobre vidrio, propia del siglo XIX, era más delicada que la película de celuloide generalizada en el siglo XX. Y Roberto cubría las rayas y desperfectos de aquellos negativos, ya entonces históricos, con herramientas que muchos fotógrafos ahora ni se imaginarían: un pincel y tinta china.