En los últimos tiempos se ha extendido la idea de que el gluten es malo, algo que no es cierto al cien por cien. Es verdad que el gluten puede tener algunas consecuencias nocivas sobre el organismo, pero solo en el caso de personas con algún tipo de intolerancia, alergia o enfermedad celíaca.
El gluten es una proteína presente en algunos granos de cereal, y hay personas que no pueden tolerarla. Por tanto, deben sustituirla en su dieta por otra proteína que sí puedan digerir.
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¿De verdad es malo el gluten?
Al lavar con agua los granos de trigo, cebada, espelta, centeno, y otras variedades de cereal, se elimina el almidón presente de forma natural en los mismos. Esto deja al descubierto el gluten, que no es otra cosa que una proteína.
Las proteínas son unas moléculas complejas que cumplen una función esencial en la estructura, función y regulación de los diferentes tejidos y órganos que conforman el cuerpo. De tal modo, que el consumo de proteínas es esencial para la vida humana.
En el caso concreto del gluten, su presencia en nuestra alimentación se ha extendido con el paso de los años. No solo está presente en alimentos elaborados con harina de cereal como el pan o la pasta, también se utiliza en salsas, e incluso en el recubrimiento de medicinas debido a que es una proteína elástica y moldeable, que no pierde la forma.
Con el aumento de diagnósticos de celiaquía y otras sensibilidades, ha crecido una corriente “antigluten”. Hay personas que, sin tener ningún problema en su organismo para asimilar esta proteína, han decidido eliminarla de su dieta.
Quienes siguen esta forma de alimentación, argumentan que el cuerpo humano no ha conseguido adaptarse todavía a la ingesta de trigo y prefieren aprender cómo hacer pan sin gluten. Obvian, sin embargo, que este y otros cereales ricos en gluten se cultivan y consumen desde hace más de 20 000 años.
El hecho de que existan personas que no pueden consumir gluten porque este tiene efectos negativos sobre su organismo, no implica que el problema afecte a toda la población. Según la doctora Tishkoff, genetista de la Universidad de Pensilvania, si el consumo de trigo fuera tan malo, habría sido imposible su ingesta por miles de millones de personas a lo largo de miles de años.
Queda claro que, cuando se trata de argumentar por qué el gluten es malo, la supuesta falta de adaptación de nuestro organismo a este alimento no es una buena razón.
Todos los estudios (rigurosos y científicos) llevados a cabo sobre este tema, destacan que el gluten no es malo para quienes no tienen problemas para procesar esta proteína. Por tanto, se puede consumir sin miedo. Ahora bien, si aparecen molestias y síntomas como los que luego veremos, entonces hay que valorar hacerse unas pruebas para ver si existe algún tipo de intolerancia o sensibilidad hacia el gluten.
Qué problemas provoca el gluten
Cualquier alimento, y las proteínas que lo componen, son susceptibles de generar alergias, intolerancias o una especial sensibilidad. Se afirma que es malo el gluten porque en los últimos años ha aumentado la detección de casos de intolerancia, pero también hay un alto nivel de intolerancia a la lactosa, alergia a los frutos secos, alergia al pescado, etc., y no por eso afirmamos que estos alimentos son “malos”.
En este caso, es importante que diferenciemos los problemas que el consumo de gluten puede causar en el organismo de ciertas personas.
Celiaquía
La celiaquía es una enfermedad autoinmune crónica. Provoca que el sistema inmunológico ataque el revestimiento del intestino delgado cuando una persona ingiere gluten. Por error, el cuerpo cree que esta proteína es algo nocivo y, cuando detecta su presencia, la ataca.
Si una persona con enfermedad celíaca consume gluten, la respuesta autoinmune de su cuerpo daña las vellosidades intestinales. Estas son unas pequeñas estructuras que están en el intestino delgado y se encargan de la absorción de nutrientes. Con el paso del tiempo, ese ataque constante a las vellosidades intestinales acaba generando diferentes síntomas gastrointestinales como dolor abdominal o estreñimiento.
Dado que los daños en el organismo se provocan poco a poco, es posible que el diagnóstico tarde en llegar y no se produzca hasta la edad adulta.
Se trata de una de las enfermedades con predisposición genética más frecuentes. Se estima que tanto en Europa como en Norteamérica afecta a 1 de cada 100 personas, y la única solución para ella es seguir una dieta totalmente libre de gluten de por vida. Esto permite que el intestino delgado se recupere y previene los síntomas asociados a esta condición médica.
Alergia a cereales que contienen gluten
De lo que estamos viendo se desprende que el gluten es bueno o malo en función de cómo reacciona el organismo ante él.
Hay personas que, sin ser celíacas, son alérgicas a los cereales que contienen gluten. Es el caso del trigo, la cebada, el centeno, e incluso la avena.
Este trastorno implica que el sistema inmunológico reacciona de una forma exagerada cuando detecta la presencia de gluten. Da lugar a una respuesta alérgica que puede cursar con síntomas desde leves hasta graves: urticaria, picazón, hinchazón de la cara, dificultad para respirar, vómitos, y hasta anafilaxia en los casos más extremos.
Si una persona celíaca consume gluten, va causando daños a su intestino delgado poco a poco. Pero en el caso de un alérgico a los cereales con gluten, el consumo puede llegar a causar la muerte de forma inmediata.
El tratamiento en estos casos pasa por evitar absolutamente cualquier alimento que contenga o haya estado expuesto, aunque sea de forma accidental, a esta proteína.
Sensibilidad al gluten no celíaca
Esta denominación hace referencia a la intolerancia al gluten, una condición en la que las personas que la padecen experimentan molestias gastrointestinales y/o síntomas extraintestinales de mayor o menor gravedad tras consumir productos con gluten.
La intolerancia al gluten no produce un daño en el revestimiento del intestino delgado, como ocurre con la celiaquía. Tampoco produce una respuesta alérgica inmediata como en el caso de la alergia a los cereales que contienen gluten.
Los síntomas pueden ser malestar abdominal, hinchazón, diarrea, dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares y articulares, y sensación de neblina mental, entre otros.
No se conoce la causa exacta de la intolerancia al gluten no celíaca, pero se estima que afecta a un 6 % de la población y es más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. El tratamiento, como en los casos anteriores, pasa por seguir una dieta libre de gluten.
Cómo saber si tengo problemas con el gluten
El gluten es malo para quienes padecen celiaquía, alergia o intolerancia a esta proteína. Pero ¿cómo saber si se padece alguna de estas condiciones médicas?
Si estás sufriendo un malestar y empiezas a ser consciente de que este se agrava cuando consumes productos con gluten, presta atención a estos síntomas.
Síntomas gastrointestinales
- Dolor persistente en la zona abdominal.
- Diarreas frecuentes.
- Episodios frecuentes de estreñimiento.
- Náuseas y vómitos.
- Hinchazón abdominal.
- Cambios en los hábitos intestinales.
- Gases.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Fatiga.
- Dolores musculares y articulares.
- Erupciones cutáneas.
- Problemas para concentrarse.
- Confusión.
- Adormecimiento y dolor de las extremidades.
Atendiendo únicamente a los síntomas es difícil diagnosticar si existe celiaquía, intolerancia o alergia. Por eso, es imprescindible ponerse en manos de un especialista que realice las pruebas pertinentes. Estas suelen incluir:
- Estudio genético a través de un análisis de sangre o muestra de saliva para comprobar si hay genes que se asocian con la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten.
- Estudio inmunológico para detectar si existen anticuerpos que reaccionan contra el gluten.
- Pruebas cutáneas. Se realizan en el antebrazo, aplicando una gota de alérgenos. En 15 minutos se puede saber si hay alergia al gluten.
- Endoscopia intestinal. Su objetivo es comprobar si hay daños en el intestino delgado, lo que sería prueba de una enfermedad celíaca.
Mitos sobre el gluten
Ahora ya sabemos por qué es malo el gluten para algunas personas, porque desencadena una reacción anormal en su organismo y desata una serie de síntomas que afectan a la salud.
Como decíamos antes, si no tienes síntomas como los que hemos señalado, no tienes que tenerle “miedo” a esta proteína. Es hora de que te olvides de algunos mitos que se han popularizado en los últimos años.
El gluten es malo para todos
Nada de eso, si no eres celíaco, intolerante o alérgico, puedes consumirlo sin ningún problema. De hecho, la mayor parte de la población puede consumir esta proteína sin que suponga un riesgo para su salud.
Eliminar el gluten de la dieta ayuda a adelgazar
Se ha llegado a decir que el gluten es malo para conservar o llegar a un peso adecuado. Nada de eso, consumir o no consumir gluten no tiene nada que ver con tu peso.
Es más, hay alimentos libres de gluten que tienen un alto contenido en calorías y azúcares y te harán subir de peso más que alimentos que tienen gluten.
Los productos sin gluten son más saludables
El hecho de que los alimentos libres de gluten lo destaquen en sus etiquetas, ha confundido a los consumidores. La información va destinada a quienes tienen problemas para procesar esta proteína, no se trata de que ese producto sea más sano que uno que sí contiene gluten.
Lo que nos debe quedar claro es que el gluten es malo solo para quienes tienen algún problema en su organismo que les impide tolerar esta proteína. En el resto de los casos, es posible su consumo con total normalidad dentro de una dieta sana y equilibrada.