Los videojuegos son los reyes absolutos del entretenimiento, con valores de producción que rivalizan actualmente con los de películas y series de televisión de gran presupuesto. A menudo, buscamos adquirir nuestros juegos favoritos a través de tiendas físicas o plataformas digitales, sin embargo, hay un método que está cogiendo cada vez más fuerza: los videojuegos bajo demanda.
El formato de suscripción no es nada nuevo, pues ya está firmemente asentado en el sector de la música, el cine y las series. No obstante, durante los últimos años, ha ganado una considerable tracción en el sector del gaming con varios servicios de juegos bajo demanda como Xbox Game Pass, PS Plus o Ubisoft+. Este sistema parece dar muestra de convertirse en una parte integral de la industria, pero, ¿podemos afirmar sin errores que se impondrán completamente? Esta es una declaración que sin duda requiere un análisis más profundo.
¿Es sostenible el modelo de suscripción de videojuegos?
Los servicios de suscripción destacan por brindar a los jugadores la oportunidad de acceder a una amplia librería de títulos sin la necesidad de adquirirlos de forma individual. Esta característica resulta especialmente atractiva para los jugadores con presupuestos ajustados, que enfrentan limitaciones para comprar múltiples juegos a precio completo.
No obstante, aunque los servicios de suscripción pueden ofrecer un valor inicial atractivo, los costos a largo plazo pueden acumularse con el tiempo, especialmente si los suscriptores no están aprovechando el catálogo de juegos disponible. No solo eso, la falta de títulos exclusivos triple A (gran presupuesto), sobre todo si son de terceros, puede hacer que algunos jugadores opten por comprar juegos individualmente para acceder a experiencias únicas.
Si bien el modelo de suscripción ofrece beneficios significativos y ha demostrado ser exitoso para muchas empresas en la industria de los videojuegos, su sostenibilidad a largo plazo depende de la capacidad de los proveedores para ofrecer un valor convincente y diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo. Hoy en día, los modelos de suscripción van más encaminados a maximizar las ganancias de un estudio, sin perder de vista el modelo de compra físico o digital.
El formato físico sigue siendo un elemento estratégico
Rumores sobre que los principales fabricantes podrían haber iniciado el camino hace un formato solo digital llevan sonando hace tiempo. En agosto pasado se dijo que Xbox seguiría los pasos de PS5 al lanzar una Xbox Series en formato sólo digital. Incluso Sony estaría pensando en lanzar una PS5 Slim que prescindirá de lector de Blu-ray.
Esto ha hecho pensar a muchos jugadores que el final del formato físico está más cerca que nunca. Pero, ¿es así realmente? Según documentos filtrados en diciembre vía Reddit, vemos que el 60% de las ventas totales de algunos juegos desarrollados de forma exclusiva para PlayStation han sido en formato físico. No solo eso, también se puede ver cómo en juegos como Uncharted 4 o Death Stranding, auténticas puntas de lanza de la compañía, las ventas físicas suponen más del 80% en ambos casos.
La desaparición completa del formato físico en los videojuegos es una posibilidad, pero es difícil prever un momento específico en el que esto ocurra. Aunque la tendencia indica una preferencia creciente por los juegos digitales, todavía hay una parte significativa de consumidores que valora la propiedad física de los juegos, máxime si sumamos las ediciones coleccionistas. Como siempre, la decisión está en manos de los jugadores.
Sea cual sea el futuro de los videojuegos, lo importante siempre será el contenido. Desde luego, si la proyección es seguir potenciando el modelo de suscripción, los perdedores seremos los consumidores. Si dejamos en mano de un grupo selecto el poder para decidir qué entra en su plataforma y qué no, será mucho más difícil tener acceso a contenido de calidad. Desde una opinión cada vez más generalizada, el camino a seguir es hacia los juegos que van directos del desarrollador al propio jugador.