Eduardo Perero, director adjunto de Fundación CONAMA, se encuentra inmerso en los avances del próximo Congreso Nacional de Medio Ambiente, que se celebrará a finales de año. Comparte con nosotros en esta entrevista las aspiraciones para esta nueva edición y algunos temas clave a abordar en esta cita. Además, reflexiona sobre los grandes desafíos ambientales y sobre los retos en el sector de la gestión de residuos.
Este año celebramos una nueva edición del Congreso Nacional del Medio Ambiente. ¿Alguna novedad que pueda desvelar? ¿Cuáles son las aspiraciones para esta nueva edición?
Estamos en un momento clave para las políticas ambientales. Tenemos conocimiento, tecnología, legislación e incluso financiación disponible para la transición ecológica y, sin embargo, no se avanza lo suficiente hacia los objetivos marcados.
En la preparación de Conama hicimos un estudio de la opinión de los profesionales sobre las prioridades de las políticas ambientales en España. El informe Barómetro Conama, refleja que existen una serie de “nudos” o dificultades a los que nos tenemos que enfrentar. Esta edición de Conama prestará una especial atención a proponer soluciones desde el ámbito profesional para seguir avanzando en la transición ecológica, donde además cada vez más se suman más agentes e implica a más parte de la sociedad.
Conama es ya una cita consolidada en materia de medio ambiente y sostenibilidad, ¿cómo valora su evolución a lo largo de los años y qué cree que ha sido lo más importante para lograr posicionar este encuentro ambiental?
A lo largo de los años, Conama ha evolucionado significativamente, adaptándose a los nuevos desafíos ambientales y las demandas de los participantes.
Pero lo esencial de Conama es la participación. La capacidad para reunir a una amplia gama de actores, desde el sector público y privado hasta la sociedad civil, ha sido crucial para su éxito. Este enfoque multisectorial y multi-agente permite abordar los problemas ambientales desde diferentes perspectivas y proponer soluciones integradas.
Para mantener esta convocatoria es necesario ofrecer contenidos de alta calidad y relevancia. Conama destaca por su diversidad temática, abordando tanto cuestiones locales como globales, conectando sectores y ofreciendo una plataforma para discutir temas emergentes.
El Congreso aborda hasta nueve ejes temáticos relacionados con el medio ambiente, pero, si tuviera que elegir uno, ¿cuál es para usted el gran desafío ambiental?
Los profesionales que han participado en el Barómetro Conama reconocen que el cambio climático es el mayor desafío ambiental de nuestro tiempo, pero reivindican que la conservación y la restauración de la naturaleza reciba la misma atención y que la adaptación al cambio climático sea una prioridad absoluta para evitar costes crecientes e inasumibles.
En mi opinión, a esto hay que sumar el objetivo de reducir drásticamente nuestra huella material, apostando por una verdadera economía circular. Y no olvidar la lucha contra la contaminación, un problema de primer orden si hablamos de salud.
Por eso, el gran desafío ambiental es conseguir avanzar de forma conjunta y coherente en los objetivos climáticos, de biodiversidad, de adaptación, de circularidad y de calidad ambiental. Buscar nuevos equilibrios en el desarrollo sin olvidar la parte social, implicar a todas las partes de la forma más adecuada y sin dejar a nadie atrás.
Acaba de publicarse el informe Políticas para la Transición Ecológica. La Visión Profesional impulsado por Fundación Conama. ¿Nos da un titular de lo que concluye este estudio?
Un titular que no suele salir en los papeles, pero que es compartido de manera generalizada en el ámbito profesional: Para garantizar la efectividad de las políticas ambientales, necesitamos un sistema robusto de vigilancia, inspección y sanción que asegure el cumplimiento de la normativa y simplifique los procesos administrativos.
Otro de los aspectos que nos ha llamado la atención, es que los profesionales valoran muy positivamente los planes estratégicos (estrategias, planes, programas, hojas de ruta, etc.) que consideran no sólo necesarios y útiles, y por ello reclaman tanto un seguimiento del cumplimiento de las medidas como una evaluación de dichos instrumentos y, en general de las políticas públicas. La cultura de la evaluación de las políticas públicas en España aún no está implantada y es cada vez más necesaria para lograr avances reales.
Si hablamos de avances, ¿qué proyecto o política ambiental destacaría de las impulsadas en España y Europa?
Creo que aún no apreciamos lo suficiente lo que el Pacto Verde europeo representa, no sólo es el compromiso de los estados de la UE para lograr la neutralidad climática en 2050, sino que ha desarrollado un paquete de políticas de manera integrada e interconectada en materia de clima, energía, biodiversidad, agricultura, contaminación, industrialización, etc. Aunque algunas de estas medidas han sido controvertidas, también han están creando oportunidades de competitividad para muchas empresas y reducir riesgos futuros. Aún estamos esperando ver los efectos completos de estas políticas, ya que su implementación sigue en curso y requiere aún de tiempo para su implantación, pero generará un cambio relevante para nuestro futuro.
En materia de gestión de residuos, ¿cuáles deben ser las claves de la adaptación a las nuevas normativas?
La normativa es imprescindible pero no suficiente. La normativa establece las reglas del juego, los derechos y responsabilidades y. por tanto, asigna los roles que cada agente debe ejercer, entre otros aspectos de importancia. No obstante, eso no garantiza su funcionamiento.
Cuando una nueva normativa se pone en marcha, especialmente cuando implica nuevas obligaciones, nuevos instrumentos, nuevas figuras, etc., ayuda enormemente cuando la administración ejerza un rol activo de información y diálogo continuado con los agentes implicados para identificar posibles deficiencias, necesidades, incompatibilidades, etc., que requieran medidas de corrección, adaptación o prevención. Esto no quiere decir que implique rebajar la ambición del espíritu de la normativa, pero debe facilitarse su aplicabilidad lo más posible.
Además, debe establecerse un adecuado sistema de vigilancia e inspección que permita garantizar los derechos de aquellos actores que sí cumplen con la normativa y evitar la competencia desleal.
Finalmente, me gustaría resaltar otro aspecto clave que es el fomento de la corresponsabilidad. Todos los actores implicados son interdependientes y si queremos lograr los objetivos todos deben cumplir sus responsabilidades. No obstante, por distintas razones, algunos actores no pueden hacerlo por sí mismo y requieren que otros actores, en un ejercicio de corresponsabilidad, ayuden a otros a cumplir con sus obligaciones.
En residuos existe un ejemplo claro con las entidades locales. La mayor parte de los ayuntamientos en España, muchos de ellos de baja entidad de población, van a requerir de la ayuda activa de comunidades autónomas y del Estado para poder cumplir con las numerosas obligaciones y objetivos que el marco normativo le ha asignado. Solas no podrán hacerlo.
Sobre sensibilización, desde Repacar trabajamos para que los residuos se conciban como nuevos recursos, en aras de consolidar la circularidad de los materiales. ¿Considera que hay mayor conciencia social en materia de reciclaje?
Creo que todos intuimos que estamos llegando a un umbral en el nivel de concienciación en materia de residuos. No estamos logrando incorporar fácilmente a nuevos sectores de población, y nos cuesta más convencer a los que aún no están convencidos. Sin desdeñar todo el esfuerzo y la labor de dura concienciación que se ha hecho hasta el momento, esta situación nos tiene que llevar a reflexionar que no sólo hay que invertir en mayor conciencia social, que hay que hacerlo, sino que también hay que cambiar la forma de hacerlo. Hay que trabajar muchos aspectos, sobre los mensajes, los canales, los códigos, cómo combatir el ruido, etc. pero también cómo recobrar la credibilidad, hacer más visible la labor en la gestión de residuos, cómo hacer más accesible la información, cómo repercute y afecta una buena y una mala gestión de residuos a la sociedad, etc.