Tres de las medidas básicas para mantener la dentadura, las encías y la boca en buen estado y prevenir la caries dental y las enfermedades de las encías son el cepillado de dientes correcto, el uso de flúor y revisiones periódicas por el dentista.
Cepillado correcto
Un cepillo adecuado. El cepillo de dientes es una herramienta absolutamente fundamental en la salud dental. Sus características deben ajustarse a diversas circunstancias de su propietario: edad, destreza manual, si lleva implantes o aparato de ortodoncia, y un largo etcétera. Su duración, además, es limitada, a los tres o cuatro meses debe ser sustituido para mantener una óptima higiene bucal.
En primer lugar, el cepillo de dientes debe ajustarse a la edad. El cepillo de los más pequeños debe contar con un mango más grueso para facilitar su manejo. El cabezal, por su parte, también será mas pequeño, adecuado al tamaño de la boca y de los dientes de los niños.
También la destreza es importante: no es lo mismo la habilidad de un joven o adulto, que la que pueda tener una persona discapacitada o una persona mayor que tenga dificultad por alguna dolencia o, simplemente, debido a su edad.
Llevar prótesis o aparatos de ortodoncia, también influye a la hora de elegir el cepillo de dientes, pero no hay problema, ya que disponemos de un sinfín de modelos que facilitan la labor de cepillar prótesis completas o parciales, así como puentes convencionales, aparatos de ortodoncia, etcétera. En definitiva, siempre hay un cepillo para cada necesidad.
Los cepillos eléctricos, son igual de efectivos que los manuales y, además, facilitan la labor. Son muy recomendables para las personas que no pueden cepillarse solas por ejemplo, algunos ancianos y discapacitados. Lo importante es cepillarse bien. Por eso son utiles tambien en aquellas personas que siguen sin hacerlo correctamente después de haberles enseñado el uso adecuado del cepillo manual.
Otro aspecto importante es la necesidad de estrenar un cepillo más o menos cada tres o cuatro meses, “el tiempo que tardan en abrirse las cerdas del cepillo”. Si se abren mucho antes, puede ser que el cepillo no sea de buena calidad o que la forma de cepillado es excesivamente agresiva, con el consiguiente daño para nuestros dientes.
Cepillarse después de cada comida. La frecuencia de cepillado es, por supuesto, fundamental. Conviene llevar a cabo una limpieza bucal tras las comidas. Los profesionales, además, insisten en la importancia del cepillado después de cenar o antes de acostarse, es fundamental, porque durante la noche hay una disminución de la secreción de saliva y es el momento mas peligroso para la aparición de caries.