El nacimiento es una experiencia extremadamente intensa a nivel emocional, y la forma en que se desarrolle el parto puede dejar improntas significativas, heridas emocionales o incluso traumas profundos en la persona. No es lo mismo venir al mundo en un espacio de seguridad y protección que hacerlo en medio del peligro y el dolor.
Según Marc Fréchet, todo hijo es una idea preconcebida antes de nacer. Las madres, durante la gestación, y los padres, así como las parejas, imaginan, anhelan, desean y proyectan sobre sus futuros hijos una serie de expectativas, sueños y deseos, algunos conscientes y otros inconscientes.
En este artículo hablaremos sobre la implicación emocional en la madre y el bebé el parto y el nacimiento, además de cómo acompañar en consulta las heridas del parto y el nacimiento.
Índice
La importancia del vínculo emocional durante el embarazo y el parto: ¿cómo nos vinculamos con el bebé?
Durante el embarazo, a lo largo de los tres trimestres, se produce un proceso profundo de vinculación entre la madre y el bebé. La conexión se va forjando poco a poco, a través de las experiencias cotidianas, los movimientos del bebé y las interacciones emocionales que se desarrollan en este tiempo. Cada etapa del embarazo es crucial y puede influir significativamente en el bienestar emocional de la madre y del bebé.
La forma en que se lleva a cabo el parto también tiene un impacto enorme para ambos. Un parto humanizado y respetado, donde se prioricen las necesidades y deseos de la madre, puede fomentar una experiencia positiva y fortalecer el vínculo entre madre e hijo. Por el contrario, un parto traumático, donde la madre no se sienta segura o respetada, puede generar heridas emocionales duraderas tanto en la madre como en el bebé.
Es importante considerar que las experiencias de nacimiento no solo afectan a la madre y al bebé, sino que también tienen un impacto en la dinámica familiar en su totalidad. Las parejas y los familiares cercanos también viven este proceso y sus expectativas y emociones juegan un papel importante en la forma en que se vive el nacimiento de una nueva vida.
El nacimiento es un momento cargado de emociones y significados, y su impacto puede ser profundo y duradero. Por ello, es fundamental brindar apoyo emocional y físico a las madres y a sus familias, para asegurar que esta experiencia sea lo más positiva y enriquecedora posible.
El nacimiento: cómo el parto afecta el bienestar emocional
El nacimiento es la primera experiencia de autonomía para cualquier persona. La forma de nacer y las primeras experiencias de vida tienen una influencia profunda en nuestro desarrollo posterior. Inicialmente, este impacto se observa en la relación entre la madre y el bebé, donde los primeros momentos de vida crean vínculos que pueden influir en la seguridad y bienestar emocional del recién nacido.
A medida que la persona crece y enfrenta diferentes etapas de la vida, como la juventud y la adolescencia, la capacidad para materializar proyectos y alcanzar metas puede verse afectada por esas primeras experiencias. En momentos donde la persona encuentra dificultades para concretar sus aspiraciones, es útil reflexionar sobre cómo fue su llegada al mundo. Las improntas o experiencias dolorosas del nacimiento pueden dejar heridas emocionales que influyen en la capacidad de la persona para enfrentar y superar desafíos en la vida.
Por ejemplo, situaciones como una madre que sufre una hemorragia durante el parto, un parto doloroso o las prácticas de separación entre madre y bebé, como el uso de incubadoras, pueden crear una desconexión inicial. Esta separación temprana, como mencionaba Bert Hellinger con el término “movimiento amoroso interrumpido“, puede dejar una huella profunda en la vinculación emocional entre madre e hijo. Esta interrupción en el vínculo amoroso y de seguridad puede tener repercusiones a largo plazo en la capacidad de la persona para confiar y establecer relaciones saludables.
El movimiento y la llegada a la vida no solo afectan a la madre y al bebé en esos momentos iniciales, sino que también tienen un impacto duradero en la forma en que la persona enfrenta la vida. Si durante el nacimiento y los primeros momentos de vida hubo algún tipo de interrupción o trauma, estos pueden manifestarse en forma de inseguridades, dificultades para concretar proyectos o problemas en las relaciones interpersonales.
El parto y el nacimiento desde la perspectiva del bebé
El parto y el nacimiento, igual que para la madre, es para el bebé una experiencia de gran intensidad emocional. Vamos a situarnos en la piel del bebé, en lo que supone para él la vivencia de su nacimiento. Siempre teniendo en cuenta que el bebé intrauterino y hasta los dos años de edad tiene una percepción puramente emocional. Eso significa que transforma cualquier vivencia en emoción, en sentimiento propio.
A los más o menos nueve meses de gestación, el bebé intrauterino sabe, siente, intuye que algo va a empezar a cambiar para él. Se ha ido colocando en posición, su cabeza presiona sobre la pelvis de su madre y finalmente empiezan las contracciones que le empujan y lo impelen a abrirse camino por el canal de parto.
No olvidemos que el bebé sigue en simbiosis total con su madre. Todos los pensamientos, sensaciones y emociones de ella los percibe y hace suyos. A ellos se une su propia vivencia del largo camino que recorre hasta la luz del mundo exterior. El bebé ha de avanzar durante horas milímetro a milímetro, abriéndose camino con su cabeza, rotando su cuerpo, recibiendo en él toda la fuerza de las contracciones. Todo un reto para su delicado cuerpo.
Se dice que un adulto situado en una situación equivalente de exigencia física y ambiental no sobreviviría a la experiencia. De nuevo, la naturaleza aporta los ingredientes necesarios para ayudar al bebé a superar tal esfuerzo: un cuerpo increíblemente flexible, una fisiología al servicio del proceso (incluida la segregación de endorfinas), una determinación incansable en alcanzar su objetivo y una capacidad mental y emocional a prueba de bombas.
El impacto de los diferentes tipos de parto en la salud emocional
Marc Fréchet habló sobre la influencia de la gestación y el tipo de parto en la determinación del proyecto de vida de cada persona. Vemos aquí la influencia emocional de algunas formas de nacer.
Tipos de parto y sus influencias
- Parto rápido: Se da a luz a una persona con mucha prisa por vivir.
- Parto retenido: Provoca que sientas que todo te cuesta, te sientes inseguro y piensas que no puedes llegar a donde tú quieres.
- Parto prematuro: Crean la sensación de necesidad inmediata. Es un conflicto de doble separación, y en la adultez, estas personas son inmaduras en el momento de relacionarse.
- Parto inducido: Estas personas pueden sentir dificultades para iniciar proyectos por sí mismas.
- Parto bloqueado: Vienen con dificultades de la madre que implican al bebé. Están en sintonía con los miedos y/o conflictos de la madre.
- Parto instrumentado (fórceps o ventosas): Significan que para nacer “necesito ayuda”, y eso se traduce en dificultad para terminar las cosas. Temen al dolor, les gusta llevar el control, no soportan que otro lo haga, y pueden temer al contacto.
- Parto por cesárea o cesárea programada: El bebé puede sentir el síndrome de interrupción y se siente desviado de su dirección.
- Circulares del cordón umbilical: Puede haber en el inconsciente memorias de ahogos o de estrangulamientos. El sentir es que vivir es peligroso.
Cómo acompañar las heridas emocionales del parto y nacimiento en consulta
Cuando acompañamos en consulta es fundamental prestar atención a la experiencia del parto, el nacimiento y los primeros momentos de vida, resignificando la experiencia de un entorno de apoyo y amor tanto para la madre como para el bebé.
Entender y abordar estas experiencias puede ser clave para sanar heridas emocionales y mejorar el bienestar a lo largo de la vida. La conexión y el apoyo en esos momentos críticos pueden ayudar a cimentar una base emocional sólida, permitiendo a la persona enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia y seguridad.
En consulta, cuando las personas hablan de dificultades en el vínculo con la madre, problemas para relacionarse, o sentimientos de procrastinación y la sensación de que todo les cuesta mucho, suelo reservar una sesión específica para abordar estas experiencias. Estas personas a menudo mencionan que les resulta difícil iniciar algo nuevo, como cambiar de trabajo o involucrarse en nuevos proyectos.
Para ayudar a superar estos obstáculos, utilizo una técnica de Descodificación Biológica llamada “renacimiento”, que consiste en acompañar al consultante a reconectar con sus memorias intrauterinas y a revivir su experiencia de nacimiento. Este proceso permite liberar traumas y sanar heridas emocionales arraigadas desde los primeros momentos de vida. A través del renacimiento, se puede reconstruir una base emocional más sólida y fomentar una mayor resiliencia, permitiendo a la persona enfrentar los desafíos de la vida con mayor confianza y seguridad.
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