Los resultados de un estudio de investigación sobre salud mental y proceso migratorio liderado por Columbares analiza la calidad de vida y el bienestar de las personas migrantes. Así, el estudio refleja también que el 70% de este colectivo convive con un elevado índice de hacinamiento y un 11,8% manifiesta ideas suicidas después de haber migrado.
En un mundo cada vez más globalizado, donde las migraciones son parte esencial de nuestra realidad, es imprescindible reconocer que las personas migrantes con problemas de salud mental forman un colectivo de doble riesgo, vulnerable al estigma y a la exclusión social. Por ello, desde la ONG Columbares, que cuenta con más de 30 años de experiencia en la atención social a personas migrantes, se ha desarrollado el proyecto Migrants’ Health en colaboración con el grupo de investigación en cuidados avanzados de la Universidad de Murcia. Esta iniciativa, con ámbito de actuación estatal, tiene como objetivo analizar la realidad de los problemas de salud mental de las personas migrantes. El objetivo es buscar datos concretos sobre las diferentes características, aspectos y fases de los problemas asociados al proceso migratorio en España. Así, el 34,8% de las personas migrantes no ha recibido atención médica cuando la ha necesitado.
Así, después de un exhaustivo estudio de investigación desarrollado durante todo el año 2024, se presentan los hallazgos del análisis de 1.307 encuestas. En concreto se han llevado a cabo tres grupos focales y 25 entrevistas individuales que han generado los resultados que se muestran a continuación.
En la investigación ha participado un grupo heterogéneo compuesto por 741 mujeres y 611 hombres, con una edad media de 38,2 años. Los principales países de origen con mayor prevalencia son Marruecos 28,9%, Venezuela 10,1%, Ecuador 9,5%, Bolivia 6,2%, Colombia 5,6%, El Salvador 5,4%, Cuba 4,5% y Chile 4,6%. Los dos medios de transporte más usados para entrar al país son la embarcación (52,5%) y el avión (41,6%). Además, cabe destacar que el 77,3% de los y las participantes refieren que este es su primer intento migratorio.
De este modo, por comunidades autónomas, el mayor porcentaje de personas encuestadas son de la Región de Murcia (76,3%), seguido de Comunidad Valenciana (4,1%), Cataluña (2,4%) y Castilla-La Mancha, Andalucía y Madrid. (1,8%). Así, el 34,8% de las personas migrantes no ha recibido atención médica cuando la ha necesitado.
Condiciones de vida
La decisión de migrar surge inicialmente como una búsqueda de mejora en sus condiciones económicas, pero, con el tiempo, su prioridad pasa a ser encontrar un lugar en el que se sientan seguros y seguras y en el que puedan desarrollar sus proyectos para el futuro. La necesidad de escapar de un entorno sociocultural caracterizado por la desigualdad, la injusticia y la violencia es un sentimiento común entre todos ellos y ellas, especialmente entre las mujeres.
Gran parte de los y las participantes presentan un estatus migratorio regular (65%), pero hay que tener en cuenta que el tiempo medio entre la llegada a España y la obtención de la documentación legal administrativa tarda aproximadamente tres años. La principal barrera administrativa con la que se encuentran los y las participantes es la ausencia de trabajo legal. Pero, también, la regularidad administrativa de la vivienda, que es representada por el padrón.
En cuanto a las condiciones de vida todas las personas participantes describen dificultades en la adaptación, sobre todo al inicio de su llegada a España. La mayoría de estas familias (75,4%) viven en pisos y casas alquiladas y el 19,7% de las y los participantes indican estar muy satisfechos con las condiciones de las viviendas. Sin embargo, el 70% convive con un elevado índice de hacinamiento, y comparten habitación con más de dos personas. Así, el 34,8% de las personas migrantes no ha recibido atención médica cuando la ha necesitado.
Percepción de la salud
Los centros de salud públicos son la primera elección y puerta de entrada en el sistema sanitario para las personas participantes. Sin embargo, el 34,8% de ellas relatan no haber recibido atención médica cuando la necesitaban. Además, el 23,1% menciona no haber ido nunca a una consulta médica en España y el 22,2% admite haberse automedicado en los últimos seis meses. También el 38,3% refiere limitaciones por problemas de salud y el 9% reconoce haber sufrido algún accidente laboral.
Son de especial relevancia los múltiples relatos de dificultad para el acceso sanitario en el caso de los migrantes en situación administrativa irregular. El motivo es por no disponer de tarjeta sanitaria, solo pueden acceder al servicio de urgencias. Estos datos apuntan a la barrera administrativa en el acceso a los servicios de sanidad, contradiciendo la universalidad del sistema sanitario.
Así, los y las participantes expresan cómo el hecho de ser migrante influye o agrava su salud mental. Ellos y ellas viven el duelo migratorio de forma continua a lo largo de los años. Este problema se somatiza diariamente por el miedo inicial de emigrar, miedo a las mafias, miedo a morir lejos de los familiares, miedo a ser repatriado o repatriada y miedo a no superar esta etapa. De este modo, el duelo migratorio es vivido en todas las etapas del proceso y se evidencia de múltiples formas. Así, el 14,5% expresa que la vida no merece ser vivida, el 9% se siente inútil en ella, el 8% reconoce no tener esperanza de vivir y el 7% no se siente válido para nada.
El deterioro de la salud mental se refleja de manera más notable en las expresiones de algunos y algunas participantes quienes reportaron ideas suicidas (11,8%) y un deseo persistente de no vivir (3,8%). Al profundizar en la causa de estos sentimientos la justificación más mencionada es: sería la forma de acabar con todos los problemas. Los procesos de desplazamiento migratorio generan grandes afectaciones en la salud mental de la población migrante. Algunos ejemplos son la somatización de problemas, dolores físicos, trastornos del sueño, ansiedad, depresión, aislamiento, proceso de adaptación y falta de acceso sanitario. Las narrativas del estudio revelan una salud mental invisibilizada. El trauma de desplazamiento, el duelo migratorio y el síndrome del migrante son una constante entre los y las participantes.
Migración y vida laboral
Destaca la gran presencia de trabajadores y trabajadoras agrícolas en el estudio (40,2%) seguidos por personas desempleadas y sin actividad laboral en este momento (20,5%)
Una parte significativa de los trabajadores (32,2%) hace mención a que su actividad laboral es estresante y/o muy estresante. Además, no están satisfechos y satisfechas con la labor que realizan, describiendo diversas dificultades para el acceso al trabajo. Algunos ejemplos son la discriminación por la condición de migrante, la explotación, la precariedad laboral y el acoso sexual en el caso de las mujeres.
La narrativa de las personas entrevistadas sobre el trabajo y su influencia evidencia cómo la precariedad y explotación laboral afecta a la salud. Así, se generan en ellos y ellas trastornos musculoesqueléticos, especialmente problemas de espalda por la carga de peso o postura de trabajo. Otras de las afectaciones físicas que describen los migrantes son las enfermedades crónicas, el dolor y el cansancio.
Estos resultados son presentados en la Jornada de presentación y difusión de los resultados de la investigación sobre salud mental y proceso migratorio. Esta jornada está enmarcada dentro del proyecto Migrants’ Health subvencionado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Secretaría de Estado de Migraciones. Dirección General de Atención Humanitaria e Inclusión Social de la Inmigración y financiado por la Unión Europea. Programa Estatal de Inclusión social, Garantía Infantil y Lucha Contra la Pobreza (CCI 2021ES05SFPR003)