09 / noviembre / 2024 Sin Comentarios

«Nunca sabes qué puede llegar a esconder una persona ni qué puede llegar a hacer»

Durante una cena de detectives, uno de ellos es asesinado. Esta es la trama de ‘Uno de nosotros’. El truco para resolver el caso lo da el joven Rubén Castillo en su novela: “La gente que muestra menos motivos para matar suele ser la que mayor motivo tiene para hacerlo, pero que mejor lo esconde”

El lector sabe de antemano que durante una cena de un grupo de detectives habrá un crimen, pero tardas en servirles lo que esperan alternando escenas de este encuentro con casos del pasado. ¿Crees que la intriga es un plato que se cocina a fuego lento?

En la mayoría de libros de asesinatos el misterio principal, como es lógico, es descubrir al asesino. Quería añadir también la incógnita de quién sería el asesinado. Los diferentes casos, además de servir como pequeños retos al lector; quería que ayudaran a que se encariñase con los personajes para que le afectara más la muerte del hilo principal.

Películas, series, libros… ¿En qué te inspiraste para crear esta historia?

La forma en que los detectives resuelven los casos, reunidos con los sospechosos y exponiendo los motivos, me recuerda a los de Poirot en las novelas de Agatha Christie. Además, quería hacer algo diferente, como en mi libro favorito, ‘El asesinato de Roger Ackroyd’ de la misma autora.

En retrospectiva, creo que una serie de Galicia, de donde soy, llamada ‘O sabor das margaridas’, también tuvo su pizca de influencia. Seguro que bastantes obras, de forma inconsciente, me han servido un poco de inspiración; pero a la hora de escribir no busqué ninguna fuente en concreto.

¿Qué personaje es el que tiene más de ti?

Nunca me lo había preguntado, no los escribí para reflejarme en ellos ni nada por el estilo, por lo menos de manera consciente. Quizás el que más me gusta es Roi, pero no por nada en especial.

«En la mayoría de libros de asesinatos el misterio principal es descubrir al asesino. Yo quería añadir también la incógnita de quién sería el asesinado»

¿Alguien de tu entorno puede verse reflejado en alguno de tus detectives?

Espero que no porque todos acaban teniendo razones para ser sospechosos (risas). En cualquier caso, siempre hay algún detalle que puede verse en alguien conocido, pero no está hecho a propósito, supongo.

Desde el principio planteas la existencia del gran malvado: Serpiente. ¿Toda buena novela de intriga precisa de un gran villano?

La Serpiente era el final de los casos que separaban el hilo principal. Algo que obligase al grupo de protagonistas a trabajar juntos. Para mí, lo que diferencia a una buena novela es cómo los personajes grises, que tienen pizca de maldad, evolucionan a lo largo de la historia. En mi caso, podría parecer que los detectives son personajes blancos, buenos que van cambiando a grises hasta que uno de ellos, incluso, es totalmente negro y malvado.

Sitúas la trama en un lugar llamado Asterga en el que la corrupción campa a sus anchas y llega hasta la Policía. ¿Solo ficción o hay algo de una realidad que conoces bien?

Quería hacer que el grupo de detectives fuese tan brillante e inteligente en su campo que la mejor manera de demostrar que lo era pasaba por situarlo en un escenario propicio para ello. La gran mayoría de los escenarios son ficción, pero en un caso en particular me basé en un sitio concreto de Corcubión, mi pueblo; espero que los lectores de aquí lo sepan identificar.

Escribes en tu novela: “La gente que muestra menos motivos para matar suele ser la que mayor motivo tiene para hacerlo, pero que mejor lo esconde”. ¿Es tu experiencia como lector o tu guía para conducir a tu asesino?

Creo que a nadie le gusta parecer mala persona ni con los que le caen mal. Aunque les desees lo peor. Obviamente el libro es una exageración, por así decirlo, pero nunca sabes qué puede llegar a esconder una persona ni qué puede llegar a hacer.

«La manera de matar a la víctima fue lo primero en lo que pensé… Le di muchas vueltas una vez escrito, pero no llegué a cambiar gran cosa»

Sin desvelar quién es el asesinado, ¿te costó ‘matar’ al personaje?

En un sentido figurado no. Era el objetivo a matar desde el principio. En el sentido literal, la manera de matarlo fue también lo primero en lo que pensé antes de escribir nada del libro y he de reconocer que no me costó mucho desarrollarlo, pero lo leí muchas veces por si podía haber algún fallo en la lógica del proceso de asesinato. Le di muchas vueltas una vez escrito, pero no llegué a cambiar gran cosa.

¿Cuándo decidiste que tenías una historia que querías contar y que merecía la pena dar el salto a la autopublicación?

La historia fue un reto autoimpuesto, pues en la pandemia leía bastantes libros de este estilo que no me terminaban de gustar, ya sea porque era demasiado fácil adivinar quién era el asesino o resultaba imposible hacerlo porque el escritor escondía hasta el final las claves, que es lo que más me desagrada. Antes de empezar a trabajar me faltaba poco para acabarlo y, como sabía que iba tener menos tiempo para escribir, se lo presenté a mis padres para ver si merecía la pena acabarlo. A ellos, en especial a mi madre que es muy lectora, les gustó y me animaron a acabarlo y publicarlo; algo que no era mi objetivo en un principio.

¿Contento con el resultado?

La verdad es que sí, como no estaba escribiéndolo para publicarlo, todo lo que venga a partir de ahora es bueno.

¿Podemos esperar nuevas historias sobre este Grupo de Detectives o tienes algo diferente en mente?

La historia de este libro ya está cerrada y el grupo no tendrá nuevas tramas, pero quizá algún personaje de forma individual sí. Historias en mente siempre hay, pero quiero darle un buen tiempo a ver cómo acaba siendo recibido éste.