Qué ver y qué hacer en Estambul | Huakai

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Los 15 imprescindibles que ver y hacer en Estambul

Santa Sofía

Visitar Santa Sofía es como viajar en el tiempo. Este impresionante templo, que data del siglo VI, ha sido testigo de momentos clave de la historia global. ¿Sabías que empezó como basílica cristiana, luego fue convertida en mezquita y más tarde en museo? Desde 2020, volvió a ser mezquita, pero sigue siendo un lugar que no puedes perderte y debes ver en Estambul.

Al entrar, te impresionará su enorme sala principal, coronada por una cúpula de 55 metros de altura. Si te fijas bien, ¡parece que flota en el aire! Además, las columnas corintias, los detalles dorados y los mosaicos (aunque muchos ya no se ven) muestran por qué Santa Sofía es considerada una obra maestra del arte bizantino. Eso sí, prepárate para descalzarte antes de entrar, es parte de la experiencia y del turismo (responsable) que vas a llevar a cabo, ¿verdad?

Y ahora, el detalle curioso: si planeas visitarla, ten en cuenta que la entrada cuesta 25 euros. Sí, un poco más caro que un kebab, pero vamos, ¿qué es eso comparado con contemplar siglos de historia bajo una de las cúpulas más impresionantes del mundo? Además, te recomendamos ir temprano para evitar las largas colas.

Ah, y no te olvides de volver por la noche. Iluminada, Santa Sofía tiene una magia especial que hará que no te arrepientas de haberle dedicado un segundo vistazo.

Mezquita Azul

¿Sabías que para los turcos hay una mezquita más importante que Santa Sofía? Pues sí, y esta es la Mezquita Azul, la mezquita más importante de Estambul y, posiblemente de Turquía (por lo turcos). Sin embargo, elegir entre Santa Sofía y la Mezquita Azul en Estambul es como decidir entre papá o mamá, o incluso entre el Fenerbahçe y el Galatasaray: no hay respuesta correcta.

Construida a principios del siglo XVII por el sultán Ahmed I, esta mezquita es una de las más impresionantes del mundo. Su apodo no es casualidad: en el interior encontrarás más de 20.000 azulejos (de Iznik) pintados a mano, que llenan el espacio de un azul deslumbrante bajo la luz que entra por sus 260 ventanales.

Al cruzar la puerta descalzo, te sentirás diminuto frente a la inmensa cúpula central y los seis elegantes minaretes que desafiaron la tradición al igualar a los de la Meca (aunque luego añadieron un séptimo en la Meca para calmar las aguas).

Recuerda que, como en cualquier mezquita, hay normas: ropa adecuada (nada de shorts o camisetas de tirantes) y las mujeres deben cubrirse el cabello. Pero tranquilo, si no llevas pañuelo, suelen prestarte uno. ¡Así que no hay excusas para no entrar!

Un consejo: visítala tanto de día como de noche. Por la noche, la iluminación transforma la plaza de Sultanahmet en un lugar mágico, con Santa Sofía y la Mezquita Azul compitiendo por tu atención. Y sí, aunque Santa Sofía es impresionante, aquí no tendrás que pagar 25 euros. ¿Quién diría que algo tan majestuoso puede ser gratis?

Cisterna Basílica

¿Sabías que Estambul esconde un mundo bajo tierra? La Cisterna Basílica, conocida como el ‘Palacio Sumergido’, es uno de esos sitios que no te puedes perder si te preguntas qué ver en Estambul.

Construida en el siglo VI para almacenar agua, esta enorme cisterna está rodeada por sus 336 columnas, reflejadas en el agua que cubre el suelo. Es como entrar en una escena de película, aunque… ¡Literalmente! Aquí se rodaron escenas de “Desde Rusia con Amor” e “Inferno”, protagonizada por Tom Hanks.

Lo más curioso son las misteriosas cabezas de Medusa en dos columnas al fondo de la cisterna. Una está al revés y la otra de lado. Nadie sabe exactamente por qué, pero hay teorías de todo tipo, desde supersticiones hasta que simplemente fue un despiste al colocarlas.

La entrada cuesta alrededor de 15 euros, pero te aseguramos que merece la pena. El ambiente es único, con una iluminación modesta que resalta las columnas y el sonido del agua que te envuelve. Un consejo: lleva calzado cómodo, ya que el suelo puede estar un poco húmedo.

Así que, sí, la Cisterna Basílica es un imprescindible en la lista de qué ver en Estambul y una de esas experiencias que te harán sentir como en otro mundo, literalmente bajo tierra.

Palacio Topkapi

¿Te imaginas cómo vivían los sultanes otomanos? El Palacio Topkapi es la respuesta, y no exageramos al decir que este lugar es uno de los más fascinantes de qué ver en Estambul. Este Palacio fue el centro de poder del Imperio Otomano durante casi 400 años, ¡casi nada!

El palacio tiene de todo: patios con vistas impresionantes al Bósforo, colecciones de joyas y hasta reliquias religiosas como la espada del profeta Mahoma.

El precio de la entrada general ronda los 25 euros, pero el ‘consejo de oro’ es ir temprano. Así evitarás las multitudes y podrás recorrerlo con tranquilidad. Y no olvides tu cámara porque las vistas del Cuerno de Oro desde los jardines son espectaculares.

¡Se nos olvidaba! Después de explorar el palacio, puedes pasear por el cercano parque Gülhane, que era el jardín privado del sultán. Es el lugar perfecto para sentarte a descansar y reflexionar sobre todo lo que acabas de ver…

Gran Bazar de Estambul

¿Has leído alguna vez el cuento de ‘Las mil y una noches’? Pues si hay un lugar que te hará sentir dentro de este cuento, ese es el Gran Bazar de Estambul. Con más de 4.000 tiendas y 61 calles cubiertas, es uno de los mercados más grandes y antiguos del mundo.

Lo primero que notarás es la cantidad de colores, olores y sonidos que te rodean: desde alfombras turcas hasta especias exóticas, pasando por joyas, ropa y todo tipo de recuerdos. Pero lo mejor de todo son los vendedores, que te recibirán con una sonrisa y, por supuesto, con la oferta de “come here, my friend”. La verdad es que te ganan.

Aquí, el regateo es casi un deporte nacional. Así que, no tengas miedo de negociar el precio, es parte del juego, ¡siempre y cuando seas respetuoso! Y si estás buscando un souvenir único, el Gran Bazar es el lugar ideal. La experiencia de comprar aquí es más un viaje sensorial que una simple compra.

Y no olvides visitar las cafeterías escondidas entre las tiendas, donde podrás disfrutar de un buen té turco o café con un dulce típico como el baklava. Es la mejor forma de descansar entre compras y seguir explorando este laberinto de tiendas.

Mezquita de Solimán

Si te interesa la arquitectura impresionante, la Mezquita de Solimán no puede faltar en tu lista de qué ver en Estambul. Considerada una de las obras más monumentales del arquitecto Sinan (de hecho es la mezquita más grande de Estambul), esta mezquita fue construida en el siglo XVI por el sultán Solimán el Magnífico. La idea era crear un templo que rivalizara con la ilustre Santa Sofía, y vaya que lo consiguió.

Con sus enormes cúpulas y minaretes estéticos, la Mezquita de Solimán te invita a descubrir la grandeza de la época otomana. Su interior es igualmente impresionante: las paredes están decoradas con mármol, y las luces tenues que pasan por las ventanas crean una atmósfera perfecta para la meditación.

Ah, un dato curioso: la mezquita también alberga la tumba de Solimán el Magnífico y su esposa, Roxelana, lo que la convierte en un lugar aún más significativo. Además, al ser menos concurrida que otras mezquitas, puedes disfrutar de un ambiente más tranquilo.

La entrada es gratuita, pero recuerda respetar las horas de oración para no interferir con sus rituales. Y si te interesa la historia, detrás de la mezquita se encuentra el Museo de la Mezquita de Solimán. Este te dará todo el contexto que necesitas de su historia.

Puente Gálata

¿No te seduce la idea de cruzar un puente? Pues que sepas que el Puente de Gálata te debería dar curiosidad, ¡y mucha! Este puente no solo conecta dos de los barrios más famosos de la ciudad, sino que también te ofrece una vista impresionante del Cuerno de Oro y la silueta de la ciudad, con la Mezquita de Solimán y la Santa Sofía al fondo.

¿Ahora qué? ¿Seguimos?

Este puente de 500 metros de largo cruza el Cuerno de Oro y, aunque el puente actual es relativamente moderno ( inaugurado en 1994), la historia de los puentes de esta zona es aún más antigua. El primer puente de madera fue construido en 1845, y desde entonces, el Gálata ha sido testigo de siglos de transformaciones, cambios y, por supuesto, historias.

El puente en sí es un lugar lleno de vida. Por un lado, tienes los pescadores lanzando sus cañas, y por el otro, cafeterías y restaurantes donde puedes probar una deliciosa merienda mientras ves las embarcaciones en el Bósforo. Es un punto de encuentro popular tanto para turistas como para locales, y su ambiente siempre es animado.

El Puente Gálata no es solo un “medio de transporte” entre los dos lados de Estambul, este te permite sumergirte en el ritmo que tiene la ciudad. Además, si lo cruzas caminando, te llevará directamente al barrio de Karaköy, lleno de bares, tiendas y cafeterías famosas.

Crucero por el río Bósforo

¿Alguna vez te has imaginado cruzar de un continente a otro en apenas unos minutos? En Estambul, esto es posible gracias al río Bósforo. Y la mejor forma de experimentarlo es subiéndote a un crucero que te llevará a recorrer este estrecho que conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara.

Durante el recorrido, disfrutarás de unas vistas bárbaras: verás todo el horizonte de Estambul, con sus mezquitas y palacios, todo desde una lugar único. Imagina el Palacio de Dolmabahce, un gigantesco símbolo del poder otomano (que ahora te contaremos), asomando con su imponente fachada al lado del río, o la Torre de la Doncella (Kız Kulesi), esa pequeña torre que se alza en medio del Bósforo y que, según la leyenda, fue construida para proteger a una princesa de una profecía.

Lo bueno es que los cruceros por el Bósforo suelen ser bastante accesibles y ofrecen diferentes opciones: desde paseos cortos hasta recorridos más largos que te llevarán hasta el mar de Mármara.

Un consejito: si vas a hacer este paseo, trata de ir por la tarde, cuando el sol se pone y la ciudad se tiñe de tonos dorados.

Palacio Beylerbeyi

Si quieres seguir descubriendo la historia de Estambul, no puedes dejar de visitar el Palacio Beylerbeyi. Situado junto al Bósforo, este palacio fue la residencia de verano de los sultanes otomanos.

Construido en el siglo XIX, el palacio tiene una mezcla de arquitectura europea y otomana. Sus jardines, con vistas al estrecho, y sus salas llenas de mármol y candelabros dorados, te harán sentir como un sultán. El interior del palacio es impresionante: no sólo por su detallismo, sino por la sensación de poder que te desprende al entrar.

Lo que nos gusta de este palacio es su ubicación: está lo suficientemente apartado del ajetreo del centro de la ciudad para ofrecerte un poco de paz, pero sigue siendo un punto perfecto desde donde admirar el Bósforo.

Ah, y que sepas que la entrada no es tan cara como la de otros palacios, y el recorrido es bastante relajado. Así que, si te preguntas por qué este palacio debe estar en tu lista de qué ver en Estambul, es por su belleza, su historia y, sobre todo, por la paz que se respira en él.

Mihrimah Sultan Mosque

¿Sabías que una de las mezquitas más tranquilas y bonitas de Estambul es también una de las menos conocidas por los turistas? Hablamos de la Mihrimah Sultan Mosque, un tesoro escondido entre las joyas conocidas de la ciudad.

La mezquita fue construida en el siglo XVI (una de las más antiguas por lo tanto) por el famoso arquitecto Sinan, en honor a Mihrimah Sultan, la hija del sultán Solimán el Magnífico.

Si decides entrar, te sorprenderá la sencillez de su decoración, pero al mismo tiempo la elegancia que tiene. El interior está adornado con detalles geométricos y deslumbrantes azulejos, pero sin ser excesivo.

Además, la Mihrimah Sultan Mosque tiene una vista fantástica del Bósforo desde su patio, lo que la convierte en un lugar ideal para pasar un rato tranquilo. Y ya sabes lo mejor de todo: no suele haber multitudes, así que puedes disfrutarla en total calma.

La entrada es gratuita, pero asegúrate de vestir adecuadamente y respetar los horarios de oración. Al igual que otras mezquitas, tendrás que quitarte los zapatos y, si eres mujer, cubrirte la cabeza.

Plaza de Taksim

Si estás buscando un lugar que capture la esencia de qué ver en Estambul, la Plaza de Taksim es sin duda uno de los lugares más emblemáticos. Es el centro neurálgico de la ciudad, un sitio donde se juntan locales y turistas, y donde siempre hay algo que ver o hacer. Vaya, que es como el Times Square de Nueva York, pero con esencia otomana.

La plaza es famosa por su gran obelisco y por estar rodeada de restaurantes, tiendas, cafeterías y, por supuesto, de un montón de gente.

Desde Taksim, puedes acceder a la Avenida Istiklal, una de las calles más famosas de la ciudad, que es perfecta para pasear, ir de compras o disfrutar de la gastronomía local. La Plaza también es un punto de conexión clave con el transporte público, lo que la convierte en un lugar perfecto para seguir tu aventura por Estambul.

Paseo por la calle que nunca duerme: avenida Istiklal Caddesi

¿Estás buscando la zona más animada de Estambul? La Avenida Istiklal Caddesi es el lugar donde todo ocurre. Es una de las calles más famosas y concurridas de la ciudad, un ajetreo constante de turistas, locales, músicos callejeros, tiendas, y restaurantes. Si te preguntas qué ver en Estambul, esta calle debe ser parte de tu lista.

Imagina una calle peatonal de casi 1,5 kilómetros de largo, llena de arquitectura histórica y tiendas de todo tipo. Desde su inicio en la Plaza Taksim hasta el puerto de Gálata, esta avenida está llena de vida a cualquier hora del día, pero es por la noche cuando se pone intensa la cosa. Las luces brillan, los sonidos del barullo se mezclan con la música y los aromas de la comida callejera te rodean.

A lo largo de Istiklal, puedes hacer una parada en una de sus muchas cafeterías para disfrutar de un kahve (café turco), o probar un kebab o un baklava. Además, no te pierdas el famoso tranvía rojo, que hace su recorrido a lo largo de la calle. ¡Es una de las fotos más típicas de Estambul!

Lo mejor de todo es que nunca te aburrirás. Cada vez que recorras la Avenida Istiklal Caddesi, encontrarás algo nuevo. Siempre hay algo por descubrir.

Palacio Dolmabahce

Si te preguntas qué ver en Estambul, no puedes perderte el Palacio Dolmabahce, un lugar donde el lujo y la historia van de la mano. Este palacio, construido en el siglo XIX por los sultanes otomanos, es lo más parecido a una «versión otomana de Versalles«, pero con un toque de extravagancia aún mayor.

Al navegar por el Bósforo, lo verás asomándose, con su arquitectura barroca y neoclásica que no corresponden con las normas del imperio otomano. ¿Sabías que en este palacio vivió el último sultán otomano? Y no solo eso, aquí fue donde Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la m

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David Sánchez