Oviedo, la ciudad de cuento de hadas

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Su gastronomía es única y enamora. Producto natural, elaboración exquisita y seductora

Oviedo es una ciudad que atrapa. Seductora por sus colores, sus aromas y sus sabores. Ciudad ordenada, limpia, civilizada, verde, silenciosa. No en balde, el gran cineasta Woody Allen la describió con dosis de sabiduría cargada de realismo: «Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera… Oviedo es como un cuento de hadas». Difícil de mejorar. Imposible de copiar.

Qué ver y hacer en Oviedo

Los orígenes de una ciudad diferente

La capital del Principado de Asturias es capaz de despertar exultantes piropos. El arquitecto Norman Foster construyó esta enigmática frase: «Las ciudades del futuro serán densas y compactas, como Oviedo». Ciudad habitable y humana, amistosa donde prima la vida y la cercanía. La historia de esta ciudad arranca en el casco histórico, constituido por nobles y severos edificios que se extienden alrededor de la Catedral del Salvador, joya gótica y centro de peregrinación, donde arranca el Camino Primitivo de Santiago que el Rey Alfonso II el Casto dijo aquello «Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y no al Señor».

La almendra medieval se extiende entre callejuelas y recoletas plazas, repletas de tiendas de souvenirs que desembocan en el Mercado del Fontán, elegante y sobrio, una estructura de hierro y vidrio que almacena sabrosos tesoros gustativos en forma de carnes y pescados, cromáticas frutas, primorosas verduras y olorosos quesos. Paraíso de la naturaleza, con sabor a Asturias. Conventos, iglesias y monumentos que albergan misterios y leyendas, las casas radiantes de colorido azul y vainilla de la plaza Fontán, animadas y vivas mientras la sidra se escancia y revienta de frescura.

El crecimiento de la ciudad, superando los arrabales del casco antiguo, se expresa en edificios de solera, de obra sólida y noble, con fachadas que son joyas del modernismo. Queda atrás la Edad Media para adentrarnos en la Modernidad. Plaza de la Escandalera con el soberbio Teatro Campoamor, escenario de la entrega anual de los Premios Princesa de Asturias. Y sobre sus tejados, suenan liberadas las notas del carrillón de «Caja Asturias» que con puntualidad da la hora e interpreta el «Asturias, patria querida» himno de esta milenaria comunidad.

Oviedo, lugar de referencia para la cultura y el arte

Atrae de la oferta de Oviedo, su colección de arte urbano en forma de atractivas esculturas de bronce. Una nómina de artistas que para sí quisiera un museo. La geografía urbana plagada de arte escultórico que adorna y distrae el paseo. La dulce belleza de La Regenta, la joven de la novela de Leopoldo Clarín y que suspira, enamorada, frente a la catedral. Homenaje a personajes vivos como el citado Woody Allen, con sus gafas de eterno miope, o de ficción como la Mafalda del dibujante argentino Quino que controla desde su banco a los paseantes por el Parque de San Francisco o de Rufo, un perro callejero que se dejaba acariciar por las calles ovetenses que siguen acariciándole el morro. Escenas de antiguos oficios para recordar a pastoras, fotógrafa de trípode y capucha, guisanderas, lecheras, etc. Escultura urbana moderna del torso torero de Miguel Berrocal o los asturcones (caballos enanos) y la menina de Manolo Valdés.

Piezas rotundas de señoras macizas del colombiano Botero, hiperrealistas obras de Eduardo Úrculo. Seres inánimes a quienes el carbayón (así se conoce a los ovetenses) les ha concedido alma como la señora gordinflona que está plantada en la Plaza de la Escandalera, mujer gruesa y entrada en kilos, convertida en punto de cita obligado al salir del parking : «Quedamos donde la gorda…» Y allí se encuentran, respetuosos y sin ofender a la familia.

La Capital Española de la Gastronomía 2024

Destaca en Oviedo el arte de la comida. Se come bueno, rico. Y mucho. Copiosas raciones para compartir. Cocina rústica y natural, basada en los magníficos productos que las manos de los cocineros elevan a manjar de dioses. La oferta de la despensa asturiana, y el arte de transformarlo en platos exquisitos, ha sido el argumento definitivo para elegirla Capital Española de la Gastronomía Oviedo 2024. Un viaje a Oviedo es casi garantía de ganar un par de kilos. La dieta asturiana es completa, variada y rotunda. Por aquello de resumir, hemos inventariado los platos imprescindibles:

• Sidra. La bebida por excelencia. Su origen está en la manzana. El ambiente de las sidrerías asturianas es único e intransferible. Ligera y con poco alcohol.
• La fabada. Leyenda asturiana. Cocido de fabes blancas con el compango, un conjunto de chorizo asturiano, morcilla y tocino entreverado y ahumado para darle potencia al guiso. Cocción lenta hasta que la faba se disuelva como la mantequilla.
• El pote asturiano. Plato tradicional. En resumen, los mismos ingredientes que la fabada, añadiendo berzas y patatas. Mucha paciencia para que hierva tiempo en el pote de donde recibe el nombre.
• Pastel de cabracho. Paté hecho con la carne del cabracho, pescado. Ideal para aperitivo. Se unta en tostadas de pan.
• Pitu de Caleya. Guiso de pollo campestre, criado en libertad, de raza autóctona y carnes magras y oscuras. Con patatas, arroz….
• Pixin. El rape que se puede preparar rebozado, a la sidra…
• Cachopo. Se ha puesto de moda. Filetes de ternera asturiana, en el interior se coloca queso y jamón serrano. Se empanan con huevo, harina y pan rallado. Se fríe.
• Quesos. Asturias es el paraíso de los quesos. Existe una gran variedad: 42 tipos distintos y cinco de ellos con DOP (Denominación de Origen Protegida) e IGP (Indicador Geográfico de Procedencia). Cabrales, Afuega’lpitu, Gamonéu, Casín y Beyos (éste último con IGP)
• Postres. Arroz con leche, leche frita.
• Casadielles. Una empanadilla de trigo rellena de nuez, azúcar y anís.
• Carbayones. Hojaldres rellenos de almendra molida, coñac o vino dulce y cubiertos con un almíbar son muy típicos en Oviedo.
• Frixuelos. Típicos de Carnaval, tortitas hechas con leche, huevo y harina fritas.
• Moscovitas. Son unas pastas de chocolate y almendra.

Autor: Pedro Palacios

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