Las quejas y preocupaciones en los hijos/as son una manifestación común de sus emociones, que pueden estar relacionadas con la Alta Sensibilidad. Estas preocupaciones, aunque puedan parecer de poca importancia para los padres y madres, son reales y significativas para el niño.
A menudo, es posible infravalorar estas preocupaciones, pensando que son parte de una mala etapa o que simplemente son cosas de niños. Sin embargo, es crucial entender que las emociones de los niños deben ser validadas y abordadas de manera empática y objetiva, en especial si se trata de personas altamente sensibles (PAS).
Niños Altamente Sensibles (NAS)
Estos menores desarrollan una personalidad especial y son llamados niños altamente sensibles (NAS).
Su particularidad puede conducir a que los niños se sientan ansiosos en situaciones sociales, como al cambiar de escuela o al interactuar con nuevos compañeros, lo que genera preocupaciones sobre la aceptación o el rechazo.
Por otro lado, la forma de actuar puede generar una distorsión en cómo el niño percibe a los miembros de su familia debido a la manipulación emocional, lo que también provoca inquietudes sobre lealtades y vínculos familiares.
Experimentar el mundo con mayor intensidad
En estos casos, el niño puede no ser capaz de expresar claramente lo que siente, llevando a preocupaciones ocultas que los padres pueden no identificar fácilmente.
Los NAS experimentan el mundo con una intensidad mayor que otros niños, lo que puede amplificar cualquier tipo de preocupación. Pueden preocuparse más por los detalles, ser más sensibles a las críticas o al entorno, y ver los problemas de manera más apremiante, incluso cuando otros no lo hacen.
Esta alta sensibilidad puede llevar a que sus quejas o inquietudes se perciban como exageradas, pero para ellos son una parte real y dolorosa de su experiencia.
Tu hijo tiene preocupaciones ocultas
Las preocupaciones ocultas son aquellas que el niño no expresa abiertamente, ya sea por temor a ser incomprendido o por no saber cómo verbalizarlas.
Los padres y madres deben estar atentos a cambios en el comportamiento, como retraimiento social, irritabilidad, tristeza o dificultad para concentrarse, ya que pueden ser señales de que algo está ocurriendo en el interior del niño.
A veces, las preocupaciones del niño pueden ser tan profundas que no saben cómo abordarlas o temen que no se les dé importancia.
Evita subestimar sus preocupaciones
Es natural que los padres y madres, preocupados por el bienestar de sus hijos, deseen minimizar las preocupaciones que consideran sin fundamento, usando frases como «no te preocupes, solo es una mala etapa» o «es absurdo que te preocupes por eso».
Sin embargo, al hacer esto, los progenitores pueden invalidar las emociones del niño, lo que lleva a que se sientan incomprendidos y a que sus preocupaciones se profundicen.
Pueden llegar a sentir soledad. Para un niño, cada emoción es válida, y aunque la preocupación pueda parecer trivial desde el punto de vista adulto, para el niño es muy real.