¿Puede Europa crear una compañía tecnológica para poder competir con Amazon, Google o Apple? - AEEN

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¿Cómo nos protegemos de la dependencia de los gigantes tecnológicos?

 La siguiente contribución corresponde al portal de The Diplomat y el autor es Pedro Fernaud, que es periodista y docente con veinticinco años de experiencia en diversos medios periodísticos: radio, prensa escrita y online, y más de 10 años vinculado al ámbito de la docencia.

Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y en Comunicación Integral por la Universidad Francisco de Vitoria y Máster en Formación del Profesorado, en su rama de Ciencias Sociales, en la Universidad Rey Juan Carlos I.

Cada vez dependemos más de las grandes tecnológicas para casi todo mientras la UE intenta frenar el fenómeno

Son varios los acontecimientos que ilustran el tipo de mundo que estamos construyendo y en el que estamos inmersos.

Con estas coordenadas en mente, merece un análisis especial el apagón tecnológico global ocurrido el pasado mes de julio, que afectó a múltiples sectores, desde las aerolíneas hasta los bancos y los medios de comunicación, que puso de manifiesto nuestra dependencia de un reducido número de proveedores de software.

El incidente fue de tal magnitud que, por ejemplo, en España, el operador aeroportuario Aena sufrió más de 400 vuelos cancelados y miles de vuelos retrasados.

Es un hecho generalmente aceptado que el último apagón tecnológico global ha puesto de manifiesto hasta qué punto dependemos de un número muy reducido de gigantes tecnológicos, conocidos en el argot del sector como Big Tech o titanes de la tecnología.

Este término hace referencia a las mayores empresas de TI del mundo, especialmente a las cinco grandes tecnológicas estadounidenses: Alphabet (matriz de Google), Amazon, Apple, Meta (antes Facebook) y Microsoft.

A este grupo también se pueden añadir Nvidia y Tesla, formando los Siete Magníficos. Además, en el contexto global, también se incluyen en este grupo empresas chinas como Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi (BATX) por su relevante poder de mercado e influencia tecnológica.

El término Big Tech empezó a utilizarse alrededor de 2013 y ganó popularidad tras las investigaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, debido al gran volumen de datos que manejan estas empresas y su capacidad para influir en las opiniones y decisiones de los usuarios. Esta concentración de poder y datos ha dado lugar a comparaciones con otras grandes industrias históricas como el petróleo y el tabaco. Su capacidad para moldear el comportamiento social y económico ha llevado a críticas por el poder desproporcionado que ejercen.

Cada vez dependemos más de las grandes tecnológicas para casi todo mientras la UE intenta frenar el fenómeno

Nuestra gran dependencia de las grandes tecnológicas

A la hora de determinar qué empresas influyen más en nuestro día a día con su poder e influencia, los expertos agudizan el análisis y señalan a estas cuatro corporaciones: Microsoft, Apple, Alphabet (Google) y Amazon.

¿De qué manera específica dependemos de ellas en el día a día?

Microsoft ha moldeado el entorno tecnológico y empresarial de muchas empresas con su software, como Windows y Office, así como su plataforma en la nube Azure. Apple ha revolucionado el diseño tecnológico y de consumo con su enfoque en productos innovadores como el iPhone, el iPad y sus servicios digitales. La empresa matriz de Google, Alphabet, es un gigante tecnológico que domina la publicidad en línea y ha diversificado su impacto con innovaciones en inteligencia artificial y tecnología autónoma. Mientras que Amazon ha transformado el comercio electrónico y la logística, y su servicio en la nube AWS lidera el mercado de infraestructura digital.

Pisándole los talones a estos titanes tecnológicos se encuentra Meta, antes conocida como Facebook

Propietaria de las plataformas de redes sociales Facebook, Instagram y WhatsApp, y que ha incursionado en el mercado de la realidad virtual con la adquisición de Oculus.

La empresa genera la mayor parte de sus ingresos a través de publicidad dirigida, aprovechando la extraordinaria cantidad de datos que recopila de sus usuarios.

Una de las principales fortalezas de estos gigantes tecnológicos es su capacidad para impulsar la cooperación tecnológica, facilitando asociaciones con la banca tradicional que promueven la innovación y la eficiencia en los servicios financieros.

En las regiones en desarrollo, estas empresas mejoran la inclusión financiera al brindar acceso a mercados y servicios anteriormente inaccesibles, lo que beneficia especialmente a las pequeñas y medianas empresas.

Además, su competencia en tecnologías avanzadas permite a otras empresas acceder a herramientas de inteligencia artificial y big data, lo que fomenta un ecosistema tecnológico más sólido y competitivo.

Por qué es esencial estar alerta ante la concentración de poder de las grandes tecnológicas

Por supuesto, no todo lo que reluce es oro. Meta, por ejemplo, ha sido cuestionada por su manejo y protección de los datos personales de los usuarios, con escándalos como el de Cambridge Analytica, que expuso cómo se utilizaron los datos de millones de usuarios sin su consentimiento para influir en las elecciones.

Además, los algoritmos de recomendación de Meta han sido criticados por promover la desinformación y el contenido divisivo, ya que priorizan el engagement y la interacción, lo que a menudo resulta en la amplificación de noticias falsas y teorías conspirativas.

Más allá del caso Meta, la realidad es que la incursión de las Big Tech en el sector financiero puede introducir inestabilidad financiera, pues estas empresas no están sujetas a la misma regulación que los bancos tradicionales, lo que puede aumentar los riesgos sistémicos.

La competencia desleal es otro tema crítico

La infraestructura y el poder de estas grandes tecnológicas les permite dominar rápidamente el mercado, desplazando a los bancos y fintechs locales y extranjeros, lo que puede llevar a una concentración excesiva del poder económico en pocas manos.

Además, la privacidad de los usuarios está constantemente en riesgo, pues el modelo de negocio de muchas de las Big Tech se basa en la recolección y venta de datos personales, lo que genera preocupaciones sobre la protección de datos y la seguridad de la información.

Es en este contexto crítico con la formidable dependencia que los gigantes tecnológicos están generando en nosotros que Scott Galloway, experto en marketing y profesor de la Universidad de Nueva York, analiza en su libro ‘The Four’ cómo Amazon, Apple, Facebook y Google han construido imperios que afectan profundamente nuestras vidas. Según Galloway, estas empresas ‘evaden impuestos, invaden nuestra privacidad y destruyen empleos en su afán por maximizar las ganancias’.

Big Tech o titanes de la tecnología. Este término hace referencia a las mayores empresas de TI del mundo, especialmente a las cinco grandes tecnológicas estadounidenses: Alphabet (matriz de Google), Amazon, Apple, Meta (antes Facebook) y Microsoft.

Critica que estas empresas han creado una ilusión positiva a su alrededor

Mientras que su excesivo poder y tamaño son alarmantes. Amazon, por ejemplo, es descrito por Galloway como un “príncipe de las tinieblas” que domina el comercio minorista y busca reducir costos mediante robots y tiendas automatizadas. Facebook, según Galloway, se beneficia de nuestra necesidad de amor y conexión, pero ha sido criticado por su papel en la difusión de noticias falsas.

Google es descrito como un “dios moderno” que responde a nuestras preguntas, y Apple, con sus productos sagrados, apela a nuestros deseos de lujo y exclusividad. Galloway sugiere que, en lugar de cuatro gigantes tecnológicos, debería haber diez empresas para fomentar la competencia y el crecimiento económico.

¿Cómo llegamos al punto de dependencia?

“Lo veo como un bucle de retroalimentación. “Primero te ofrecen servicios básicos y gratuitos, como un correo electrónico o un buscador”, reflexiona en el diario El País Ekaitz Cancela, investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya y autor de Utopías digitales (Verso Libros, 2023).

“Luego, con los datos que estas compañías recogen de sus usuarios, dan forma a sus modelos de personalización de anuncios, con los que han dominado el mercado publicitario global durante años. Ahora, utilizan esos datos para entrenar los modelos de IA que utilizan en servicios en la nube, que luego ofrecen a los gobiernos. Así que están en una posición perfecta para gestionar los sistemas de seguridad de los países”, concluye.

En esa línea, según una investigación publicada por Tech Inquiry

Microsoft ha firmado más de 5.000 contratos con agencias militares estadounidenses desde 2016, Amazon más de 350 acuerdos similares y Google otros 250.

En ese contexto, hace apenas dos años, en 2022, el Pentágono adjudicó un megacontrato a Amazon, Google, Microsoft y Oracle por valor de 9.000 millones de dólares para desarrollar un proyecto de computación en la nube.

Es decir, los gigantes tecnológicos no solo controlan los sistemas que necesitamos para trabajar, entretenernos, dirigir un negocio o hacer tareas administrativas: también tienen presencia en el ámbito militar.

¿Cómo intenta la UE frenar el apetito insaciable de los gigantes tecnológicos?

Lo cierto es que la Unión Europea es consciente de la vulnerabilidad tecnológica de Europa. De ahí el proyecto Gaia-X, que pretende incentivar la autonomía digital y el desarrollo de una nube europea.

Pero la realidad invasiva de los titanes tecnológicos no cambia de la noche a la mañana. “Para desarrollar Gaia-X se han firmado acuerdos con las grandes tecnológicas. Incluso la UE adoptó hace dos meses la nube de Oracle”, explica a El País Javier Sánchez Monedero, investigador en Inteligencia Artificial del Departamento de Informática y Análisis Numérico de la Universidad de Córdoba.

Sánchez Monedero destaca las posibilidades de internet y contrapone ese potencial con la realidad del oligopolio tecnológico en el que estamos inmersos. En sus propias palabras: “La red es perfectamente resiliente, internet está diseñada para funcionar de forma descentralizada y federada. Lo que no es resiliente es que tengamos encima una capa con tres o cuatro productos a los que se delega todo”.

Para revertir esta tendencia, la Unión Europea también ha elaborado la Digital Markets Act (DMA)

Cuyo objetivo es fomentar la competencia y la innovación, así como mejorar la equidad para las empresas que operan en los mercados digitales.

Este dispositivo legal ofrece ventajas al fomentar una mayor competencia en el mercado digital, limitar el poder de las grandes tecnológicas y dar a los consumidores más opciones y control sobre sus datos personales.

Sin embargo, también plantea problemas, como la potencial complejidad y confusión para los usuarios a la hora de decidir sobre nuevas opciones de configuración y los posibles riesgos de seguridad, debido a la apertura de las plataformas a terceros.

Además, las empresas tecnológicas han advertido de que podría dar lugar a cambios en los servicios que los usuarios no desean, lo que podría afectar a la experiencia del consumidor.

Por supuesto, no todo el mundo está alineado con el celo crítico de la UE hacia los titanes tecnológicos. Enrico Colombatto, director del Centro de Investigación Económica de Turín, critica la postura hostil de la Unión Europea (UE) hacia las grandes empresas tecnológicas, señalando que esta actitud podría perjudicar el futuro económico del continente.

La infraestructura y el poder de estas grandes tecnológicas les permite dominar rápidamente el mercado, desplazando a los bancos y fintechs locales y extranjeros, lo que puede llevar a una concentración excesiva del poder económico en pocas manos

Las regulaciones que impone la UE

Según el economista italiano, a diferencia de Estados Unidos, que busca cooperar con las grandes tecnológicas para fomentar la innovación y mantener la competitividad global, la UE impone estrictas regulaciones que dificultan el crecimiento y animan a las empresas a deslocalizarse a entornos más favorables.

Esta rigidez regulatoria podría hacer que Europa dependa de tecnologías extranjeras, mientras que EE.UU. sigue atrayendo inversión y talento.

La realidad de sobreconcentración tecnológica de China alerta de un fenómeno global

En cualquier caso, parece claro que en la realidad capitalista en la que vivimos, el desarrollo tecnológico tiende a concentrarse en muy pocas manos, con desarrollos similares en diferentes partes del mundo.

Un ejemplo de ello es el tremendo poder de los gigantes tecnológicos chinos: Alibaba, Tencent y Baidu dominan el mercado interno y están expandiendo su influencia a nivel global.

Alibaba, líder en comercio B2B y con fuerte presencia en Europa a través de AliExpress, generó ingresos por 109.500 millones de dólares en 2023. Tencent, fundada en 1998, es conocida por WeChat, la aplicación de mensajería más popular en China, con 1.300 millones de usuarios, y en 2023 tenía un valor de marca de 214.000 millones de dólares.

Baidu, el ‘Google chino’, domina el mercado de búsquedas en China y es líder en inteligencia artificial y vehículos autónomos, con ingresos por 19.500 millones de dólares en 2023.

En definitiva, las Big Tech tienen un doble impacto en la economía y la sociedad. Por un lado, aportan importantes avances en tecnología e inclusión financiera, facilitando la cooperación y el acceso a herramientas avanzadas.

Por otro, su poder y alcance pueden generar inestabilidad financiera, competencia desleal y riesgos para la privacidad, planteando importantes desafíos que requieren una regulación y supervisión adecuadas para equilibrar sus beneficios y mitigar sus desventajas, incluido el daño a las pequeñas y medianas empresas tecnológicas.

En esta dirección, es crucial diversificar los proveedores de servicios en la nube y fomentar las opciones de código abierto para mitigar los riesgos de la centralización. Los gobiernos y las organizaciones deben implementar leyes para proteger los datos y fomentar un entorno digital más seguro y competitivo.

Ley de Mercados Digitales: la Comisión designa a seis guardianes

La siguiente contribución corresponde al portal de la Comisión Europea en referencia a la problemática de los mercados digitales

La Comisión Europea ha designado hoy, por primera vez, a seis guardianes de acceso (Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance, Meta y Microsoft) en virtud de la Ley de Mercados Digitales (DMA).

En total, se han designado 22 servicios básicos de plataforma prestados por guardianes de acceso. Los seis guardianes de acceso tendrán ahora seis meses para garantizar el pleno cumplimiento de las obligaciones de la DMA para cada uno de los servicios básicos de plataforma que hayan designado.

Amazon, Apple, Facebook y Google han construido imperios que afectan profundamente nuestras vidas. Según Galloway, estas empresas ‘evaden impuestos, invaden nuestra privacidad y destruyen empleos en su afán por maximizar las ganancias’.

En virtud de la DMA, la Comisión Europea puede designar plataformas digitales como «guardianes de acceso»

Si proporcionan una importante puerta de enlace entre empresas y consumidores en relación con los servicios básicos de plataforma.

Las decisiones de designación de hoy son el resultado de un proceso de revisión de 45 días llevado a cabo por la Comisión tras la notificación por parte de Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance, Meta, Microsoft y Samsung de su posible condición de guardianes de acceso.

En particular, la Comisión ha establecido el estatuto de guardián de acceso con respecto a los siguientes servicios de plataforma básicos específicos

En paralelo, la Comisión ha abierto cuatro investigaciones de mercado para evaluar más a fondo las alegaciones de Microsoft y Apple en las que argumentan que, a pesar de cumplir los umbrales, algunos de sus servicios de plataforma básicos no cumplen los requisitos para ser considerados portales de acceso:

Microsoft: Bing, Edge y Microsoft Advertising

Apple: iMessage

En virtud de la DMA, estas investigaciones tienen por objeto determinar si una refutación suficientemente fundamentada presentada por las empresas demuestra que los servicios en cuestión no deberían ser designados. La investigación debería completarse en un plazo máximo de 5 meses.

Además, la Comisión ha abierto una investigación de mercado para evaluar más a fondo si iPadOS de Apple debería ser designado como guardián de acceso, a pesar de no cumplir los umbrales. En virtud de la DMA, esta investigación debería completarse en un plazo máximo de 12 meses.

Además, la Comisión ha concluido que, aunque Gmail, Outlook.com y S

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