Sobrepeso emocional y biodescodificación - Instituto Ángeles Wolder

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El sobrepeso emocional relaciona el exceso de peso físico con una carga emocional no resuelta. Es la manifestación de conflictos internos, emociones reprimidas o vivencias que no fueron procesadas adecuadamente.

En este artículo abordaremos, desde la mirada de la biodescodificación, qué aspectos debemos tener en cuenta cuando no podemos bajar de peso y cómo podemos descubrir qué conflictos estamos viviendo que nos llegan a comer de manera poco saludable. 

Qué es el sobrepeso emocional

A menudo ocurren conflictos o situaciones inesperadas y dramáticas que nos sorprenden de forma dolorosa. A través de nuestros recursos internos podemos ir adaptándonos a las diferentes situaciones y dar la mejor respuesta para volver al equilibrio. 

Cuando los problemas nos desbordan, se tornan dolorosos o traumáticos nuestra biología se pone en marcha mediante el llamado Programa Biológico de Supervivencia, y nuestras células hacen lo que la mente necesitó y no tuvo.

Por ejemplo, si experimento una fuerte desvalorización o sufro inseguridad y necesito protección, la parte del cuerpo que se activará buscando darme lo que me faltó será la grasa. Es por ello que en el sobrepeso emocional,  ocurre exactamente lo mismo.

Ante situaciones estresantes con alta carga emocional tenemos alternativas para calmarnos. Escogemos formas de tranquilizarnos y la comida es una de ellas. Y ¿qué sucede? Que comemos para huir de frustraciones, para consolarnos, para no hacer frente a los miedos, para castigarnos o premiarnos, para tapar ausencias, etc.

Además, ante un evento traumático e inesperado la biología se pondrá en marcha para dar la mejor respuesta adaptativa al sufrimiento vivido. Por ejemplo, protegernos de la agresión “exterior” o suplir una ausencia con una parte ficticia de grasa. 

En el caso del sobrepeso, tenemos conductas en relación a la alimentación que llevan al aumento de peso y vivimos conflictos que producen aumento de grasa corporal o retención de líquidos. Ambas situaciones producen un aumento de peso. 

Sobrepeso en el mundo

El sobrepeso es uno de los problemas que más preocupa a la sociedad, especialmente el sobrepeso infantil. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizados hasta mi conocimiento en enero de 2022, se estima que más del 43% de la población adulta mundial tiene sobrepeso y aproximadamente el 16% tiene obesidad.

El problema no solo se limita a los países ricos, donde las tasas se están estabilizando; en naciones de ingresos bajos y medios como México, Egipto y Sudáfrica, las cifras están aumentando rápidamente. Este fenómeno está vinculado a cambios en los sistemas alimentarios y a la falta de actividad física. A todo esto habrá que agregar la gestión emocional de los síntomas

Hay veces en las que las personas tratan de “perder” peso y no logran el resultado esperado. ¿Por qué? Porque no solo es una cuestión de perder o ganar, sino de liberar emociones bloqueadas.

Normopeso, sobrepeso u obesidad

Para calcular si nuestro peso es adecuado a nuestras características físicas se suele emplear el Índice de Masa Muscular (IMC). No podemos tomar este índice como una medida inequívoca, pues también tendremos en cuenta las características del cuerpo, la altura, la forma en la que se acumula la grasa y la edad del cuerpo.

Además, la alimentación y la actividad física juegan un papel fundamental a la hora de determinar si la persona goza o no de una buena salud física y un peso equilibrado.

Si tenemos en cuenta las medidas anteriores podremos determinar si nos encontramos entre las personas con normopeso, sobrepeso u obesidad.

  • Normopeso: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una persona se encuentra en una situación de normopeso cuando sus valores se encuentran entre 18.50 y 25. El normopeso indica que una persona no está ni gorda ni delgada, sino que se encuentra dentro de los parámetros óptimos
  • Sobrepeso: Si el IMC es superior a 25, estamos ante un cuerpo con sobrepeso. El sobrepeso es la fase previa a la obesidad.
  • Obesidad: Cuando el valor es superior a 30 se considera como obesidad.

Las personas con sobrepeso y/u obesidad son más propensas a sufrir enfermedades cardiovasculares, trastornos del aparato locomotor y diabetes, entre otros conflictos.

Es por ello que, a parte de una dieta sana y equilibrada y ejercicio físico regular, desde la biodescodificación ponemos el foco en alcanzar el bienestar y el normopeso revisando los conflictos que han activado este exceso de kilos y sus patologías.

Cómo identificar el sobrepeso emocional

Antes de empezar, partamos de una idea común: “Todos los cuerpos son bellos, pero no todos los cuerpos son sanos”.

Cuando alguien está muy por encima de su peso normal es complejo identificar las causas que lo han llevado a este punto, ya que este síntoma tiene una dimensión multifactorial. Por lo tanto, puede no tratarse solamente de un conflicto.

Tu cuerpo necesita tu tiempo. En la mayoría de los casos de sobrepeso, esto último se está obviando. A la hora de analizar este síntoma, deberemos pensar en los factores a nivel emocional y a nivel conflictual. Estos van a estar presentes y es de vital importancia desactivarlos si queremos que el peso empiece a normalizarse.

El objetivo en la biodescodificación es encontrar cuál es la historia que ha quedado bloqueada para que la persona no tenga un normopeso.

Lo primero que se mira en relación a una persona que tiene sobrepeso es:

  • ¿Qué tipo de sobrepeso tienes? ¿Es por exceso de grasa o tienes retención de líquidos?
  • ¿Dónde está localizado el sobrepeso? ¿Cuál es la forma de tu cuerpo?
  • ¿Te gusta lo que ves cuando te miras al espejo?
  • ¿Existe un conflicto de imagen y, por tanto, de desvalorización? 
  • ¿Qué creencias limitantes están vinculadas al sobrepeso? 
  • ¿Qué memorias transgeneracionales están activas?
  • ¿Tienes una alimentación real o emocional? 
  • ¿Cómo aprendiste a comer? ¿Cómo es tu forma de comer?
  • ¿Qué conflictos estás viviendo en relación a tu edad, tu etapa vital y tus relaciones?

Toda esta información es útil para identificar qué conflictos podrían estar activos y la forma en la que se abordarán.

El sobrepeso no es solo una cuestión de calorías ingeridas, sino también de emociones no liberadas.

Hambre emocional o hambre real

En ocasiones, podemos comer sin tener hambre. Incluso, podemos hacerlo justo después de haber realizado una de las comidas del día. Identificar las diferencias entre hambre real y hambre emocional es algo muy importante para poder controlar esos impulsos, sobre todo en personas con sobrepeso emocional.

Debemos tener claro que la comida no es un enemigo y comer tampoco es algo negativo. 

El problema llega cuando se convierte en una herramienta para afrontar nuestras emociones negativas. Normalmente, cuando pasamos por este hambre emocional, optamos por alimentos poco o nada saludables y acabamos comiendo en exceso, en respuesta a emociones como el estrés, la insatisfacción personal o la ansiedad. Uno de los problemas de estos episodios es que, después de comer aquello que nos iba a hacer sentir mejor, nos sentimos aún peor y el sentimiento de culpa se suma a la ansiedad, el estrés, la soledad o la tristeza que sentíamos inicialmente.

Diferencias entre hambre emocional y hambre real

  • El hambre emocional nos empuja hacia los alimentos para cubrir una necesidad emocional. 
  • En cambio, el hambre real cubre la necesidad de nutrir a nuestro cuerpo. 

Debes saber que en el primer caso nunca quedarás satisfecho/a con una ingesta. Al contrario, el sentimiento o emoción no desaparece y puedes caer en una sensación de frustración al no acabar sintiendo satisfacción. Es posible que pases por un breve momento en el que te sientas bien, pero automáticamente te darás cuenta de que estás pasando por este síntoma y eso te llevará a sentirte peor.

Nutrirse significa incorporar en nuestra alimentación todos los hidratos, las proteínas, los minerales, las vitaminas y las grasas que nuestro cuerpo necesita.

Ángeles Wolder 

Entendamos cómo funciona nuestro cuerpo cuando nos alimentamos. La nutrición llega a nuestro cerebro cuando nuestra alimentación es equilibrada. Cuando comemos una comida que no nos nutre, volveremos a sentir hambre en poco tiempo. Por tanto, si tu dieta está basada en alimentos no nutritivos, el cerebro enviará una señal al cuerpo para que vuelva a comer. 

A la hora de revisar el hambre emocional, es importante tener bien cubiertas las necesidades de hambre real. Si nutrimos bien a nuestro cuerpo y seguimos unas pautas de alimentación saludables, será mucho más fácil identificar los momentos de atracón emocional y empezar a trabajarlos. 

Empieza por vivir el momento presente y darte el valor que tu persona merece.

Sobrepeso emocional: relación entre emociones y comida

Cómo aprendimos a comer

Nuestra forma de comer se modela en el entorno familiar, y lo que llamamos “causas genéticas” del sobrepeso se manifiestan a través de nuestra educación alimentaria, la actividad física de nuestra familia y los alimentos que seleccionamos.

Las fluctuaciones en nuestro estado emocional desempeñan un papel importante en nuestros hábitos alimenticios. Es esencial examinar por qué comemos desde una perspectiva emocional: ¿estamos respondiendo a la tristeza, el miedo, la rabia, la ansiedad, la emotividad o la negatividad?

Hábitos alimentarios 

Aunque puede parecer evidente, la importancia de los hábitos alimentarios no debe subestimarse. Los adultos deben examinar detenidamente qué comen, cuándo comen y cómo sus hijos lo hacen. Sorprendentemente, muchos niños cenan solos en sus habitaciones mientras juegan videojuegos o ven televisión.

Cuando nadie presta atención a lo que come el niño y se le permite comer solo en su habitación, pueden surgir emociones y sentimientos relacionados con el rechazo, la soledad, el abandono y la tristeza. La falta de interacción con la familia durante las comidas puede tener un impacto negativo en el niño, activando sus mecanismos de autoprotección y contribuyendo al aumento de grasa corporal.

Por el contrario, es fundamental que los niños tengan un ambiente familiar en el que compartir las comidas en un entorno tranquilo que fomente la conversación con otros miembros de la casa. Cuando esto se logra, se crea un espacio de comunicación amplio, abierto, saludable y lleno de amor. Esto, a su vez, promueve que los niños mantengan un peso más cercano a su ideal y desarrollen habilidades para pensar, razonar y relacionarse con la familia y consigo mismos de manera positiva.

Para saber más acerca del sobrepeso en la infancia, en este artículo descubrirás todo sobre el sobrepeso infantil y la Descodificación Biológica.

Ahora que has conectado con algunas vivencias de tu infancia y la comida, te invito a preguntarte: ¿cómo comes? 

Formas de comer y su relación son las emociones

Las formas en que comemos a menudo revelan conexiones profundas con nuestras emociones y experiencias personales. Estas son algunas de las formas de comer y sus posibles asociaciones emocionales:

  • Picoteo – Regresión al placer inmediato: Las personas a menudo recurren al picoteo para obtener una gratificación instantánea y liberar tensiones, lo que puede estar vinculado a la necesidad de aliviar el estrés o la ansiedad de manera rápida.
  • Comer rápido – Memoria de falta (que no me lo saquen): Comer a toda prisa sin saborear ni disfrutar realmente la comida puede estar relacionado con la sensación de carencia o miedo a que se nos quite algo. Esta actitud puede surgir de experiencias pasadas de escasez o competencia por la comida.
  • Grandes cantidades o atiborrarse – Carencia, pobreza: Comer en exceso o atiborrarse de comida puede estar vinculado a la sensación de carencia. Algunas personas pueden temer la falta de comida en el futuro o pueden haber experimentado la pobreza en el pasado, lo que los lleva a acumular comida en el presente.
  • Comer con ansiedad – Calmar un dolor o angustia con comida en lugar de abrazar a alguien o hablar: Comer con ansiedad puede ser una forma de afrontar emociones dolorosas o angustia. En lugar de recurrir a formas saludables de comunicación o apoyo emocional, algunas personas pueden buscar consuelo en la comida.
  • Chocomanía – Carencia afectiva: La chocomanía se refiere a un fuerte deseo de chocolate o alimentos dulces, y puede estar relacionada con la necesidad de afecto o consuelo. Las personas pueden buscar la dulzura como una forma de llenar un vacío emocional.
  • Comedor social – Demostrar valor o fuerza: Algunas personas pueden adoptar una actitud competitiva o demostrar su valentía al comer grandes cantidades de comida en entornos sociales. Esto puede estar relacionado con la necesidad de mostrar fortaleza o pertenencia en un grupo.

La vida nos ha regalado un cuerpo, que tendrá que durarnos hasta el día que nos marchemos. Vivirás en mejores condiciones si lo cuidas, dándole una buena alimentación, movimiento, pensamientos positivos y relaciones sanas. La principal relación es contigo mismo. 

Ángeles Wolder

Las dietas: ¿son efectivas para bajar de peso? 

Estar sano no significa estar delgado, tener unas medidas consideradas como perfectas o seguir los cánones de belleza preestablecidos, pero sí cuidarnos con una alimentación sana, realizar ejercicio físico regularmente y aprender a escuchar los mensajes que nos envía nuestro cuerpo. 

Las dietas restrictivas a menudo provocan un aumento de peso en lugar de ayudar a perderlo, ya que el cerebro reacciona negativamente a cambios bruscos en la alimentación.

Cuando comemos menos, el cerebro activa un mecanismo de almacenamiento de grasa debido a la sensación de escasez de alimentos, lo que resulta en un metabolismo más lento y ganancia de peso.

La solución no es luchar contra nuestro cuerpo, sino comprender por qué reacciona así. El sobrepeso puede estar relacionado con conflictos emocionales, como la ausencia de afecto o la necesidad de resistir.

Para abordar el sobrepeso

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