15 de enero 2025 /
Esta entrevista pertenece al nº34 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.
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«No me cabe duda de que nuestras empresas serán capaces de navegar estas aguas turbulentas, como han demostrado saber hacer en otros momentos difíciles»
Economista por la Universidad Complutense de Madrid y Técnico Comercial y Economista del Estado, ha desarrollado dos terceras partes de su carrera profesional en el área de comercio exterior de los Ministerios de Economía e Industria: alto cargo durante más de diez años seguidos como director general de Promoción del ICEX, secretario general y secretario de Estado de Comercio Exterior, y tres puestos en el exterior como consejero económico y comercial en Miami, en Milán y ante la OCDE en París. En el sector privado ha sido director general de Altair Asesores, director internacional de la Cámara de Comercio de España y secretario general del Círculo de Empresarios. Ahora es consejero independiente y colabora con entidades sin ánimo de lucro.
- Recientemente ha recibido el premio a Alto funcionario de especial relevancia para la internacionalización de la empresa española ¿Qué supone para usted recibir este reconocimiento en el contexto de su carrera como funcionario?
Supone para mí un gran orgullo porque los concede precisamente la asociación de referencia de las empresas internacionalizadas, aquellas para las que trabajé desde la Administración en mis 25 años en la función pública. Estoy muy agradecido al jurado por el reconocimiento que supone este premio a mi labor.
- Usted ha desarrollado gran parte de su carrera en la Administración. Desde su punto de vista, ¿qué iniciativas o políticas públicas han sido o son clave para la internacionalización de empresas españolas? ¿Cree que faltaría alguna por desarrollar?
Pienso que hay que actuar en planos diferentes en función de la fase en que se encuentran los distintos colectivos de empresas. Son importantes los programas de iniciación para convencer a las pymes de que tienen capacidad de exportar: si son competitivas en España y en el mercado interior de la UE, pueden serlo en el mercado global. También son necesarios los programas de formación, como las becas de internacionalización y cursos especializados, los de información sobre mercados exteriores y los de promoción y apoyo para exportar e invertir en el exterior, incluyendo el ámbito de la financiación. En el futuro debemos tender hacia unas políticas de apoyo cada vez más adaptadas a las necesidades de cada empresa o grupo de empresas, y las nuevas tecnologías harán posible esa progresiva personalización.
- También ha desarrollado gran parte de su carrera en el sector privado. ¿Cómo le ha ayudado en su trabajo en la Administración el conocer de primera mano los retos y el funcionamiento de la empresa privada?
Siempre he dicho que me convertí en mejor funcionario tras pasar unos años en el sector privado y regresar a la Administración. Trabajar una temporada al otro lado de la mesa aporta una nueva perspectiva y contribuye a entender mejor los esfuerzos, las necesidades y desafíos a los que se enfrentan las empresas en su proceso de internacionalización, también en su interlocución con el sector público.
- Desde su experiencia, ¿qué barreras suelen enfrentar las PYMEs al intentar internacionalizarse? ¿Qué medidas cree que se deberían implementar para apoyarlas en su salida a mercados exteriores?
Como antes apuntaba, la primera barrera suele ser simplemente mental, con dudas sobre si serán capaces de afrontar el proceso, lo que debe superarse con políticas de concienciación e iniciación. Después será necesario actuar en materia de formación del talento en gestión internacional, de organización, de información sobre oportunidades y mercados, de apoyo a sus actividades de promoción comercial y financiación.
- La innovación es un factor muy relevante para la competitividad internacional… ¿Cómo deben adaptarse las empresas españolas a un entorno marcado por la digitalización, la sostenibilidad y las tensiones geopolíticas para no perder competitividad?
El entorno es efectivamente complejo e incierto en estos momentos y no actuar puede comprometer la competitividad. La digitalización, sobre todo tras el avance y rápida difusión de la inteligencia artificial, es imprescindible para preservar y aumentar la competitividad. Quien no acometa esta transformación quedará al margen. La sostenibilidad es ahora una necesidad además de una exigencia regulatoria, de clientes, consumidores, empleados e inversores que debe ser integrada en el modelo de negocio a largo plazo. Y la geopolítica, por su impacto en el comercio mundial, es un ámbito que hay que tratar de entender, seguir de cerca y anticipar a la hora de tomar decisiones.
- Con un contexto geopolítico de gran incertidumbre, ¿cuáles diría que son los principales desafíos a los que se enfrenta la empresa española?
La geopolítica altera e influye directamente en los flujos internacionales de bienes, servicios y capitales. Ya hemos dejado atrás hace unos años el estadio de mayor globalización de la economía mundial y avanzamos hacia otro de mayor regionalización y menor cooperación internacional. La eficiencia de las cadenas globales de valor ha quedado comprometida con este proceso y hay que seguir apostando por una mayor resiliencia. El proteccionismo crece y las reglas multilaterales de comercio, con la crisis que vive la OMC, no generan certidumbre y seguridad jurídica. Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en esta nueva etapa, pero no me cabe duda de que nuestras empresas serán capaces de navegar estas aguas turbulentas, como han demostrado saber hacer en otros momentos difíciles.
- ¿Qué papel cree que jugarán las grandes economías emergentes, como India y el sudeste asiático, en el comercio internacional en los próximos años?
India es la mayor democracia del mundo y un mercado de enorme futuro, si bien con problemas internos de unidad de mercado, gracias a su dimensión y demografía favorable. Será una de las economías protagonistas de esta nueva etapa. China tiene unas perspectivas menos prometedoras por su implosión demográfica y la necesidad de digerir ciertos excesos como su crisis inmobiliaria, lo que probablemente le impedirá superar a EEUU como primera economía del mundo. El sudeste asiático crece rápido, atrae inversión internacional y cuenta con perspectivas muy favorables por su creciente incorporación a las cadenas globales de suministro y su protagonismo en la reconfiguración de estas, así como por la rápida expansión de su clase media.
- Aunque por el momento el acuerdo de Mercosur no está ratificado, sí se ha calificado como un acuerdo histórico. De ratificarse, ¿qué supondría este acuerdo comercial para el comercio exterior europeo?
Para mí la conclusión de ese acuerdo, tras 25 años de negociaciones, es una gran noticia ya que tuve ocasión de trabajar intensamente en este asunto durante mis años en la Administración comercial. De hecho, estuvimos muy cerca de cerrar el acuerdo en la presidencia española de la UE en el primer semestre de 2010. Siempre hemos defendido alcanzar un acuerdo equilibrado con Mercosur porque España es el país con mayores intereses en la región, más de inversiones que de comercio. Desde el punto de vista ofensivo, este acuerdo permitirá abrir nuevos y prometedores mercados en esos países a nuestras empresas en bienes y servicios, en contratación pública y ofrecerá una mayor seguridad jurídica a los intercambios e inversiones. Por lo que respeta a nuestros intereses defensivos, para el sector agrícola se han negociado excepciones y períodos transitorios largos que deberían permitir preservar las condiciones de competencia y adaptarse progresivamente a la nueva realidad de una mayor liberalización.
Entrevista exclusiva para Club De Exportadores e Inversores.