Evidentemente, no todo se puede dejar en manos de la tecnología – que supone una gran ayuda– sino que un entorno de trabajo inclusivo requiere equidad en el espacio físico y en el virtual y relegar los criterios de “inclusión” solo al mundo virtual nos llevaría a crear un “gueto” en el que ciertas personas con ciertas necesidades solo aparecen en un determinado “formato”. El espacio híbrido en el que plataformas y reuniones se realizan en formato presencial y OnLine, simultáneamente requieren condiciones de accesibilidad y facilidad de utilización en ambos mundos.
Incorporar a las salas de reuniones de trabajo o de conferencias tecnología que permita un trabajo inclusivo, requiere, además de la tecnología, contemplar normas de diseño para asientos, mesas, ambiente acústico, iluminación, control térmico, materiales antialérgicos, etc. Inclusión no solo es una línea de subtitulado de texto o incluir intérprete de lenguaje de signos (que es importante) es #ArquitecturaInclusiva en el más amplio concepto de la palabra ARQUITECTURA.
Ahora que estamos en una constante re-invención del diseño del espacio de trabajo y que la “personalización” es un auténtico valor añadido en el diseño, no solo nos concentramos en prever pequeños o grandes espacios en los que se pueda mantener una reunión virtual para incorporar a personas que de otro modo no podrían participar, sino que empleamos mobiliario de oficina, accesorios, instalaciones y productos que sean flexibles, confortables, móviles y personalizables para el usuario considerando la más amplia gama de situaciones de discapacidad, tamaño, complexión, talla, género, cultura o edad de la persona que lo utilizará.
En la elección del entorno no solo la forma, altura, peso y medidas de muebles, accesorios y revestimientos es “lo importante” sino que consideramos todos aquellos aspectos –
aparentemente menores – como las texturas, los colores, el tipo de material de que se construyen los elementos y las posibilidades de evitar posibles reacciones alérgicas, que forman parte de la percepción y van a influir fuertemente en la “experiencia del usuario” (tenga o no discapacidad).
Por otro lado, no hay un “manual” para la creación del “nuevo espacio de trabajo” sino que es un libro que estamos escribiendo en cada proyecto. Contar con la evaluación de usuarios con diferentes capacidades y diferentes formas de utilizar el espacio y los elementos que en éste incluimos (mobiliario, equipos y accesorios) nos permite un aprendizaje constante y tener la mente abierta a nuevas soluciones nos hace avanzar – sobre errores anteriores – para mejorar un producto, un espacio de trabajo híbrido e inclusivo, que ni siquiera imaginamos como será dentro de 20 años pero – sin duda – ayudaremos a crear.
U/able, a 3g Smart Group Company
Inclusive Architecture
Alfonso Bruna
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