Los testimonios de las participantes del estudio de investigación sobre violencia contra las mujeres en redes sociales revelan diversas formas de violencia de género online. Estas van desde la invasión de la privacidad hasta el control total por parte de sus parejas. Una de las formas más comunes de control es el acceso no autorizado a dispositivos móviles. En este caso las contraseñas compartidas y la geolocalización se usan como herramientas de vigilancia. Así, una de las mujeres encuestadas relató que su expareja la tenía «súper controlada», exigiendo que compartiera su ubicación todo el tiempo. La vigilancia constante llevó a la mujer a una pérdida de autonomía y a una limitación de las relaciones fuera de la pareja. De este modo, las mujeres quedan enredadas en las redes sociales.
Además, las participantes describieron cómo recibían llamadas y mensajes constantes que exigían respuestas inmediatas, creando un ambiente de coerción y miedo. El control también se extendía a las redes sociales, donde las parejas monitoreaban la actividad en línea. Además, revisaban mensajes y publicaciones sin consentimiento y cuestionaban cualquier interacción con otros usuarios. Una de las encuestadas describió cómo su pareja controlaba con quién se relacionaba en redes, obligándola a «justificar cada interacción». Otra mencionó: «Mi expareja me pidió que dejara de seguir a algunos chicos en Instagram», lo que afectó su libertad y privacidad.
Además del control, la violencia sexual también se manifestó en el entorno digital. Las participantes hablaron del cyberflashing o envío no consensuado de imágenes explícitas, y de las presiones para realizar sexting no deseado. Una de las mujeres puntualizó cómo su pareja le forzaba a pasarle fotografías desnuda cuando él lo pedía y, que si no lo hacía, «se enfadaba» y le trataba mal. De este modo, las mujeres quedan enredadas en las redes sociales.
Algunas también fueron amenazadas con la distribución de estas imágenes sin su consentimiento, lo que generaba miedo y angustia. Una de las encuestadas relató: «Mi expareja me amenazó con compartir fotos mías íntimas con mi familia si no volvía a casa» mientras que otra mencionó: «Él se negó a eliminar el contenido explícito tras la ruptura, usando amenazas para manipularme».
Estas narrativas ilustran cómo la violencia de género se extiende al ámbito digital, donde las mujeres son sometidas a un control y una coerción que afectan profundamente su bienestar emocional y su capacidad de tomar decisiones de manera independiente.
Conclusiones
Este estudio revela una preocupante prevalencia de la violencia de género a través de redes sociales. Las experiencias reportadas no solo incluyen control y agresiones directas, sino también una clara correlación entre la violencia online y la violencia sexual presencial. El equipo de investigación del estudio apunta algunas recomendaciones para afrontar esta problemática como son el fomento de campañas de concienciación sobre la violencia de género online, la implementación de políticas públicas que refuercen la protección en entornos digitales y el monitoreo de comportamientos abusivos o la creación de recursos de apoyo accesibles para las víctimas.
Estos testimonios se han presentado en la Jornada de presentación y difusión de los resultados de la investigación sobre violencia contra las mujeres en redes sociales enmarcada dentro del proyecto Redex que está financiado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
