Soraya Casla: “En algunos entornos todavía se sigue fragilizando al paciente oncológico” - Educa-med

Compatibilità
Salva(0)
Condividi
Soraya Casla es especialista en ejercicio físico oncológico y pionera en la investigación sobre esta materia. Junto al Dr. Miguel Martín y su equipo, llevó a cabo el ensayo clínico más importante que se había realizado en nuestro país sobre ejercicio oncológico. Divulgadora y autora de publicaciones como “Ante el cáncer, muévete”, la doctora Casla dirige la I Edición del Curso de Ejercicio y Nutrición en Cáncer para Clínicos. Este programa formativo, que arranca en enero de 2025, ofrece evidencia científica sobre los beneficios de la dieta y la actividad física para los enfermos de cáncer, y dota a los profesionales sanitarios de herramientas prácticas que les ayudan a mejorar la atención integral de sus pacientes.

Educanews.- Ya están abiertas las inscripciones para la I edición del Curso de Ejercicio y Nutrición en Cáncer para Clínicos. ¿Cuáles son los objetivos de esta formación y a quién se dirige?

Soraya Casla.- Este curso surge de la necesidad de formación que detectamos entre los clínicos sobre hábitos de vida saludables. Observamos que los pacientes también tienen más dudas sobre ello y que son ámbitos que, a menudo, los profesionales sanitarios no han abordado en profundidad, por lo que se sienten inseguros a la hora de prescribir o recomendar actividades y hábitos concretos. 

En este curso les queremos proporcionar las herramientas para que sientan seguridad, para que puedan integrar estos hábitos de vida, que son una parte más del propio tratamiento, y se ha demostrado que tienen impacto en la supervivencia del enfermo oncológico. 

A la vez, los pacientes recaban información porque son conscientes de la importancia que tienen sus hábitos durante todo el proceso. De ahí que el curso tenga un enfoque totalmente multidisciplinar, donde todas las especialidades que están implicadas en el ciclo del tratamiento puedan tener voz y ofrezcan, desde su experiencia, herramientas adecuadas para los diferentes profesionales involucrados, desde la fisioterapia, la nutrición, la enfermería, el trabajo social, la psicooncología…

El curso está promovido por el Centro Ejercicio y Cáncer, la Fundación para el Desarrollo y la Vanguardia Sanitaria (Fidys) y Educa-Med, y también cuenta con el apoyo de prestigiosas organizaciones…

Así es, cuenta con el apoyo de diferentes entidades y organizaciones. Hemos querido que tuviera el máximo respaldo posible para acreditar no solamente la calidad de todo el material, sino también para asegurar la base científica de la información que vamos a proporcionar. Para ello, hemos conseguido los avales de instituciones como la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), y hemos solicitado el de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) o la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO). Pero, además, nos acompañan otros colaboradores, como es la Fundación Más que Ideas, que también da un soporte cualitativo a la programación que queremos ofrecer.

¿Cómo se estructura la formación? ¿Por qué se ha organizado en diferentes bloques?

Como el curso está abierto a cualquier profesional de la práctica clínica, aunque no tenga una relación directa con la oncología, hemos planificado el contenido área por área. 

Primero hemos querido abordar los aspectos oncológicos y de los diferentes tratamientos con sus efectos secundarios, para después plantear las bases fisiológicas tanto de la alimentación como de la parte del ejercicio físico. De esta forma proporcionamos un esquema global con los puntos en los que nos vamos a basar a la hora de prescribir pautas específicas de ejercicio y nutrición, así como los puntos de precaución que debemos tener en cuenta.

Tampoco queríamos dejar pasar la oportunidad de dar una visión global de la investigación en este ámbito, porque creemos que es otro de los puntos más importantes. 

Para finalizar, el curso consta de un pequeño módulo muy interesante y necesario para todos los profesionales. Está focalizado en la comunicación con el paciente y su objetivo es sentar las bases para poder hablar con el paciente y transmitirle cada uno de los mensajes de la forma más adecuada, con el fin de obtener una mayor motivación ante el cambio y una mayor adherencia a los hábitos de vida que tiene que adoptar. 

En definitiva, el curso contempla todos los enfoques: desde la parte más clínica, pasando por la fisiología básica, a la parte más traslacional y de intervención, para que los asistentes tengan una visión completa de qué es lo que pasa en el cuerpo, cómo se debe aplicar a cada paciente y, por último, cómo tengo incluso que comunicarlo.

En los últimos años se ha trabajado mucho para proporcionar evidencia científica a la incidencia que tiene el ejercicio físico en la prevención y tratamiento del cáncer. En su caso, ha liderado el que probablemente sea el ensayo más ambicioso que se ha hecho sobre el tema. ¿Cuáles fueron sus principales conclusiones?

Después de 15 años trabajando en este ámbito, hemos concluido que el ejercicio físico es fundamental para ayudar al paciente en diferentes aspectos. Durante el tratamiento ayuda a mejorar su estado físico, reduce los efectos secundarios, le proporciona más energía y, sobre todo, contribuye a normalizar esta enfermedad. Y esto genera un impacto muy importante en el paciente. 

También se ha evidenciado que el ejercicio físico se debe empezar cuanto antes. De hecho, aquellas personas que empiezan a hacer ejercicio físico específico antes de los propios tratamientos llegan más preparados y esto hace que los efectos secundarios tengan un menor impacto en su salud y en su día a día. Y, por último, en el seguimiento. No nos debemos olvidar que el tratamiento oncológico tiene un impacto a largo plazo, genera un envejecimiento de las células que se va viendo de manera progresiva y paulatina. Si nosotros no ayudamos al cuerpo a regenerarse después de esos tratamientos, el envejecimiento precoz será cada vez más evidente. Y no es una cuestión física o visible, sino un factor que puede acarrear enfermedades a largo plazo, enfermedades que no corresponden a los pacientes por edad, como por ejemplo enfermedades cardiovasculares, enfermedades metabólicas u otras enfermedades crónicas cada vez más habituales en estos pacientes. 

Afortunadamente los pacientes sobreviven, cada vez viven más. Ahora tenemos que centrarnos no solamente en que sobrevivan y vivan más, sino que también en que vivan mejor. Y creo que el ejercicio físico tiene esa potencia que les ayuda realmente a mejorar todos los ámbitos de su vida, tanto la parte física como la parte emocional. El ejercicio es mucho más que una mejora en los niveles de colesterol, en la reducción de la hipertensión o en el aumento de la masa muscular, cambia la propia percepción de cómo se siente la persona durante todo el proceso y eso hay pocas cosas que sean capaces de conseguirlo. 

¿Se observa una mayor concienciación entre los pacientes y profesionales sanitarios sobre la importancia de incorporar el ejercicio físico y la nutrición?

Ha habido una gran evolución, sobre todo en la información que tienen los pacientes a su alcance y su valoración durante y después de los tratamientos. También se ha avanzado mucho en investigación. Antes estaba más localizada en Estados Unidos y ahora se ha extendido a nivel europeo, y eso nos ha permitido acercarnos a la población oncológica. 

Pero todavía hay mucho por hacer, porque en algunos entornos todavía se sigue fragilizando al paciente oncológico, recomendándole que no haga nada, que descanse… Cuando la realidad es que es mejor que haga ejercicio, aunque tenga que ser adaptado a sus necesidades durante este proceso. 

Hay que avanzar desde la sensibilización. ¿Y cuál es la sensibilización más importante que mejora y aumenta la motivación al cambio del paciente? Que su oncólogo o su clínico de referencia les diga que hagan ejercicio. Sabemos que es uno de los factores principales a la hora de cambiar esos hábitos de vida. Por lo tanto, los oncólogos, oncólogos radioterápicos, personal de enfermería, clínicos de rehabilitación, fisioterapia…, tienen un papel esencial a la hora de recomendar al paciente hacer ejercicio físico. Cada vez hay más información también científica y esto hace que las sociedades científicas tengan una visión a largo plazo basada en que el ejercicio tiene que estar dentro del discurso del oncólogo.

Gracias a encuentros como el Curso de Ejercicio y Nutrición en Cáncer para Clínicos, estas disciplinas han aumentado su visibilidad entre los clínicos y son cada vez más conscientes, pero tenemos que seguir profundizando. 

Recapiti
mjgomez@roatan.es