El acercamiento del Gobierno, por la parte del PSOE y, más en concreto, en la figura de su presidente, es patente desde hace ya un par de meses. Pedro Sánchez ha anunciado que la semana que viene se reunirá con los CEO de las grandes farmacéuticas, en lo que supondrá el segundo encuentro de estas características en apenas dos años. Pero esto no es todo. Sánchez “celebró” esta semana el Día Mundial contra el Cáncer con una visita a una planta de producción de una multinacional farmacéutica en España. Sin duda, el presidente conoce los mensajes de la industria que puede hacer suyos y a los que puede sacar rédito político: sector creador de empleo de calidad, con fuerte presencia femenina, liderazgo español en ensayos clínicos… Y no ignora que, como apuntó Farmaindustria en su rueda de prensa de esta semana, el gran polo de la industria farma en España está en Cataluña, donde precisamente Sánchez está cada vez más obligado a contar con aliados.

La Ley del Medicamento, así no

La sintonía industria-Gobierno parece, pues, idílica en estos días previos a San Valentín… Pero hasta en las parejas más felices surgen roces. A veces sólo hay que preguntar un poco a los implicados. En la rueda de prensa celebrada por Farmaindustria esta semana se aportaron datos, cifras y estadísticas variadas sobre la gran contribución del sector del medicamento a la economía y a la salud en España. Más de 27.000 euros de valor añadido. Pero también hubo espacio para las preguntas y, claro, ahí ya surgió alguna desavenencia, a cuenta del borrador filtrado de la reforma de la Ley del Medicamento. A decir del director de Farmaindustria, Juan Yermo, este texto -aunque no es definitivo- no refleja el espíritu de la Estrategia Farmacéutica pactada con el Gobierno hace escasas semanas. Ni los precios de referencia, ni los reembolsos por volumen de ventas, ni la política de genéricos y biosimilares convencen. Habrá que ver si hay mucho espacio para cambios en el documento.

¿Ser hombre es un malo para la salud?

Mientras el presidente hacía amistades en los laboratorios, el Ministerio de Sanidad -el ala de Sumar del Gobierno- convocaba a los medios con esta sorprendente premisa: la masculinidad perjudica seriamente la salud. El secretario de Estado, Javier Padilla, se apoyaba en datos tales como la menor esperanza de vida de los varones, el mayor consumo de alcohol y tabaco o una tasa de suicidios más alta. El Ministerio ha prometido tomar cartas en el asunto para averiguar si ser hombre es un determinante social de la salud.