De la devastación a la esperanza: ayudamos a Lou a estudiar de nuevo  ...

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Hace tres años, Lou, de 13 años, vivió una experiencia aterradora. Cuando un ciclón azotó su aldea en Lembata, una isla de Indonesia, la casa de Lou fue arrasada por una inundación repentina que se llevó a uno de sus hermanos mayores y casi le costó la vida a su madre, quien quedó atrapada entre los escombros de su hogar. La propia Lou sufrió heridas graves y posteriormente tuvieron que amputarle una pierna. 

Aunque sobrevivió al azote de la tormenta, el trauma que experimentó le cambió la vida por completo: “No pude ir a la escuela durante un año y mi madre tuvo que permanecer en cama casi dos años para recuperarse”, explica Lou, quien forma parte del programa de apadrinamiento de Plan International. 

Para ayudar a Lou a regresar a la escuela, Plan International le proporcionó vales de efectivo para comprar el material escolar que necesitaba. “Puedo elegir lo que necesito en el bazar. Con estos vales, puedo comprar zapatos nuevos, mochilas, uniformes, material de papelería y libros para la escuela. Es un gran alivio para mis padres”, comenta. 

La ayuda en efectivo y bonos (CVA, por sus siglas en inglés) es parte de una iniciativa de Plan International para apoyar a más de 8.600 niños y niñas beneficiarios en Lembata. Cada uno recibe un conjunto de vales por un valor de 150.000 rupias indonesias (IDR), que pueden usar para comprar el material escolar que necesiten en un mercado que se organiza en su aldea. 

“El Thank You Project es nuestra manera de mostrar gratitud a nuestros niños y niñas apadrinados y sus familias. A través de este programa, queremos asegurarnos de que se satisfagan las necesidades educativas de estos niños y niñas y, al mismo tiempo, fomentar la participación de la comunidad al incluir a vendedores y emprendedores locales”, explica Kornelis Sabon Ola, subgerente del Área de Implementación de Programas de Plan International en Lembata. 

Se han organizado mercados en cada una de las casi 80 aldeas de Lembata donde opera nuestro programa de apadrinamiento, entre diciembre de 2024 y marzo de este año. Estos se llevarán a cabo durante el día, de 2 p.m. a 4 p.m., después del horario escolar, para no interrumpir la educación de la infancia de la zona. 

Trabajando con comerciantes y proveedores locales para garantizar la disponibilidad de material escolar, cada niño y niña recibe dos vales de 50.000 IDR, dos vales de 20.000 IDR y un vale de 10.000 IDR para gastar en el bazar, que también sirve como una plataforma para concienciar sobre la importancia de la educación para los niños en las comunidades. 

Los niños y niñas van al mercado acompañados por sus padres, el personal de Plan o voluntarios de la comunidad y pueden canjear sus vales por hasta 25 artículos escolares diferentes, seleccionados según su edad y necesidades individuales. Los vales pueden utilizarse en los distintos puestos que se ofrecen dentro del bazar, ofreciendo a los niños autonomía sobre sus elecciones. 

“Los vales permiten a los niños satisfacer sus necesidades, tener dignidad y capacidad de decir, así como apoyar la economía local. El mecanismo de CVA fomenta la participación de la comunidad y brinda a cada niño y niña la oportunidad de decidir y determinar sus propias necesidades educativas”, explica Kornelis. 

Lou nos cuenta que su padre solía decidir qué material escolar comprar para ella, pero ahora puede elegir lo que necesita por sí misma. “Hablamos en casa sobre lo que necesitaba y cuánto podía comprar con los vales. Mis padres y mi hermano mayor me dejaron elegir y me llevaron al bazar para conseguir las cosas que quería.” 

Los niños o niñas que no puedan ir al bazar pueden enviar a sus familiares en su lugar, como Vinsen, de 54 años, quien asistió al en lugar de su hija, que estaba enferma: 

“Mi hija está enferma en casa. No puede venir hoy, aunque le gustaría. Escribió en un papel las cosas que quería comprar y me lo dio. Así que vine al bazar hoy para canjear los vales por ella.” 

Conversaciones como estas fomentan que las familias y los padres respeten la capacidad de sus hijos e hijas para tomar decisiones y aumentan la conciencia de los menores de que su voz será escuchada por su familia y sus padres y madres. 

En estos bazares, se han implementado mecanismos de retroalimentación para que los niños, niñas, padres y madres puedan expresar su opinión sobre la iniciativa, ofrecer sugerencias para mejorar el proyecto en el futuro y abordar cualquier problema que se planteen. 

Mientras Lou elige entre la amplia variedad de materiales escolares disponibles, finalmente puede mirar hacia su futuro con esperanza: “Estoy feliz de estar de vuelta en la escuela y poder usar mi nuevo kit escolar.” 

Recapiti
Sadaya Delaossa