Descifrando el ADN de la Verdad: Cómo el Índice de Abuelidad reunió decenas de familias - FIBGAR

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Descifrando el ADN de la Verdad: Cómo el Índice de Abuelidad reunió decenas de familias

Durante el período 1976-1983, Argentina vivió una dictadura cívico-eclesiástico-militar bajo la cual se cometieron crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos. El régimen llevó a cabo un plan de exterminio sistemático, resultando en la desaparición forzada de 30.000 personas, incluyendo activistas y estudiantes. Estas personas fueron torturadas, asesinadas, incineradas, arrojadas al mar o enterradas en fosas comunes.

Además, mujeres embarazadas secuestradas fueron obligadas a dar a luz en condiciones inhumanas y, en la mayoría de los casos, fueron asesinadas, resultando en la apropiación de unos 500 bebés y la supresión de su identidad. Ante esta situación, las familias de las víctimas se organizaron en movimientos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, reconocidos mundialmente por su lucha por la verdad. Con el regreso de la democracia, la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas (CONADEP) documentó los crímenes del régimen que se pueden leer en las páginas de su informe Nunca más

Frente a este panorama, y respondiendo a una solicitud de las abuelas de la Plaza de Mayo, un equipo de investigadores e investigadoras, liderado por Mary-Claire King, desarrolló en la década de 1980 un método científico para determinar la relación biológica entre niños y niñas y sus posibles abuelos ante la ausencia de sus progenitores, presuntamente desaparecidos o asesinados: el “Índice de Abuelidad”.

¿Cómo funciona el Índice de Abuelidad?

Los abuelos y las abuelas comparten aproximadamente un 25% de su ADN con sus nietos y nietas, lo que permite establecer relaciones biológicas mediante comparaciones entre el ADN de ambas partes. La prueba utiliza técnicas de análisis genético para identificar patrones de coincidencia y determinar con alta probabilidad si existe un vínculo de parentesco.

Las Abuelas de Plaza de Mayo han desempeñado un papel fundamental en la aplicación del Índice de Abuelidad. Esta organización recolecta muestras de ADN de niños y niñas que se sospecha que fueron apropiados durante la dictadura y las compara con muestras genéticas de posibles abuelos y abuelas biológicos. Cuando se confirma una coincidencia, se inician los procedimientos legales y psicológicos necesarios para que el niño o la niña recupere su identidad y sea reintegrado o reintegrada en su familia biológica.

El Índice de Abuelidad ha sido un hito en la lucha por la justicia y la verdad en Argentina. Ha permitido a familias separadas por la represión estatal reencontrarse después de décadas, cerrando heridas abiertas y reivindicando el derecho a la identidad. Además, ha fortalecido el trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes se han convertido en un símbolo de resistencia y compromiso con los derechos humanos. El Índice de Abuelidad demuestra cómo la ciencia puede convertirse en una herramienta poderosa para la memoria histórica y la reparación social.

A pesar de los éxitos alcanzados, persisten retos importantes. Muchos niños y niñas apropiados aún no han sido identificados, ya sea por falta de muestras genéticas disponibles o por desconocimiento de su situación. Los científicos y científicas continúan trabajando en mejorar la precisión y accesibilidad de las pruebas genéticas, así como en ampliar bases de datos que permitan más coincidencias. En el futuro, se espera que la tecnología avance para identificar con mayor eficacia a las víctimas de apropiaciones forzadas y contribuir a procesos de justicia transicional en otros contextos

El Índice de Abuelidad es más que un logro científico; es un puente hacia la verdad y la justicia para las víctimas de la dictadura argentina. Su impacto trasciende fronteras, ofreciendo un modelo de cómo la ciencia y los derechos humanos pueden converger para sanar las cicatrices del pasado. Con el avance de la tecnología y el compromiso de organizaciones como las Abuelas de Plaza de Mayo, el futuro promete nuevas posibilidades para la memoria histórica y la reparación.

Margarita Villegas, colaboradora de FIBGAR

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