La inteligencia artificial (IA) ya está cambiando la manera en que trabajamos en comunicación corporativa. Desde la automatización de tareas repetitivas hasta la personalización de contenidos, la IA ofrece oportunidades que pueden mejorar la eficiencia y la creatividad de los equipos de comunicación.
Por supuesto, la incorporación de la IA en los flujos de trabajo también supone retos, tanto éticos como estratégicos, pero esos los analizaré en otro post.
Usada de forma responsable y estratégica, la IA puede liberar tiempo para dedicarlo a tareas en las que las personas aportamos más valor. La clave está en no delegar todo en la IA, sino aprender a integrarla estratégicamente en nuestros flujos de trabajo.
¿En qué tareas la IA es útil y en cuáles no? En mis formaciones siempre digo que para descubrirlo es necesario dedicar horas a hacer pruebas y sacar conclusiones (o venirte a la escuela de #LasImperdibles y yo hago el filtrado por ti y tú te ahorras las horas de ensayo y error).
Usada de forma responsable y estratégica, la IA puede liberar tiempo para dedicarlo a tareas en las que las personas aportamos más valor.
