Estamos preocupados por la crisis climática, por eso, el pasado 7 de marzo, de la mano de la Fundación Telefónica, para ampliar nuestros conocimientos, tuvimos una de nuestras visitas formativas a la exposición ‘Ecos del océano’.
En el impresionante y conocido edificio de Telefónica de Madrid, nos presentaron un conjunto de instalaciones en las que conviven y se entrelazan el arte experiencial, la ecología marina y las fronteras de la bioacústica. En la propuesta nos destacaron la importancia que tiene la sostenibilidad de los ecosistemas marinos y del sonido para los habitantes del mar. Gracias a los avances tecnológicos, visitamos un espacio expositivo convertido en un enorme dispositivo de escucha en el que se nos invitó a establecer una conexión con otros habitantes del planeta a través de la emoción y la empatía, y lo consiguieron.
Comentar que esta exposición está comisariada por José Luis de Vicente y establece un diálogo creativo entre el colectivo artístico Marshmallow Laser Feast, y científicos, investigadores y expertos de diferentes campos, como el Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas de la Universitat Politècnica de Catalunya, el escritor y cineasta de historia natural Tom Mustill, artesanos del vidrio y especialistas en acústica.
Hoy sabemos lo que desde hace décadas se viene estudiando, que el sonido cumple un papel fundamental en las relaciones entre las distintas formas de vida marina. En los últimos 20 años, la ecología acústica está viviendo una revolución gracias a la irrupción de herramientas digitales, de los drones y la fotografía por satélite a las redes de micrófonos submarinos y la inteligencia artificial. Como resultado de estas investigaciones, somos conscientes -y así lo hemos denunciado muchas veces- de la amenaza que la actuación humana supone para estas especies generando grandes cantidades de ruido que interfieren en su vida.
La primera de las instalaciones sonoras de Marshmallow Laser Feast Meditation Room es la antesala en la que se nos preparó para la experiencia multisensorial en la que nos sumergimos a lo largo de la muestra. Los sonidos y las vibraciones de delfines mulares, ballenas jorobadas, cachalotes y ballenas grises, nos guiaron por una suerte de meditación en la que sintonizamos nuestra conciencia y respiración con los ritmos de estos seres oceánicos. Lo vivimos, fue como una sensación de existencia compartida.
A continuación entramos en la muestra Seeing Echoes in the Mind of the Whale (Viendo ecos en la mente de la ballena), una instalación audiovisual envolvente formada por doce pantallas en coproducción con el Museu del Disseny de Barcelona. Creada por Marshmallow Laser Feast, la pieza explora la manera en la que las especies marinas perciben la realidad a través de sus sentidos. La instalación coral muestra el movimiento progresivo de los cetáceos desde la superficie hasta las profundidades del océano y, para ello, integra imágenes generadas por inteligencia artificial y grabaciones sonoras reales de especies marinas recogidas en distintos puntos del planeta. Algunos de estos sonidos proceden de las grabaciones del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas de la Universitat Politècnica de Catalunya, liderado desde hace 20 años por el biólogo marino Michel André, una entidad que estudia la contaminación acústica de los océanos y el impacto sobre las especies que los habitan, entre ellas, ballenas, cachalotes y otros cetáceos. En la pieza también han colaborado otros científicos e investigadores, entre ellos, el escritor y cineasta de historia natural Tom Mustill.
Nos encantaron las contribuciones que durante esta parte de la visita hizo nuestro socio, Carlos Vallecillo. Su sabiduría aportó información y anécdotas que nos dejaron gratamente impresionados.
Sorprendente fue el Templo de plancton, una instalación escultórica, sonora y lumínica que recrea la migración vertical de la infinidad de diminutos organismos que componen el plancton. Se trata de doscientas piezas de vidrio soplado que evocan sus rítmicos viajes desde las profundidades a la superficie del océano, sustentando la vida marina y generando la mitad del oxígeno de la atmósfera terrestre.
La experiencia inmersiva de estas tres instalaciones se completa con dos salas en las que se muestran una selección de materiales procedentes de las investigaciones científicas en torno al estudio de estas especies marinas.
Al final de la visita formativa hemos podido comprobar como actualmente los satélites, los drones y la inteligencia artificial, permiten observar los movimientos de las ballenas desde el espacio, registrar sus cantos bajo el agua, y trazar nuevas estrategias para proteger a estos cetáceos en un océano cada vez más ruidoso y contaminado. Todos estos descubrimientos y avances en torno al paisaje sonoro marino han tenido lugar en el preciso momento en que la acción humana ha empezado a degradarlo y amenazarlo debido a la contaminación acústica que afecta enormemente a la vida de los cetáceos. Tenemos que recordar que los océanos son el soporte vital de nuestro planeta, constituyen el mayor ecosistema del mundo, albergan casi un millón de especies conocidas y presentan un enorme potencial científico por explorar.
Sin duda, Ecos del océano nos ha ofrecido una experiencia inmersiva, nos ha permitido vivir en primera persona la importancia crucial que tiene el sonido para los habitantes del mar, algo que hemos descubierto solo en las últimas dos décadas gracias a los avances de la tecnología.
Muchas gracias a Alejandro y Marta que nos acompañaron durante toda la visita y a Eva Solans Galobart, responsable de comunicación y medios de Fundación Telefónica, por facilitar que esta visita llegase a realizarse.
Más información sobre la programación paralela a la exposición, recursos y reservas de actividades en: https://espacio.fundaciontelefonica.com/