Los dueños de perros conocen y están en guardia frente a la leishmaniasis, una enfermedad producida por un protozoo; esto es, un organismo patógeno microscópico, que puede acabar con la vida de las mascotas. También infecta a las personas y es un peligro para aquellas que están inmunodeprimidas. Kala-azar es el término con el que se conoce también la leishmaniasis visceral, que significa enfermedad negra por la coloración grisácea de la piel de las personas infectadas en India. Así, el protozoo Leishmania realiza parte de su ciclo en un hospedador invertebrado (flebótomo) y parte en uno vertebrado (perro u hombre).
Como explica el doctor Hernández Burruezo, del Servicio de Medicina Interna del hospital general de Especialidades de Jaén, en un estudio difundido por Medicina integral, en España los insectos vectores Phlebotomus perniciosus y P. ariasi son los que pican preferentemente al perro. Se ha demostrado que la transmisión del protozoo también ocurre al compartir jeringuillas. Excepcionalmente la enfermedad puede transmitirse por picadura de garrapata, transfusión sanguínea, de persona a persona, o a través de la placenta durante la gestación.
Dicho esto, la noticia ahora proviene de Brasil donde un equipo de científicos ha descubierto una nueva clase de proteínas que ayudan a regular las funciones celulares esenciales de este parásito y que, en su opinión, podría conducir al desarrollo de medicamentos más eficaces contra la enfermedad. Las posibles dianas farmacéuticas para el tratamiento de la leishmaniasis visceral aparecen en el estudio que publicita Plos Pathogens. Hasta ahora, los expertos consideran poco eficaces las estrategias terapéuticas existentes.
José María Fernández-Rúa
PUBLICADO EN A TU SALUD (LA RAZÓN) EL DOMINGO 17 NOV 2024