Las 4 patologías más comunes de la coloproctología son: hemorroides, fisura anal, fístula perianal y sinus pilonidal • LoComunicas

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  • El Dr. Alonso Poza destaca que más de la mitad de la población experimentará hemorroides en algún momento de su vida.
  • El denominador común de todas estas patologías es que mejoran notablemente si se diagnostican y tratan de manera precoz.

Para concertar entrevistas con el Doctor Alonso Poza: rosanaribera@locomunicas.es

Madrid, 20 de marzo de 2025.- La Coloproctología es la especialidad médica que aborda los trastornos de colon, recto y ano. Aunque existen múltiples patologías dentro de este área hay cuatro que destacan por su frecuencia y por el impacto que generan en la calidad de vida de los pacientes: las hemorroides, la fisura anal, la fístula perianal y el sinus pilonidal.

El Dr. Alfredo Alonso Poza, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid y cirujano en el Hospital Quirón San Camilo de Madrid, destaca que “estas enfermedades son más habituales de lo que pensamos y, aunque comparten localización anatómica, su origen, síntomas y tratamiento son muy distintos”.

Hemorroides: una afección frecuente y estigmatizada

Las hemorroides son dilataciones venosas en la zona anal que afectan a más del 50% de la pobración en algún momento de su vida. Factores como el estreñimiento crónico, el embarazo o el sedentarismo pueden favorecer su aparición. Entre sus síntomas más comunes se encuentran el sangrado, el picor y la sensación de bulto en el ano. “El tratamiento puede ser conservador en fases iniciales, pero cuando los síntomas se cronifican o afectan a la vida diaria, la cirugía mínimamente invasiva ofrece excelentes resultados”, explica el Dr. Poza.

En los casos más avanzados de hemorroides, cuando las medidas conservadoras y los tratamientos ambulatorios no resultan efectivos, es necesario recurrir a la cirugía. Las opciones quirúrgicas incluyen la hemorroidectomía tradicional, que consiste en la extirpación completa del tejido hemorroidal, y técnicas más innovadoras como la cauterización con láser diodo con la técnica de disección submucosa, levantando el colgajo de mucosa rectal donde están las varices que se esclerosan con el láser reducen el dolor postoperatorio y acelera la recuperación del paciente.

Fisura anal: pequeño corte, gran molestia

La fisura anal es una herida lineal en la mucosa del ano que provoca un dolor intenso, especialmente durante y después de la defecación. “El dolor es tan agudo que muchos pacientes retrasan ir al baño, lo que agrava el problema”, afirma el especialista.

En cuanto al tratamiento, se dan prioridad a las medidas dietéticas para facilitar el tránsito intestinal y fármacos tópicos para relajar el esfínter. Solo si la fisura se cronifica y no responde al tratamiento, se valora la cirugía. 

Cuando la fisura anal se vuelve crónica y no responde al tratamiento médico tras varias semanas, el abordaje quirúrgico se convierte en la mejor opción. La intervención más habitual es la esfinterotomía lateral interna, que consiste en realizar un pequeño corte controlado en el esfínter anal interno para disminuir la presión y facilitar la cicatrización de la fisura, logrando una resolución definitiva en la mayoría de los casos y reduciendo significativamente el dolor.

Fístula perianal: conexión no deseada

La fístula perianal es un trayecto anómalo que comunica el interior del ano con la piel perianal, fruto de una infección previa de la glándula anal. Esto genera supuración persistente, dolor y episodios de inflamación. Tal como señala el doctor, “su tratamiento es quirúrgico en la mayoría de los casos, y uno de los retos es preservar al máximo la función del esfínter para evitar problemas de continencia”.

El tratamiento es quirúrgico y varía según su complejidad. Para fístulas simples se realiza una fistulotomía, mientras que en casos más complejos se utilizan sedales, técnicas de colgajo mucoso o procedimientos avanzados como la técnica FILaC, que es la cauterización del trayecto fistuloso con láser diodo tras una cuidadosa disección del trayecto a través de los esfínteres, buscando siempre preservar la función de los esfínteres y reducir el riesgo de incontinencia.

Sinus pilonidal: más allá del “quiste”

El sinus pilonidal suele aparecer en la región sacrococcígea, justo por encima del pliegue interglúteo. Se origina por la acumulación de pelos que penetran en la piel, generando infecciones recurrentes y abscesos. “Es frecuente en jóvenes y personas que pasan muchas horas sentadas. Hoy en día existen técnicas menos agresivas que permiten una recuperación más rápida y con menos riesgo de recaídas”, explica el doctor.

El tratamiento del sinus pilonidal es quirúrgico y varía según el caso. Puede incluir el drenaje del absceso en fases agudas y, posteriormente, técnicas como la cirugía abierta, el cierre por primera intención o procedimientos mínimamente invasivos como la SILaC, que es la utilización del láser diodo a través de dos o tres orificios de pequeño tamaño cauterizando el trayecto fistuloso del sinus y su cavidad principal tras la limpieza exhaustiva del mismo reduce el dolor y acelera la recuperación al evitar grandes incisiones.

El denominador común de todas estas patologías es que mejoran notablemente si se diagnostican y tratan de manera precoz. Además, factores como una dieta rica en fibra, una hidratación adecuada y evitar el sedentarismo son clave para prevenir su aparición. “Perder el miedo o la vergüenza a consultar al especialista es fundamental. Un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado marcan la diferencia en la calidad de vida del paciente”, concluye el doctor Alonso Poza. 

Más información:
Web: https://dralonsopoza.com

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