Autor: firmainvitadapj
8 abril, 2025
*Celia Roncalés Villa, Martín Vaquera González, Santiago Fandos Planelles.
Por qué importa hablar de masculinidades
Cuando en el estudio de Fad Juventud Culpables hasta que se demuestre lo contario (Boneta et al., 2023) leemos que “el antifeminismo y el negacionismo de la violencia machista ha crecido entre los chicos adolescentes en España”, saltan las alertas. Si entendemos que la vivencia de la masculinidad encierra unas limitaciones opresivas y patriarcales que constriñen la subjetividad de las personas, hablar de la construcción de las masculinidades puede abrirnos una senda, no para señalar culpables, sino para examinar unas estructuras sociales, culturales, políticas y económicas que contribuyen a la reproducción de comportamientos y actitudes machistas y violentas. Entendemos que desarrollar prácticas enmarcadas bajo los roles de masculinidad hegemónica tiene consecuencias negativas sobre la vida de los hombres, pero a su vez consecuencias directas e incluso más graves sobre la vida de las mujeres, que sufren de primera mano la discriminación y la violencia engendrada por estas.
A lo largo del siguiente texto analizaremos el modo en el que se relaciona la biografía personal con la estructura social a la hora de encarnar la masculinidad y pondremos el foco sobre el papel de la ideología. Parece que existe una relación estrecha entre ideología y autopercepción de la masculinidad, aunque cuesta discernir si una arrastra a la otra o viceversa. En otras palabras, ¿se ven atados los hombres jóvenes a seguir los mandatos de su ideario político para con el feminismo, o es su asunción de roles de género cercanos al ideal de la masculinidad lo que condiciona a priori dichos idearios?
El contexto histórico actual y el sistema socioeconómico en el que nos encontramos ha generado una crisis o un resquebrajamiento de la masculinidad. La pérdida de autoridad económica de los hombres en contextos de depauperización creciente les lleva a adoptar roles de la masculinidad más explícitamente sexistas con la finalidad de refundar su posición de dominación en la estructura patriarcal (Hooks, 2020). No obstante, esta crisis de la masculinidad hegemónica abre la puerta a posicionamientos políticos que tratan de redefinir el ideal de la masculinidad, entrando en conflicto directo con aquellos sectores sociales que optan por perpetuar los mandatos tradicionales de la misma (Connell, 1995). Aquí es donde se ubica y se entiende el papel del feminismo y el antifeminismo en torno a su pretensión de definir lo que es la masculinidad. Este prisma también nos abre la puerta a comprender que la expresión de ciertas conductas de la masculinidad aquí tratadas, no sólo miden una forma concreta de entender la propia identidad, sino que detrás también hay toda una socialización política que pugna por redefinir (o no) dichos mandatos, así como una serie de posicionamientos políticos que restringen (o no) a los hombres a la hora de verbalizar conductas propias de la masculinidad hegemónica.
Para poder ver cómo la masculinidad incide en los varones jóvenes y ver quiénes manifiestan comportamientos masculinos más hegemónicos, se han tomado los datos del cuestionario del Centro Reina Sofía de Fad Juventud en su estudio La caja de la masculinidad: construcción, actitudes e impacto en la juventud española (Sanmartín et al., 2022). Con ellos se ha creado un índice de masculinidad y se ha puesto el foco en las características sociales y económicas que inciden en este, así como en las consecuencias conductuales que tendría el modo de encarnar la masculinidad para dichos jóvenes.
Es importante destacar que los resultados pueden estar afectados por el sesgo de deseabilidad social, es decir, que las personas tiendan a responder de forma políticamente correcta o según lo que se espera de ellas. Esto va a estar presente en todo este artículo, puesto que conforme se mide la masculinidad en la encuesta utilizada, los que respondieron pudieron caer en este sesgo.
La masculinidad como entramado político y económico
Como podemos ver en el gráfico del índice de la masculinidad, las respuestas muestran que más de la mitad de las frecuencias se concentran en valores de poca masculinidad tradicional.
Gráfico 1. Distribución del Índice de masculinidad.
Fuente: elaboración propia a partir de Sanmartín et al. (2022) / Base muestral: hombres entre 15 y 29 años (N=848)
Por el contrario, al cruzar el índice de masculinidad con la clase social autopercibida, se observa una correlación positiva entre ubicarse en clases sociales más altas y presentar un índice de masculinidad más elevado. Si atendemos a indicadores utilizados habitualmente para caracterizar la clase social, nos encontramos que los perfiles que manifiestan alinearse de forma más contundente con la masculinidad hegemónica tradicional presentan un menor nivel educativo y unas peores condiciones socioeconómicas. Planteamos que el análisis de la masculinidad es indisoluble de otros factores que condicionan las relaciones de dominación como la clase, de este modo, podríamos entender que una expresión de actitudes masculinas más exacerbadas en clases bajas es sintomática de una forma de representación propia de la masculinidad obrera (Connell, 1995) que, quizá, lleva a las personas entrevistadas con condiciones socioeconómicas menores a mostrar conductas hiper masculinas. Por su parte, podemos indicar que aquellos que han mostrado unas actitudes más alejadas de la masculinidad tradicional, tienden a contar con mejores condiciones socioeconómicas. En definitiva, el factor económico es enormemente relevante a la hora de exponer conductas más o menos asociadas a la masculinidad tradicional.
A su vez, el eje ideológico es otra variable crucial a la hora de analizar la posición que ocupa la juventud ante la masculinidad. Se ha hallado que las personas que se definen ideológicamente de izquierdas, obtienen valores más bajos en el índice de masculinidad, frente a personas que se definen de centro o de derechas. Se observa una fuerte asociación entre ser de derechas y definirse como alguien muy masculino, y ser de izquierdas y definirse como alguien poco masculino. Esto nos indica que la ideología sí importa y mucho en la percepción de cuán masculino se es y se debe ser. ¿Se puede deber a que sus posicionamientos ideológicos les permiten ser (o reconocerse) como más explícitamente masculinos? ¿Hay un interés de ciertos sectores ideológicos en mostrar o reivindicar activamente patrones de una masculinidad más tradicional?
¿Cómo influye todo esto? Las consecuencias de una masculinidad más tradicional
Ahora bien, ¿qué impacto tiene la masculinidad en los comportamientos y actitudes de los jóvenes españoles? Ciertas actitudes de los hombres jóvenes en España en relación con el feminismo y las dinámicas de control y violencia machista están -según muestra nuestro análisis-, claramente influidas por su alineación con la masculinidad tradicional. Los datos revelan que los hombres con una masculinidad tradicional más marcada tienden a tener una percepción más negativa del feminismo, son menos críticos con la violencia de género y muestran mayor acuerdo con actitudes de control en la pareja.
Gráfico 2. Medias de percepciones en función del tipo de masculinidad.
Fuente: elaboración propia a partir de Sanmartín et al. (2022) / Base muestral: hombres entre 15 y 29 años (N=848)
Un análisis más detallado destaca una diferencia interesante: mientras en temas de violencia de género y control en la pareja las actitudes varían significativamente entre los tres grupos de masculinidad, en el caso del feminismo, esta diferenciación no es tan clara entre los dos grupos con mayores niveles de masculinidad tradicional. De hecho, el gráfico muestra cómo las percepciones hacia el feminismo tienden a registrar puntuaciones más altas (más negativas) en todos los grupos, lo que plantea una pregunta importante: ¿hay un menor consenso entre los hombres jóvenes en España sobre la necesidad del feminismo, en comparación con el rechazo hacia la violencia de género o las dinámicas de control en la pareja?
Este fenómeno podría reflejar una polarización en torno al feminismo, provocando que algunos hombres jóvenes que no aceptan la mayor parte de postulados de la masculinidad tradicional se sientan desvinculados de sus mensajes y, en respuesta, refuercen esquemas tradicionales que mantienen el patriarcado y actitudes machistas. En otras palabras, entre los hombres jóvenes, el rechazo de una masculinidad más hegemónica no se traduce de forma directa en una mayor aceptación de los postulados del feminismo, como sí ocurre en el caso del rechazo de la violencia de género y de las dinámicas de control en pareja.
Conclusiones y reflexiones
Con todo ello, podemos concluir que aquellos hombres jóvenes que se autoperciben ideológicamente de derechas, por una parte, se identifican con una masculinidad tradicional más marcada, al mismo tiempo que esto genera efectos en sus actitudes y percepciones para con el feminismo, la violencia de género y el control que ejercen con sus parejas. El resultado final nos indica que posicionarse ideológicamente acaba por repercutir en nuestras maneras de habitar y reproducir prácticas que pueden encerrar comportamientos misóginos, controladores y violentos.
En tiempos donde se redefinen las masculinidades ante el impulso del movimiento feminista, los hombres jóvenes de hoy en día se encuentran en cierta manera atados a discursos negacionistas que los hace posicionarse dentro de una masculinidad constringente y opresiva, especialmente para con las mujeres, pero también para con ellos mismos.
La relación causal entre ambos elementos continúa siendo difícil de determinar. Nuestro esfuerzo investigador pone de relieve unas características sociopolíticas reproductoras de conductas que se alinean con una menor o mayor masculinidad tradicional, con el objetivo de vislumbrar qué hombres ejercen más opresión y discriminación en nuestra sociedad. Sin embargo, cabe tener en cuenta que la fuerza del paradigma dominante de la masculinidad se perpetúa por sí solo independientemente de la performatividad individual de los roles de género.
Bibliografía
Boneta Sádaba, N., Tomás Forte, S., y García Mingo, E. (2023). Culpables hasta que se demuestre lo contrario. Percepciones y discursos de adolescentes españoles sobre masculinidades y violencia de género. Madrid: Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fundación Fad Juventud. https://www.centroreinasofia.org/publicacion/masculinidades-cualitativo/
Connell, R. (1995). La organización social de la masculinidad. University of California Press, 1-25. https://seminariolecturasfeministas.wordpress.com/wp-content/uploads/2012/01/robert-connel-la-organizacion-social-de-la-masculinidad.pdf
Hooks, b. (2020). El deseo de cambiar. Hombres, masculinidad y amor. Belaterra Edicions.
Sanmartín Ortí, A., Kuric Kardelis, S. y Gómez Miguel, A. (2022). La caja de la masculinidad: construcción, actitudes e impacto en la juventud española. Madrid: Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud, Fundación Fad Juventud. https://www.centroreinasofia.org/publicacion/la-caja-de-la-masculinidad/
*Celia Roncalés Villa, Martín Vaquera González, Santiago Fandos Planelles son alumnos/as del Máster en Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales: innovaciones y aplicaciones, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).