Cada estación del año tiene sus propios malestares y patologías asociadas. A finales del otoño y durante el invierno, la falta de luz disminuye algunas funciones vitales, lo que se conoce como trastorno afectivo estacional. Por otra parte, una vez llega la primavera, el cansancio y la falta de energía se apoderan del cuerpo, lo que popularmente se llama astenia primaveral. ¿Sabes cómo afecta esta patología a nuestro organismo?
La astenia primaveral
Aunque el concepto de astenia primaveral está ampliamente aceptado, no hay evidencia científica que demuestre su existencia como patología. Además, los cambios estacionales no solo nos afectan en primavera; en otoño, cuando los días se acortan y la oscuridad llega antes, nuestro cuerpo también nota sus efectos.
Lo que sí está científicamente probado es que el organismo responde de forma diferente a los cambios de luz, un fenómeno conocido como “alteración del ritmo circadiano”. Cuando los ritmos circadianos se alteran, también pueden hacerlo los niveles de segregación de melatonina, la hormona que nos ayuda a conciliar el sueño. Por este motivo, entre otros muchos, una gran cantidad de expertos están en contra del cambio de hora.
Sintomatología
La astenia primaveral se caracteriza por un cansancio generalizado, falta de energía y una sensación de debilidad tanto física como mental. Asimismo, encadenar muchos días seguidos de lluvias o tiempo nublado, como es típico en primavera, tiene efectos directos sobre el cuerpo y en el estado de ánimo. La falta de exposición a luz solar puede provocar un tono vital bajo, tristeza o incluso estado depresivo.
Las personas meteorosensibles
Hay individuos que sufren más cambios de tiempo. A estos se les llama «personas meteorosensibles» y no solo les afecta la falta de exposición a la luz solar, sino que también les puede perjudicar un viento muy fuerte y seco.
En cuanto a la astenia primaveral, tampoco afecta a todos por igual. Se sabe que esta afecta más a las mujeres que a los hombres y que la franja de edad que nota más esta sintomatología son los adultos entre los 20 y los 40 años.
¿Cómo combatir los efectos?
Combatir los efectos de los cambios estacionales no es fácil: debe llevarse una vida saludable durante todo el año. Comer bien, dormir las horas necesarias y practicar deporte de forma regular puede ayudar a evitar toda esa sintomatología. Asimismo, procurar que la vitamina D se mantenga estable también puede ser primordial. Ahora bien, es importante tener en cuenta que, el período durante el cual el cuerpo suele experimentar estos cambios dura entre una y cuatro semanas, por lo que, si notas que el proceso se está alargando más de lo habitual, lo recomendable es acudir al médico.
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