El Papa Francisco ha fallecido el lunes 21 de abril a las 7:35 horas en su residencia de la Casa Santa Marta, a los 88 años de edad. La Santa Sede lo ha hecho público a las 9:52 horas a través de un comunicado. Francisco apareció en público por última vez este domingo en la plaza de San Pedro, para dar la tradicional bendición Urbi et orbi, poco después de reunirse con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.
El pontífice ha cumplido un mandato de 11 años tras la dimisión de Benedicto XVI en 2013. Ahora comienza un periodo que se denomina de «sede vacante». La Iglesia queda gobernada por el Colegio Cardenalicio, con especial relevancia para el cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farell, quien ha confirmado la muerte del Papa y firmado su acta de defunción.
Hace tan solo un año que Francisco decidió modificar la Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que guía los funerales de los papas, establecido por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996). Por lo que el funeral será muy sencillo. No se expondrá el cuerpo en un catafalco en la basílica de San Pedro, tal y como ha ocurrido con sus antecesores, sino que será un ataúd abierto de madera. Su deseo era descansar en la basílica de Santa María la Mayor, una novedad histórica, ya que hace más de cien años que no se entierra a un Papa fuera de la cripta de San Pedro. De esta manera, sus restos no reposarán en la cripta vaticana como es tradición. Pero hasta llegar a este punto primero deberán realizarse dos hitos:
- El primero: el camarlengo llama tres veces al Papa por su nombre de pila y toca suavemente su frente con un pequeño martillo de plata. Esta confirmación debe hacerse en la capilla de la residencia papal, y ya no en su habitación, como se hacía antes. Después, el cuerpo se coloca en un ataúd dentro de esa misma capilla y se traslada directamente a la basílica de San Pedro.
- El segundo: una vez en la basílica de San Pedro, el féretro se expone durante tres días para que los fieles puedan despedirse del pontífice. Esta vez, y por petición expresa de Francisco, el cuerpo ya estará dentro del ataúd de madera, en lugar de estar sobre un catafalco (los tres ataúdes tradicionales de ciprés, zinc y roble, colocados uno dentro del otro). Tras este periodo de velatorio, el ataúd se sella y se celebra una misa funeraria antes del entierro. Después del entierro comienza un periodo de nueve días de duelo, llamados los novendiales, durante los que se celebran nueve misas.
¿Cómo se elige al nuevo Papa?
Normalmente entre 15 y 20 días tras la muerte del Papa, todos los cardenales menores de 80 años son convocados a Roma para participar en la elección del nuevo pontífice en un cónclave. Se reúnen bajo llave en la Capilla Sixtina, y en este cónclave votarán 138 personas de las 252 que forman el Colegio Cardenalicio. Hasta la elección del sucesor de Francisco, los cardenales se alojarán en la residencia vaticana Casa de Santa Marta y no tendrán acceso a dispositivos electrónicos, como televisiones, teléfonos o radios.
¿Cuánto tiempo tarda en elegirse un nuevo Papa?
En ese ambiente de clausura, los 138 cardenales participarán en una primera votación llamada ‘de sondeo’. Luego se celebrarán cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Así hasta que un candidato reciba dos tercios de los votos.
Una vez ha terminado la votación se produce el escrutinio de los votos en tres fases: la mezcla y el recuento de las papeletas, el escrutinio y la revisión de los resultados. En la primera de ellas, se remueven las papeletas en una urna y luego se extraen de manera visible. Si el número de papeletas no corresponde al de electores, son quemadas y se procede a otra votación, pero, si es correcto, se pasa al escrutinio.
Durante el escrutinio, los tres cardenales elegidos, en cadena, abren las papeletas, observan el nombre, las leen en voz alta y anotan dicho nombre. Cada voto escrutado es perforado con una aguja y cosido unos a otros para ser conservados con más seguridad. Si nadie recibe los dos tercios necesarios de los votos, las papeletas se queman con una mezcla de productos químicos para producir humo negro.
Por el contrario, cuando un cardenal sí cuenta con el apoyo imprescindible, el decano del Colegio Cardenalicio le preguntará si acepta su elección. Si efectivamente acepta el cargo, el cardenal elegirá un nombre papal y se pondrá las vestiduras papales antes de salir al balcón de la Basílica de San Pedro.
Las papeletas de la ronda final se quemarán entonces con otros productos químicos para que produzcan humo blanco y contar así al mundo el éxito de la elección. Tras esto, el cardenal diácono senior anunciará desde el balcón de San Pedro Habemus Papam («Tenemos un Papa»), antes de que el nuevo soberano haga su primera aparición pública y bendiga la ciudad de Roma.