¿Dónde está Corfú?
Primero pongámonos en situación. Corfú es una de las preciosas islas Jónicas de Grecia, situada en el mar Jónico, justo frente a la costa de Albania. Así que, sí, está un poco más al norte que las típicas islas griegas como Mykonos o Santorini, pero créenos que eso juega a su favor y también es una de las islas griegas más bonitas.
Por su posición estratégica, ha sido codiciada por medio mundo: venecianos, franceses, británicos… Todos querían un pedacito de esta joya. Y claro, esa mezcla de culturas ha dejado su huella en la arquitectura, la comida y hasta en la forma de vivir. Corfú es como ese amigo que ha viajado por todos lados y siempre tiene una historia que contar.
Además, su vegetación es súper frondosa gracias al clima mediterráneo con inviernos suaves y veranos calurosos pero agradables. Así que si pensabas que Grecia era solo piedra y sol, aquí te vas a llevar una sorpresa verde. Y no, no hace falta que seas fan de la geografía para disfrutarlo, pero bueno, ahora ya sabes dónde está.
Top 10 lugares que ver en Corfú (y qué hacer)
Aquí empieza lo bueno. Te dejamos una lista con los lugares imprescindibles que ver en Corfú, y sí, también te contamos qué hacer en Corfú para que no te pierdas ninguna experiencia.
Explorar casco antiguo de Corfú, Kerkyra
Lo primero que tienes que hacer nada más pisar la isla es perderte (literalmente) por el casco antiguo de Corfú, conocido como Kerkyra. Este lugar es una joya y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y no, no es por postureo, es que realmente es una pasada.
Pasear por el casco antiguo de Corfú es como meterte en una máquina del tiempo, con callejones estrechos, fachadas color pastel y ropa colgada de balcón en balcón (que le da todo el toque mediterráneo innegociable).
Lo lógico es empezar por la Spianada, la plaza más grande de Grecia (sí, más grande que las de Atenas) donde la gente se sienta a ver la vida pasar. A un lado está el Listón, una galería de cafeterías de estilo francés perfecta para tomarte un café (o una cerveza, nadie juzga) mientras disfrutas del ambiente.
Después del centro (muy centro), debes visitar los dos fuertes venecianos, el Viejo y el Nuevo. Subir a sus murallas tiene premio: vistas panorámicas del mar y la ciudad. Y por supuesto, entra en la Iglesia de San Espiridón, patrón de la isla.
Ah, y no te olvides de dar una vuelta por las tiendas de artesanía, las heladerías locales (ojo al helado de yogur griego…) y las placitas escondidas que aparecen cuando menos te lo esperas. Sí, para saber lo que visitar en Corfú, sin duda se empieza por este lugar.
El Palacio de Achilleion
Ahora viajamos al mundo de los emperadores y las leyendas griegas (y del cine). El Palacio de Achilleion fue construido por la emperatriz Sissi de Austria (Sissi Emperatriz) como “refugio espiritual”.
Este lugar es un homenaje puro a la mitología griega, especialmente a Aquiles, su héroe favorito. Por eso, aquí verás estatuas suyas por todas partes, incluida la famosa del “Aquiles moribundo”, que impresiona hasta al más despistado.
El palacio en sí es una joya neoclásica. Techos pintados, columnas que parecen salidas del Partenón y unos jardines con vistas al mar Jónico que te dejan con la boca abierta. Desde allí arriba, se ven las colinas verdes de Corfú y el azul infinito del mar.
Dato curioso: más tarde, el palacio fue usado por el káiser Guillermo II de Alemania como residencia de verano. Vamos, que aquí han veraneado más VIPs que en Ibiza.
Qué hacer en Corfú también es dejarse llevar por la historia y flipar un poquito con sitios como este.
Norte de Corfú: Sidari y el Canal d’Amour
¡Rumbo al norte de la isla! Aquí las playas se mezclan con acantilados de película (de amor). Aquí está Sidari, un pueblo costero con vida, bares, tiendas y un ambiente muy animado. Pero el verdadero protagonista es el Canal d’Amour. Y no, no hace falta estar enamorado para disfrutarlo, pero ojo, que hay leyenda…
Se dice que si nadas con tu pareja por este canal, estaréis juntos para siempre. Y si vas soltero, bueno, al menos te llevas unas fotos increíbles. La formación rocosa que lo rodea es brutal: pasadizos de piedra, arcos naturales y pequeñas cuevas que parecen esculpidas a mano.
Por si eres todo un planificador, la mejor hora para visitarlo es al atardecer. El sol se refleja en las rocas y el agua se tiñe de dorado.
Además, muy cerquita tienes otras calas escondidas como Apotripiti o la playa de Loggas, conocida también como la “playa del acantilado”, con un bar chill-out ideal para tomarte algo viendo cómo el sol se esconde en el horizonte.
Darse un baño en las mejores playas de Corfú
Ya que hemos hablado del Canal del Amor, es hora de meternos de lleno en uno de los grandes placeres de la isla: sus playas. Porque sí, qué ver en Corfú es también disfrutar del mar en todas sus versiones: aguas turquesas, arenas doradas, calas escondidas y hasta dunas salvajes.
Aquí te dejamos nuestras favoritas.
Playa del Amor (Canal d’Amour)
Ampliando lo que ya comentamos antes: esta playa no es sólo famosa por la leyenda romántica, sino también por su forma única. Las rocas han sido esculpidas por el mar de una forma casi mágica, formando pasadizos y pequeñas calas. Ideal para nadar, bucear o simplemente dejarse sorprender por la naturaleza.
Playa de Paleokastritsa
Eso sí, suele haber gente, así que mejor ir prontito si quieres tu hueco privilegiado para hacer la foto perfecta. O para declararte. Tú decides.
Esta playa es como un spoiler de lo bonita que es su bahía (que comentaremos más adelante). Rodeada de colinas verdes y acantilados, Paleokastritsa te regala un mar cristalino, perfecto para nadar o hacer snorkel.
Aquí puedes alquilar un kayak o una barca y explorar las cuevas marinas cercanas. Y si lo tuyo es relajarte en la toalla… también es tu sitio. Esta es una de esas playas que ver en Corfú sí o sí.
Playa de Liapades (o Paradise Beach)
Esta playa sí que es un secreto bien guardado. Rodeada de acantilados, se accede en barca o bajando por un sendero con vistas espectaculares. Aquí el agua es cristalina y no suele estar tan llena como otras, así que es perfecta para relajarte. Y sí, le dicen “Paradise Beach” por algo será.
Playa Glyfada
Glyfada es una de las playas más populares entre los locales y también entre los turistas. ¿Por qué? Pues porque lo tiene todo: buena infraestructura, bares playeros, aguas limpias y mucho espacio para tumbarse a gusto.
Es ideal para pasar el día entero, comer en alguna taberna junto al mar y ver el atardecer. Uno de esos lugares que visitar en Corfú si quieres mezclar relax con ambiente.
Playa de Issos (y sus dunas)
Y cerramos esta sección con una playa muy especial. Issos no es sólo famosa por sus aguas y por lo tranquila que es, sino por algo muy curioso: sus dunas. Sí, como si te transportaras al desierto, pero con mar.
Perfecta para dar un paseo, sacar fotones o simplemente perderse un rato. También es un buen sitio para practicar deportes acuáticos si te va la acción. Sin duda, una de las playas más diferentes que ver en Corfú.
La bahía de Paleokastritsa, de los lugares más bonitos que ver en Corfú
Ya te hemos contado antes que Paleokastritsa tiene una playa espectacular, pero este lugar es mucho más que eso. Aguas turquesas, calas escondidas, vegetación que cae literalmente por las laderas hasta el mar… Este lugar es uno de los lugares más increíbles que ver en Corfú.
La bahía en realidad no es una sola playa, sino un conjunto de calitas y ensenadas (entrada de agua del mar hacia la tierra…) donde el mar juega al escondite con las rocas. Puedes ir saltando de una a otra y encontrar tu rincón favorito.
Lo mejor es alquilar una barquita (no hace falta licencia, y sí, se conduce fácil, incluso si nunca has tocado un volante náutico) y recorrer la costa por tu cuenta. Si te animas a hacer snorkel, vas a alucinar con la claridad del agua y los fondos marinos.
Y si te apetece un toque cultural entre baño y baño, sube a visitar el Monasterio de la Virgen María, que vigila la bahía desde lo alto de una colina. Se fundó en el siglo XIII y todavía hoy vive una pequeña comunidad de monjes. Si subes, verás un monasterio sencillo pero lleno de encanto, con patios floridos, una iglesia preciosa y unas vistas increíbles al mar Jónico.
Además, dentro hay un pequeño museo con objetos religiosos antiguos, y hasta un esqueleto de ballena. El ambiente es tranquilo, así que es un buen lugar para desconectar y respirar paz.
Si te quedas por la zona, puedes combinar la visita con un paseo en barca por las cuevas marinas. Así, cultura y chapuzón en un mismo día.
Angelokastro, la antigua fortaleza bizantina
Si te gustan los castillos con historia, y le añades vistas alucinantes, apunta este nombre: Angelokastro. Esta antigua fortaleza bizantina está encaramada en lo alto de un peñasco imposible, dominando el mar desde hace siglos. Y cuando decimos «encaramada» es literal: subir hasta allí ya es parte de la aventura.
Construido en el siglo XIII, Angelokastro fue un punto clave para la defensa de la isla. Hoy solo quedan las ruinas, pero la atmósfera sigue siendo poderosa. Desde arriba, las vistas panorámicas sobre el mar Jónico y los acantilados cercanos son brutales.
El paseo hasta la cima implica unos cuantos escalones, así que lleva calzado cómodo y agua. Pero el esfuerzo merece la pena. Este es, sin duda, uno de esos lugares que ver en Corfú si quieres combinar historia, ejercicio moderado y un buen subidón de dopamina visual.
Mirador de Bella Vista y el pueblo de Lakones
¿Te gusta mirar el mundo desde las alturas? Entonces no puedes perderte el mirador de Bella Vista, uno de los puntos más espectaculares para ver Corfú en todo su esplendor. Desde aquí, Paleokastritsa se ve como una maqueta de lo perfecta que es: bahías, islotes, acantilados, y ese azul tan azul que casi parece irreal.
El mirador se encuentra muy cerca del pueblo de Lakones, un encantador rincón tradicional de la isla de Corfú. Calles estrechas, casitas con buganvillas (plantas) trepando por las fachadas, y varias tabernas donde comer como un dios griego. De hecho, algunos lo llaman el “balcón de Corfú”, y no les falta razón.
Aquí puedes combinar panorámicas con platos de moussaka y copitas de vino local. Y si tienes suerte, incluso con la compañía de algún gato que se pasea como si fuera el dueño del sitio (que probablemente lo sea). Ideal para una tarde relajada con sabor auténtico.
Kaiser Throne y el pueblo de Pelekas
Seguimos con los miradores (porque en Corfú sobran las buenas vistas). El Kaiser’s Throne, o el Trono del Káiser, es uno de los puntos más icónicos del interior de la isla. Se llama así porque el mismísimo Guillermo II de Alemania solía venir aquí a contemplar los paisajes corfiotas.
Desde este mirador puedes ver tanto la costa este como la oeste de la isla, algo poco común. Colinas, olivares, pueblos en miniatura, y cómo no, el mar brillando por todos lados. Es especialmente bonito al atardecer, cuando todo se vuelve dorado y el cielo hace de telón.
Muy cerquita está el pueblo de Pelekas, que es todo tranquilidad, callejuelas encantadoras y ambiente local. Además de su encanto rural, tiene una pequeña curiosidad: aquí está la Escuela de Arte del Mar, una residencia artística que atrae a creadores de todo el mundo.
El Monasterio de Vlacherna y Pontikonisi (Isla del Ratón)
Pocas postales representan mejor a Corfú que esta: el Monasterio de Vlacherna, conectado a tierra por un estrecho muelle, con la isla de Pontikonisi (la famosa Isla del Ratón) justo detrás, flotando en medio del mar.
El monasterio, pequeño y encalado, está sobre un islote justo al final de la pista del aeropuerto (ver despegar o aterrizar aviones desde aquí es hipnótico). Al fondo, Pontikonisi, una diminuta isla cubierta de vegetación y con una pequeña iglesia bizantina del siglo XI en el centro. Solo se puede acceder en barca, pero merece la pena el paseíto.
Y ahora, la leyenda: se dice que Pontikonisi es en realidad el barco de Ulises, convertido en roca por el dios Poseidón como castigo. ¿Verdad? ¿Mito? ¿Marketing turístico? Quién sabe, pero queda de lujo para contarlo con una cerveza en la mano mientras ves el atardecer desde allí.
Excursión a Paxos desde Corfú
Si te apetece darle un giro marinero a tu viaje, una de las mejores escapadas que puedes hacer desde Corfú es una excursión a la isla de Paxos. Esta pequeña joya del mar Jónico está situada al sur de Corfú y, aunque es diminuta en tamaño, tiene encanto para dar y regalar.
Para llegar, lo más cómodo es coger un barco desde el puerto de Corfú. Hay excursiones organizadas que salen por la mañana y regresan por la tarde, así que no tienes que preocuparte por nada más que llevar la toalla, la cámara y las ganas de disfrutar.
Paxos es tranquilidad en estado puro. Sus paisajes son una mezcla perfecta de olivos centenarios, pequeñas calas escondidas y aguas cristalinas. Su capital, Gaios, es puramente mediterránea: casas de colores, barquitos balanceándose en el puerto y terrazas donde el tiempo pasa sin prisa. Ideal para pasear, tomarte un café con vistas o probar una comida local con pescado fresco (que, por cierto, no decepciona).
La isla también es famosa por sus cuevas marinas, accesibles en barquita desde la costa. Si te apetece un poco de aventura, algunas excursiones incluyen una vuelta por estas cuevas.
Paxos es ese tipo de lugar donde desconectas sin darte cuenta. Perfecto para un día de relax, mar y vistas preciosas. Y sí, cuidado, porque hay quien viene solo por unas horas y acaba queriendo quedarse a vivir.
Cuántos días para ver Corfú
Si te estás preguntando cuántos d