Impacto de las tecnologías disruptivas y emergentes en las infraestructuras críticas - Novadays

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Las infraestructuras críticas son sistemas físicos o virtuales que ofrecen servicios esenciales para dar apoyo a los sistemas básicos a nivel social, económico, medioambiental y político en el ámbito de un país. En otras palabras, son aquellos componentes vitales que respaldan el funcionamiento normal de la sociedad y la economía. Por otra parte, las tecnologías disruptivas y exponenciales tienen cada vez más un gran impacto en la sociedad, concretamente, en su interacción con las infraestructuras críticas, una capacidad de impacto en varias direcciones, que se hace necesario considerar.

Infraestructuras Críticas

En España tenemos normalizado que, si abrimos el grifo, sale agua potable, y que disponemos de energía eléctrica prácticamente sin interrupción las 24 horas del día durante todo el año. Asimismo, disponemos de conexión telefónica, y según datos de MINECO, el 81% de la población española dispone de cobertura de Internet a más de 100 Mbps.

Por otra parte, disponemos de una red multimodal de transportes que nos permite viajar en cualquier momento a cualquier parte del territorio en menos de 24 horas, también disponemos de una garantía de asistencia sanitaria, así como de un largo etc. de acciones diarias las cuales están respaldadas por un conjunto de infraestructuras que lo hacen posible.

Estás infraestructuras son las denominadas Infraestructuras Críticas, que según La Directiva europea 2008/114/CE del 8 de diciembre de 2008 establece por infraestructura crítica como:

El elemento, sistema o parte de este situado en los Estados miembros que es esencial para el mantenimiento de funciones sociales vitales, la salud, la integridad física, la seguridad, y el bienestar social y económico de la población, cuya perturbación o destrucción afectaría gravemente a un Estado miembro al no poder mantener esas funciones”.

Consecuentemente, y de cara a establecer una garantía de funcionamiento de estas infraestructuras, en España existe la Ley de Protección de Infraestructuras Críticas (Ley PIC 8/2011), que se complementa con el Real Decreto 704/2011, cuyos objetivos son: Establecer las estrategias que permitan dirigir y coordinar las actuaciones en relación con la protección de infraestructuras críticas. Y regular las obligaciones que deben asumir las Administraciones y los operadores de estas.

Dicha Ley contempla 12 sectores estratégicos a los que puede pertenecer un operador crítico, entre los que selectivamente se podrían mencionar:

  • Espacio (instalaciones relacionadas con el espacio exterior).
  • Industria nuclear(producción, almacenamiento y transporte de mercancías peligrosas, materiales nucleares, radiológicos, etc.).
  • Industria química (producción, almacenamiento y transporte de mercancías peligrosas, materiales químicos, etc.).
  • Agua (embalses, almacenamiento, tratamiento y redes).
  • Energía (producción y distribución).
  • Salud (sector e infraestructura sanitaria).
  • Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
  • Transporte (aeropuertos, puertos, ferrocarriles y redes de transporte público).

Una alteración o interrupción en su funcionamiento debido a causas naturales (por ejemplo: un terremoto que afecta al suministro eléctrico o a la red eléctrica) o provocada por el hombre (por ejemplo: un atentado terrorista o un ataque cibernético a una central nuclear o a un gran aeropuerto) podría conllevar graves consecuencias para el funcionamiento normal de la sociedad, según los estándares a los que estamos acostumbrados.

La sociedad exponencial

Por otra parte, a la vez que el desarrollo, mantenimiento y protección de las Infraestructuras Críticas, confluyen con las mismas el auge y desarrollo de las tecnologías disruptivas y exponenciales, con consecuencias en todas las facetas de la sociedad. Surge la pregunta de cuáles pueden ser lo efectos disruptivos de estas tecnologías en dichas infraestructuras.

Antes de seguir, veamos una anécdota histórica de cómo las innovaciones tecnológicas pueden influir decisivamente en el entorno en el que se desarrollan:

En el año 1850, Isabel II ordena construir la fortaleza de la Mola en Mahón (Menorca), el objetivo era proteger la isla de los posibles ataques de franceses e ingleses. Esta fortaleza se terminó de construir en 1875 y una evolución tecnológica de la artillería en los barcos, la dejó anticuada antes de su inauguración.

En una época lineal, y mucho antes de que aparecieran las tecnologías aceleradoras o tecnología exponencial, ya se podían encontrar casos del poder de una innovación tecnológica, en la que una de estas innovaciones, tenía consecuencias disruptivas.

En la actualidad y en pleno siglo XXI, vemos marcas o empresas como Kodak, Nokia, Blockbuster Video o BlackBerry, que también se han visto sorprendidas, sobrepasadas, y en algún caso hasta enterradas por la avalancha y confluencia de tecnologías aceleradoras.  Confluencia que hace que nuestro entorno vaya cada vez más rápido.

La tecnología, desde siempre ha tenido un poder transformador. Hoy en día, ese poder es exponencial, ¿por qué esto es así? Entre otras cosas por la Ley de Moore, esta ley expresa que aproximadamente cada 2 años se duplica el número de transistores en un microprocesador. Esto mismo, ha permitido el desarrollo en paralelo de diversas tecnologías disruptivas.

¿Nuevas capacidades?

Debido a la confluencia de los últimos avances tecnológicos, como son: desarrollo de la energía renovable, la digitalización de las organizaciones, la creación de un internet de las cosas (IoT), la creación del 5G, el desarrollo de la movilidad autónoma, así como la inteligencia artificial, ha generado una transversalidad que ya ha alterado las influencias y está balanceando los poderes económicos, a la vez que se están generando nuevas capacidades listas para ser aprovechadas.

Concretamente, y en el contexto que nos ocupa de las Infraestructuras Críticas. Ante esta aceleración de innovaciones basadas en el desarrollo tecnológico, ¿qué podemos hacer para adaptarnos al mismo y aprovechar este aumento de capacidades?

  • Lo primero de todo es dejar de pensar linealmente, y empezar a usar el paradigma del pensamiento “no lineal” o complejo. En este paradigma los crecimientos y decrecimientos pueden ser abruptos y abrumadores. Así mismo, las consecuencias a ciertos estímulos puede que ya no sean tan intuitivas como a las que está acostumbrado nuestro cerebro de pensamiento lineal. La toma de decisiones y establecimiento de estrategias, deben estar basadas, por tanto, en un pensamiento holista y consecuencia de la síntesis, más que del reduccionismo y del análisis.
  • Por otra parte, aquellos sectores estratégicos, cuya implementación de infraestructuras esté basado en las redes, como, por ejemplo: red eléctrica, red de comunicaciones terrestres o ferroviarias, red de aeropuertos, red de comunicaciones, red de sanidad, red financiera y red de internet. Para todas ellas prestar atención a un equilibrio entre la eficiencia y la resiliencia, es decir, el desarrollo rápido y exponencial que promueven las tecnologías disruptivas, pueden llevar a una búsqueda maximizada de la eficiencia. Esta eficiencia es la característica de un tipo de redes llamadas libre de escala, que a su vez tienen una alta fragilidad.

Por otro lado, buscando el equilibrio con otro enfoque de redes, por ejemplo, redes distribuidas, se consigue una mayor resiliencia. En el equilibrio del tándem eficiencia-resiliencia se podría conseguir buen sistema de redes cruciales para los intereses de la sociedad.

Vulnerabilidades y estrategias de protección.

Las amenazas que pueden poner en riesgo los intereses vitales y estratégicos de la sociedad española frente a sus infraestructuras críticas se han visto potenciadas y con mayos capacidad de impacto, por el posible uso precisamente de las tecnologías disruptivas y exponenciales ya mencionadas.

Las tecnologías disruptivas, además de acelerar el entorno, generan complejidad, que a su vez crean sistemas con una mayor fragilidad. Se hace, por tanto, una cuestión crítica protegerse ante la fragilidad de los nuevos sistemas creados.

En consecuencia, se hace necesario establecer medidas y estrategias de mitigación ante los efectos perversos de estas tecnologías usadas en el contexto de las siguientes amenazas:

  • Crimen organizado.
  • Proliferación de armas de destrucción masiva.
  • Vulnerabilidad del ciberespacio.
  • Vulnerabilidad del espacio marítimo.
  • Vulnerabilidad del espacio aéreo y ultraterrestre.
  • Causas naturales.

Como ejemplo de estrategia y acciones a tomar para protegerse de las vulnerabilidades antes mencionadas, se pueden apuntar las siguientes:

  • Resiliencia respecto a la energía. Generación de la producción energética, en mayor medida basada en un sistema horizontal de pequeñas centrales de energía renovable, es decir priorizar un sistema de generación lateral, frente al sistema clásico vertical de generación centralizada, con pocas y grandes centrales eléctricas. La gestión distribuida es más resiliente frente a catástrofes y ataques que la gestión jerárquica.
  • En relación con infraestructuras basadas en ingeniería, actualmente, la ingeniería clásica ofrece una solución única, clara, acotada y con una especificación de requisitos muy definida y adaptada a la respuesta o solución que se pretende dar. No obstante, una propuesta de actuación es que, a la hora de realizar ingeniería, se valore un salto de abstracción para lo que sería una ingeniería de los sistemas complejos. Es decir, trabajar no solamente sobre una solución, si no sobre un espacio de soluciones, que permitan abordar la complejidad creciente del entorno con una capacidad de respuesta flexible a todas las posibilidades, o al menos a un amplio abanico. Al dotar a la infraestructura de mayor flexibilidad en su espacio de soluciones ante estímulos externos no benignos, haría a la infraestructura más resiliente.

En consecuencia, a todo lo anterior, tenemos un amplio abanico sectorial con infraestructuras críticas sobre las que descansa el funcionamiento de nuestra sociedad tal y como la conocemos ahora. A su vez, estas infraestructuras coexisten con el desarrollo y la implantación de una batería de tecnologías de gran impacto, técnico, económico y social.

Se hace cada vez más necesario establecer un marco estratégico de actuación con el que aprovechar el desarrollo de las tecnologías disruptivas y aceleradoras, para dotar de nuevas capacidades en la evolución de las infraestructuras críticas. Por otra parte, plantear un plan de protección y desarrollo de las citadas infraestructuras, pensando en posibles ataques y un uso malicioso de estas tecnologías contra las mismas.

Recapiti
Pedro Redrado Monforte