Energía nuclear. Mitos y Realidades

Compatibilità
Salva(0)
Condividi

En el último programa ‘Con Buena Energía‘, en colaboración con EsRadio Elche, Manuel Romero, gerente de ETRES Consultores hablamos sobre los mitos y realidades sobre utilizar la energía nuclear, ¿realmente es tan ofensiva como creemos?

El apagón ha encendido un debate.

El Apagón vivido el pasado 28 de abril ha generado muchas teorías, una de las más difundida: la energía nuclear fue la culpable. Estas teorías difundidas, incluso por agentes políticos, no vienen respaldadas por especialistas del sector.

Como ya hemos contado en otro programa, el día del apagón se produjo un exceso de energía eléctrica renovable, lo cual alteró frecuencia fuera de los parámetro de seguridad (50hz). Esto provocó la desconexión de varias centrales, sin embargo, no explica la primera caída del sistema, a día de hoy, seguimos sin conocer qué pasó realmente.
A falta de conocer la versión real, se ha hecho correr la voz sobre que la culpa del apagón fue a causa de la energía nuclear.

El 28 de abril, el 71% de la electricidad inyectada al sistema provenía de fuentes asíncronas (energía solar y eólica). Estas fuentes no generan energía directamente a 50 Hz (corriente a la que funciona nuestro sistema eléctrico) y requieren equipos electrónicos para sincronizarse con la red. El otro 29% provenía de fuentes síncronas (hidráulica, nuclear, ciclos combinados, térmicas), que sí aportan “inercia” al sistema, es decir, capacidad de amortiguar perturbaciones.

Ese día, por razones que aún no han sido explicadas, se produjo una variación de frecuencia fuera del rango de seguridad. Al no contar con suficiente inercia en el sistema (menos del 30%, por debajo del mínimo recomendado), se produjo una desconexión automática en cascada de numerosas centrales eléctricas, lo que derivó en el apagón.

El problema no son las renovables, es la falta de preparación del sistema

No se trata de estar a favor o en contra de las renovables. El verdadero problema es que nuestro sistema eléctrico no se ha adaptado a una alta penetración de fuentes intermitentes como la solar y la eólica. Estas tecnologías son cruciales para la descarbonización, pero requieren infraestructuras complementarias (almacenamiento, sistemas de control de frecuencia, backup estable) que aún no están plenamente desarrolladas.

¿Fue culpa de las nucleares?

Rotundamente no. Las nucleares no se apagan por decisión propia. Todas las paradas y reducciones de potencia son autorizadas por Redeia (antigua Red Eléctrica), con semanas o incluso meses de antelación.

Ese día, de los 7 reactores españoles:

  • 2 estaban operativos al 100%
  • 2 operaban al 70% por razones de ahorro económico (altos impuestos)
  • 1 estaba parado por recarga programada
  • 2 estaban desconectados por autorización previa

La reducción de potencia nuclear fue una decisión oficial, no una “rebelión” del sector. Y además, también estaban en mínimos muchos ciclos combinados de gas, que el Gobierno sí promueve como alternativa.

Por otro lado, la que se desconectaron a causa del apagón no fueron por razones de sobrecalentamiento, como afirmaba el presidente del gobierno. Esta desconexión se llevó a cabo como sistema de prevención ante la caída del sistema.
En el caso de las nucleares, el proceso de parada es muy seguro: bajan las barras de control en segundos y el calor residual se gestiona con generadores externos, sin riesgo de sobrecalentamiento.

¿Y las interconexiones con Francia y Marruecos?

Es cierto que ayudaron a reiniciar el sistema más rápido. Pero aquí viene una gran contradicción: mientras se critica la energía nuclear nacional, Francia  (gracias a sus 57 reactores nucleares) fue una de las que más ayudó. Marruecos, por su parte, genera electricidad mayoritariamente con carbón (55%). ¿Criticamos lo limpio para depender de lo sucio?

¿Qué pasa con los residuos nucleares?

Los residuos radiactivos son una preocupación legítima, pero tecnológicamente están controlados. Se almacenan bajo tierra, en forma sólida, insolubles y en contenedores que no requieren energía para su refrigeración. Además, no los pagamos con dinero público: las empresas eléctricas financian su gestión.

España incluso tiene fondos y planes aprobados desde hace más de una década para un Almacén Temporal Centralizado (ATC) en Cuenca. Pero el proyecto está bloqueado políticamente, pese a que países como Francia, Japón y Países Bajos ya los tienen operativos.

Respecto a la producción de CO2 por parte de las nucleares, generan muy poco. Considerando todo el ciclo de vida (extracción de uranio, construcción, residuos), una nuclear emite de 10 a 15 g de CO₂/kWh. En cambio, una central de ciclo combinado con gas natural emite entre 400 y 500 g de CO₂/kWh. Es decir, entre 30 y 50 veces más. Eliminar nucleares para sustituirlas por gas, como propone el actual plan nacional, es contradictorio con los objetivos climáticos. Además, una ley de 2021 prohíbe utilizar el uranio que posee el país, para depender del que obtenemos del exterior.

El futuro de las nucleares

Lejos de desaparecer, la energía nuclear vive un renacimiento global:

  • China tiene 22 reactores en construcción
  • India, Rusia, Egipto, Turquía, Corea del Sur, Japón, Reino Unido, Francia y Argentina están construyendo nuevos reactores
  • Suecia y Finlandia la impulsan con consenso político, incluso con apoyo de los partidos verdes
  • Alemania, tras cerrar sus nucleares, sufre una recesión energética y ya estudia reabrirlas
  • En la UE, 12 países han pedido a la Comisión Europea que la nuclear sea reconocida como fuente clave para un suministro estable y libre de emisiones

En cambio, España planea cerrar todas sus centrales nucleares antes de 2035, sin razones técnicas o medioambientales que lo justifiquen.

Recapiti
Comunicacion