“Un sistema de diseño debe ser una herramienta que facilite la autonomía de capas intermedias y equipos específicos.”
Carlos Álvarez siempre tuvo una fuerte inclinación hacia el diseño, lo que lo llevó a explorar distintos caminos antes de consolidar su perfil profesional. Inicialmente consideró la arquitectura, pero la descartó y optó por estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones. Al notar que ese entorno le resultaba poco creativo, comenzó a formarse en diseño, iniciando así su vínculo con el ámbito digital.
Su carrera ha evolucionado al ritmo del propio sector, y hoy valora cómo UX/UI ha crecido en complejidad y oportunidades. Recuerda que, cuando comenzó, el diseño tenía un papel secundario, mientras que ahora es un aspecto central en muchos proyectos.
La formación técnica en Telecomunicaciones, especialmente en programación, le permitió dar el salto al desarrollo front-end. Este conocimiento le ha brindado una comprensión más profunda de la arquitectura web, algo que enriquece su labor como diseñador y le ha abierto muchas puertas gracias a su perfil híbrido.
¿Por qué surge la necesidad de generar un Sistema de Diseño en Roche?
Actualmente soy Design Lead del sistema de diseño que da soporte a todo el departamento de Diagnostics en Roche, responsable del análisis de muestras y los procesos de laboratorio. Este sistema abarca tanto diseño como desarrollo y es especialmente complejo por la diversidad de productos que cubre: desde instrumentos de laboratorio hasta aplicaciones para pacientes.
Cuando me incorporé, hace tres años y medio, no existía una figura dedicada exclusivamente a esta área. Fui el primer diseñador en trabajar 100 % en el sistema de diseño, y desde entonces hemos construido todo desde cero: desde la conceptualización hasta la estandarización visual y de marca. Hoy estamos en una fase más madura que nos permite abordar productos más específicos, como soluciones móviles.
¿Cuáles han sido los principales retos y cómo evolucionó el sistema?
Uno de los mayores desafíos ha sido cómo dar soporte a una gama tan amplia de productos. Por ejemplo, diseñar para un instrumento es muy distinto: se trata de dispositivos similares a un cajero automático, con pantallas situadas a un metro de distancia. Esto exige elementos visuales grandes, procesos muy simples y retroalimentación sonora, ya que el usuario muchas veces no mira directamente la pantalla.
La necesidad del sistema surgió inicialmente desde el lado del desarrollo. Se detectó que el mismo componente de código se reutilizaba en diferentes proyectos, pero implementado de forma distinta. A partir de ahí, se comenzó a tomar Material Design como referencia, hasta que se identificó la necesidad de incorporar un diseñador especializado. Desde entonces, trabajamos para garantizar una experiencia visual y de interacción coherente, alineada con los estándares de marketing y branding de Roche.
En tu experiencia, ¿cómo logras conectar la estrategia de diseño de servicios con los objetivos de negocio de Roche?
El sistema de diseño en Roche forma parte del departamento de Marketing, específicamente dentro del área de Customer Experience. Trabajamos en coordinación con distintos subequipos —diseño industrial, diseño digital, research y design ops—, cada uno con su especialización. Nuestro enfoque está en generar sinergias entre todos, aprovechando al máximo el trabajo colectivo y fomentando la colaboración entre disciplinas.
¿Y cómo se traduce esa colaboración en impacto para el negocio?
Mi rol está dentro de un producto que, en realidad, da servicio a otros productos. Es decir, no trabajamos directamente sobre el producto final, sino que facilitamos que otros equipos lo hagan mejor. Eso implica que debemos definir cómo nuestra labor contribuye a los objetivos generales.
Por ejemplo, si uno de mis objetivos es hacer crecer el sistema de diseño, eso puede permitir que otros productos se desarrollen más rápido, sean más consistentes y ofrezcan una mejor experiencia. Al final, si yo hago bien mi trabajo, eso tiene un efecto multiplicador: impacta positivamente en los productos, y en consecuencia, en los resultados de negocio de la compañía.
¿Dónde crees que quedaría más trabajo por hacer dentro de la organización para mejorar la adopción de vuestro sistema de diseño?
Creo que el mayor reto está en la comunicación. Si logramos comunicar bien el valor del sistema, conseguiremos que más personas lo conozcan y, por tanto, aumente la probabilidad de que lo utilicen. Es fundamental hacer llegar el mensaje no solo a los equipos de diseño y desarrollo, sino también a quienes toman decisiones estratégicas. Cuanto más alineados estén todos con los beneficios que aporta el sistema de diseño, más fácil será integrarlo de forma efectiva en los productos y procesos de la organización.
Bajo tu punto de vista, ¿cuál es el reto más grande al que os habéis enfrentado en Roche? ¿Cuáles son vuestros siguientes pasos?
Sin duda, el mayor reto ha sido ser multiplataforma y multi producto. Nuestro sistema debe dar soporte a proyectos muy diversos, que van desde aplicaciones móviles hasta instrumentos físicos, y además generar todo lo que envuelve la experiencia: flujos, patrones, componentes y la manera de escalar eficazmente.
Uno de los próximos pasos es ofrecer experiencias más enfocadas a nichos específicos dentro de los productos, mediante una segunda capa del sistema de diseño. La idea es alimentar esas capas con un alcance más reducido y, desde el sistema principal, proveer las herramientas necesarias para que esa capa intermedia pueda dar soporte de manera autónoma.