Todo lo que debes saber sobre la fotoprotección solar

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La exposición solar, aunque necesaria para funciones fisiológicas como la síntesis de vitamina D y la regulación de los ritmos circadianos, también es una de las principales causas de daño cutáneo acumulativo. Los farmacéuticos desempeñamos un papel fundamental en la educación sanitaria, especialmente en prevención del fotoenvejecimiento, hiperpigmentaciones y cáncer de piel. Conocer bien los activos disponibles y las necesidades individuales de cada paciente nos permite ofrecer un consejo personalizado y efectivo.

¿Qué es la fotoprotección?

Recordemos que la fotoprotección incluye todas las estrategias destinadas a minimizar los efectos perjudiciales de la radiación emitida por el sol. Es crucial informar al paciente sobre las posibilidades que tiene, así como aconsejar en función de las necesidades que disponga.

Fotoprotección Tópica

Nuestro consejo farmacéutico debe estar centrado en la individualización, valorando el tipo de piel, la situación clínica del paciente y su entorno de exposición solar:

1. Tipo de piel (FPS)

  • Piel grasa o con tendencia acneica: Importante utilizar fórmulas oil-free, no comedogénicas, con activos seborreguladores (como el zinc o la niacinamida) y/o matificantes. Las cremas solares suelen ser oleosas, y es por eso que un fotoprotector no específico para acné podría agravar la situación del paciente.

  • Piel seca o madura: Generalmente requiere texturas más nutritivas. Es por eso que una muy buena opción sería, además de los filtros que contenga la propia fórmula, disponer de otros ingredientes hidratantes y antioxidantes (como el ácido hialurónico o la vitamina E).

  • Piel sensible, atópica o reactiva: Se suelen priorizar las fórmulas con filtros físicos (dióxido de titanio, óxido de zinc), sobre todo sin perfumes ni alcoholes. Además, idealmente debe contener certificaciones dermatológicas específicas (piel intolerante, atópica, etc.). Así evitaremos reacciones tópicas inesperadas.

  • Piel pigmentada o con melasma: Es fundamental ofrecer productos con protección de amplio espectro, frente a luz visible (HEV), la UV e IR. También hay productos que contienen combinaciones de activos despigmentantes o antioxidantes (ácido tranexámico, niacinamida, enzimas reparadoras), que podrían beneficiar muy positivamente al paciente.

2. Necesidades particulares del paciente

  • Pediatría: Es importante recomendar fórmulas pediátricas, ya que estas generalmente contienen filtros físicos, hipoalergénicas y de fácil aplicación, aptas para bebés y niños.

  • Embarazo o tratamientos hormonales: En este caso, prestaría especial atención a la prevención de melasma, ya que es muy frecuente entre embarazadas. También se recomienda evitar los disruptores endocrinos.

  • Pacientes polimedicados o fotosensibles (AINES, retinoides, antibióticos): Debemos insistir a estos tipos de pacientes la importancia de utilizar protección muy alta (FPS 50+) y filtros de amplio espectro. De esta forma, evitarán reacciones adversas y/o quemaduras importantes, que pueden verse acentuadas por la toma de estos medicamentos.

  • Post-procedimientos dermatológicos (láser, peelings): En este caso, es importante el uso primordial de pantallas físicas, además de utilizar texturas calmantes, reparadoras.

3. Zona de aplicación y tipo de piel

Recordemos que la piel facial, del escote y cuello presenta una estructura ligeramente diferente en cuanto a grosor, vascularización y exposición acumulativa. En general podemos decir que es más delicada y requiere de más atención. Es por eso que te recomiendo diferenciar claramente entre fotoprotectores faciales (con mejores adaptaciones según tipo de piel) y fotoprotectores corporales (suelen tener texturas un poco más densas, así como tener formato spray o gel para facilitar reaplicación).

Fotoprotección Oral: Protección desde el Interior

Aunque la fotoprotección oral no sustituye al protector solar tópico, sí lo complementa de forma eficaz, especialmente en personas con piel sensible, tendencia a manchas o en casos de exposición solar prolongada. Por eso se recomienda aconsejar al paciente con este tipo de pieles o patologías subyacentes de esta alternativa.

Deberíamos sobre todo aconsejar aquellos que tengan:

  • Fototipos claros

  • Trastornos pigmentarios como melasma, lentigos solares, tendencia a manchas

  • Pieles con fotodaño crónico o historial de cáncer cutáneo

  • Pacientes en tratamientos fotosensibilizantes o inmunosupresores

  • Exposición solar intensa y prolongada (montañistas, deportistas al aire libre, viaje a países tropicales…)

Ingredientes destacados en fotoprotectores orales

Aunque hay muchas posibilidades de formulaciones orales, los ingredientes más conocidos por el usuario o a destacar, podrían ser:

  • Carotenoides (licopeno, luteína, astaxantina, betacaroteno): Actúan como antioxidantes naturales, neutralizando radicales libres y protegiendo las células cutáneas.

  • Vitaminas C y E: Refuerzan la defensa antioxidante de la piel y mejoran la regeneración celular.

  • Niacinamida (Vitamina B3): Estimula la reparación del ADN, mejora la función barrera y reduce la inflamación cutánea.

  • Prebióticos y probióticos: Contribuyen al equilibrio de la microbiota, lo que mejora la respuesta inmunitaria de la piel.

  • Otros activos: Extracto de té verde, resveratrol, y adaptógenos como la Rhodiola rosea, con acción antioxidante y antiinflamatoria.

Consejos de aplicación

Y por último, recordemos que el mejor consejo farmacéutico siempre viene acompañado de pautas claras sobre el uso correcto del fotoprotector. Aquí algunos ejemplos:

  • Aplicar el protector solar al menos 30 minutos antes de exponerte al sol.

  • Reaplicar cada 2 horas como mínimo, y siempre después de sudar, bañarse o secarse con una toalla.

  • Usar barreras físicas adicionales, como sombreros, gafas de sol, ropa, especialmente en exposiciones prolongadas y/o intensas.

El consejo farmacéutico en fotoprotección va más allá de elegir un SPF alto. Se trata de comprender el estado de la piel, la medicación, el estilo de vida y la exposición prevista. Dar una recomendación individualizada, clara y fundamentada favorece la adherencia y mejora la salud del paciente a largo plazo. Como farmacéutic@s, tenemos la oportunidad de prevenir desde el mostrador, educar con rigor y acompañar con cercanía.

Recapiti
David Gómez