Los disruptores endocrinos están presentes a nuestro alrededor, aunque no seamos conscientes de ello, incluido el espacio de trabajo. Estos compuestos pueden alterar el equilibrio hormonal y se relacionan con enfermedades de diversa índole. Te contamos cómo identificarlos.
¿Qué son los disruptores endocrinos y cómo nos afectan?
Nuestro cuerpo utiliza distintas hormonas para realizar las funciones del organismo. Se trata de moléculas esenciales que se encargan de la señalización y la comunicación entre las células y los órganos.
Su relación con los disruptores endocrinos está en que estas sustancias químicas, también conocidos como EDCs por sus siglas en inglés, pueden interferir en el sistema hormonal. Es decir, que incluso cuando se trata de dosis bajas, tienen la capacidad de imitar a las hormonas y bloquear el funcionamiento de las naturales. Por ejemplo, el estrógeno, la testosterona o la tiroides.
A largo plazo, se producen efectos negativos sobre nuestra salud, como problemas de infertilidad, obesidad, cánceres hormonodependientes, como el de mama o testículos, alteraciones del desarrollo neurológico y problemas metabólicos. Si bien durante años nos hemos centrado en el entorno doméstico y en la presencia de estas sustancias nocivas en los envases de alimentos, hoy sabemos que estas sustancias también están presentes en el trabajo. Sobre todo, en sectores industriales, agrícolas o de limpieza.
¿Cuáles son los disruptores endocrinos que aparecen en el entorno laboral?
Los disruptores endocrinos aparecen en múltiples formas dentro del entorno profesional, puesto que depende del tipo de actividad que se lleve a cabo. Los más frecuentes son los siguientes:
- Bisfenoles (como el BPA y BPS). Están presentes en plásticos, tintas térmicas de tickets, resinas y recubrimientos. Muy comunes en oficinas, comercios y fábricas.
- Ftalatos. Se usan para ablandar plásticos y se encuentran en suelos de PVC, cables, cortinas de vinilo, barnices y productos de limpieza.
- Parabenos y triclosán. Son conservantes que se usan en cosméticos, productos de higiene y algunos desinfectantes.
- Retardantes de llama (como PBDEs). Vienen incorporados en mobiliario, aparatos electrónicos, alfombras y textiles para prevenir incendios.
- Pesticidas y herbicidas. Habituales en la industria agrícola, jardinería o mantenimiento de espacios verdes.
- Compuestos perfluorados (PFAS). Se utilizan en textiles impermeables, utensilios de cocina antiadherentes y materiales resistentes a manchas o grasas.
- Metales pesados (como plomo, mercurio o cadmio). Están presentes en ciertos procesos industriales, baterías, pinturas antiguas o laboratorios.
La exposición puede producirse por inhalación, absorción dérmica o ingestión accidental. Las personas más expuestas son quienes trabajan en sectores como limpieza, construcción, atención sanitaria, peluquería, industria química o manufacturera. No obstante, también encontramos elementos contaminantes en las oficinas, aunque sea en menor grado.
¿Cómo podemos identificarlos?
Para poder detectar a los disruptores endocrinos en el entorno laboral, se debe realizar una evaluación en detalle. El principal problema con el que nos encontramos es que no siempre están etiquetados con claridad. A continuación, vamos a ver algunos pasos para identificarlos y reducir su presencia.
Revisar materiales y productos
• Analiza las fichas de seguridad de los productos químicos del lugar de trabajo (Fichas de Datos de Seguridad o FDS).
• Busca compuestos sospechosos como ftalatos, bisfenoles, parabenos o retardantes de llama.
• Revisa etiquetas y componentes de productos de limpieza, higiene personal, cosméticos o desinfectantes.
Evaluar el mobiliario y materiales de oficina
• Identifica si los muebles contienen espumas tratadas con retardantes de llama.
• Verifica si hay uso extensivo de plásticos, suelos de vinilo o pinturas industriales.
• Valora sustituir los materiales encontrados por alternativas libres de EDCs certificados (con etiquetas como “sin BPA”, “libre de ftalatos”, etc.).
Control de la calidad del aire interior
• Evalúa la ventilación del espacio, ya que los EDCs pueden encontrarse en polvo o vapores.
• Utiliza sensores de compuestos orgánicos volátiles (COVs) para monitorizar la exposición.
• Limpia frecuentemente con productos ecológicos y sin tóxicos.
Capacitación y sensibilización del equipo
• Informa al personal sobre disruptores endocrinos y su repercusión en la salud.
• Forma a los responsables de compras para que elijan productos seguros.
• Establece protocolos de buenas prácticas laborales y uso de equipos de protección individual (EPIs o EPP) si corresponde.
Consultar con profesionales especializados
Trabajar con una consultora experta, como Empatif, puede facilitar la identificación y la gestión de riesgos relacionados con disruptores endocrinos. A través de auditorías técnicas, analizaremos la presencia de estas sustancias y propondremos planes de sustitución que se adapten a las condiciones laborales. Además, ofrecemos formación personalizada para equipos, desarrollo de protocolos de actuación y asesoramiento en compras responsables.
Si quieres que el entorno laboral de tu empresa sea más saludable, sin sustancias tóxicas invisibles que afecten la salud hormonal, contacta con nuestro equipo multidisciplinar y te asesoraremos.