La diáspora india en Estados Unidos: talento global en una era de restricciones

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Mensajes clave

  • La diáspora indoamericana destaca sobre otras comunidades por su alto nivel educativo y de ingresos para una comunidad migrante. Esta particularidad ha favorecido una imagen positiva de la India en el exterior.
  • La convergencia geoestratégica entre la India y Estados Unidos (EEUU) permite que el lobby indoamericano sea más proactivo que en el pasado, con posibilidad de que alcance una influencia comparable a la del reconocido Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel (AIPAC).
  • En el pasado, diáspora y democracia han sido elementos que han acercado a los dos países. Sin embargo, las políticas antimigratorias impulsadas por el presidente Donald Trump pueden agriar la buena sintonía con el primer ministro Narendra Modi y dañar uno de los pilares fundamentales de la política exterior india.

Análisis

1. Introducción

La India, al igual que otras potencias emergentes, utiliza herramientas de poder blando para fortalecer su visibilidad en el escenario internacional. Como Estado que se define como una civilización milenaria, la India despliega su riqueza cultural mediante elementos como el budismo, la diáspora y el yoga como ejes principales, aunque sin dejar de lado otras expresiones culturales como el ayurveda, la industria de Bollywood, el críquet, la cocina y otras artes escénicas.

Los ciudadanos indios en el extranjero son un eje fundamental de la política exterior india. Los países donde hay un mayor número de ellos son considerados prioritarios en la agenda diplomática. El primer ministro Narendra Modi ha elevado el estatus de los ciudadanos indios en el extranjero al de “embajadores no oficiales”, fundamentales para promover la imagen nacional, el fortalecimiento las relaciones bilaterales y la atracción de inversiones y remesas.

Desde la liberalización económica iniciada en la década de 1990, el acercamiento a EEUU ha marcado un punto de inflexión en la doctrina de política exterior india. En la visita del presidente Donald Trump en febrero de 2020, Modi llenó un estadio de críquet con más de 120.000 asistentes en un acontecimiento llamado Namasté Trump. En dicho acto, Trump elogió a la comunidad india en EEUU, calificándola de próspera, dinámica y trabajadora. Pero la retórica del primer mandato contrasta con ciertas realidades que han deteriorado la percepción de EEUU en la India en este segundo, como las imágenes de aviones con ciudadanos repatriados encadenados a sus asientos o la expulsión de estudiantes.

2. Breve recorrido histórico de la relación bilateral y sus efectos en la diáspora

Tras la independencia de la India en 1947, las relaciones con EEUU estaban marcadas por la incomprensión mutua. A pesar de compartir valores democráticos, ambos países mantenían visiones del mundo divergentes y sistemas económicos distintos. Mientras EEUU consolidaba su liderazgo al frente del bloque occidental de la Guerra Fría, la India se encontraba en un vecindario inestable y presentaba desafíos internos derivados de la pobreza y un proceso turbulento de descolonización, lo que la llevó a priorizar el desarrollo nacional y a escapar de las dinámicas bipolares.

Durante décadas, la ayuda al desarrollo fue utilizada por Washington como instrumento para atraer a la India hacia el bloque liberal. Sin embargo, la debilidad estructural poscolonial la llevó a optar por el no alineamiento. En este contexto, la emigración era un tema marginal. Para el primer ministro Jawaharlal Nehru (1947-1964), la diáspora representaba una forma de “fuga de cerebros” y de mano de obra que debilitaba al país. Nehru, consciente de las dificultades a las que la India se enfrentaba en sus inicios, impulsó la creación de institutos tecnológicos con el objetivo de formar profesionales altamente cualificados que contribuyeran al desarrollo de la India.

En 1946 el Congreso estadounidense aprobó la Ley Luce-Celler que permitía la nacionalización de hasta 100 emigrantes indios por año. En aquel periodo, la población india en EEUU estaba compuesta mayoritariamente por migrantes previos a la independencia, en su mayoría sijes punyabíes empleados en la agricultura y la construcción ferroviaria en la Costa Oeste. Esta migración temprana experimentó el rechazo del nativismo blanco, lo que se tradujo en la adopción de políticas restrictivas como la Ley de Inmigración de 1917, que prohibía la entrada de asiáticos.

La segunda oleada migratoria de ciudadanos indios hacia EEUU se produjo a finales de la década de 1960. En 1965, el Congreso aprobó una enmienda a la Ley de Inmigración y Nacionalidad que facilitó la entrada de profesionales altamente cualificados, incluidos numerosos ciudadanos indios con formación técnica. Como resultado, la población india residente pasó de casi 600 personas en 1965 a más de 10.000 en 1970. Este crecimiento fue acompañado por una diversificación en los destinos, extendiéndose desde la Costa Oeste a ciudades como Nueva York, Chicago, Dallas, Filadelfia, Houston, Los Ángeles y Seattle.

A lo largo de la Guerra Fría, el distanciamiento entre ambos países se acentuó debido al desprecio estadounidense al no alineamiento indio, su preferencia estratégica por Pakistán y el acercamiento a China en la década de 1970. El punto más bajo de la relación bilateral se produjo precisamente durante la Administración de Richard Nixon, que en alguna ocasión llegó a referirse a la primera ministra Indira Gandhi como “vieja bruja” y con otras referencias despectivas hacia los indios.

Figura 1. Mapa de destinos preferidos de los emigrantes indios, 2024

Fuente: Our World in Data.

El cambio en la percepción estadounidense sobre la India se produjo con Rajiv Gandhi (1984-1989), cuando las reformas económicas evidenciaron la capacidad de crecimiento del país, con tasas superiores al 7% anual. La India emergió entonces como un socio comercial atractivo. No obstante, la desconfianza persistió en las relaciones bilaterales hasta finales del siglo XX y ya entrado el siglo XXI, con el acercamiento paulatino de las políticas de los primeros ministros P.V. Narasimha Rao (Partido del Congreso, 1991-1996), Atal Bihari Vajpayee (Partido Nacionalista Hindú o Bharatiya Janata Party, BJP, 1998-2004) y Manmohan Singh (Partido del Congreso, 2004-2014).

Durante el gobierno de Rao, la política exterior india empezó a prestar mayor atención a la diáspora, ofreciendo incentivos para la inversión y la creación de empresas en el país de origen. En 1991, se asignó por primera vez una partida presupuestaria para involucrar a los IE en la economía nacional.

Figura 2. Países con mayor número de ciudadanos indios en el extranjero

PaísIndios no residentesPersonas de origen indioIndios en el extranjero
Estados Unidos1.280.0003.180.0004.460.000
Emiratos Árabes Unidos3.419.8755.2693.425.144
Malasia227.9502.760.0002.987.950
Arabia Saudí2.592.1662.7812.594.947
Birmania9.2072.000.0002.009.207
Reino Unido351.0001.413.0001.764.000
Canadá178.4101.510.6451.689.055
Sri Lanka14.0001.600.0001.614.000
Sudáfrica60.0001.500.0001.560.000
Kuwait1.028.2741.5871.029.861
Mauricio10.500884.000894.500
Omán779.3511.790781.141
Catar745.775775746.550
Singapur350.000300.000650.000
Nepal600.0000600.000
Trinidad y Tobago1.800555.000556.800
TOTAL11.648.30815.714.84727.363.155
Fuente: Ministerio de Asuntos de la Diáspora de la India.

El acercamiento más significativo a EEUU se produjo con la llegada al poder del BJP. El nacionalismo hinduista (hindutva) abanderó la política de reconexión de los emigrantes con la “madre patria”. Bajo el gobierno de Vajpayee se instituyó el Pravasi Bharatiya Das (Día de la Diáspora India), celebrado cada 9 de enero desde 2003, en conmemoración del regreso de Mahatma Gandhi desde Sudáfrica a la India en 1915. Esta fecha, cargada de simbolismo, ensalza la figura del migrante profesional que regresa para contribuir al desarrollo de su comunidad. En su primera convocatoria, más de 2.000 miembros de la diáspora participaron en Nueva Delhi, consolidando la noción de una “familia india global”.

Desde la perspectiva estadounidense, el presidente George W. Bush otorgó a la India un papel primordial, al considerarla un contrapeso esencial frente el ascenso de China en Asia. La firma del acuerdo de cooperación nuclear civil entre ambos países supuso un hito. A pesar de que el acuerdo supuso una ruptura con la política tradicional de no proliferación –especialmente con las sanciones impuestas a la India tras las pruebas nucleares de 1998 y su condición de no signataria del Tratado de No Proliferación Nuclear–, el interés estadounidense y la diplomacia india lograron inclinar la balanza a favor de una cooperación estratégica más estrecha.

Figura 3. Número de ciudadanos indios en el extranjero expulsados de EEUU

En 2006, el Congreso estadounidense aprobó con una amplia mayoría la Ley de Promoción de la Cooperación Nuclear Estados Unidos-India (H.R. 5682), con 359 votos a favor y 68 en contra en la Cámara de Representantes. Este hito legislativo fue interpretado como una victoria diplomática tanto para el gobierno indio como para los indoamericanos, que desempeñaron un papel clave en su consecución. Miembros de la diáspora como Sanjay Puri (vinculado al partido Demócrata), del Comité de Acción Política Estados Unidos-India, y Shekhar Tiwari, del Consejo Republicano Indoamericano, reconvertido en la Coalición Hindú Americana y vinculado al partido Republicano, se atribuyeron el éxito del acuerdo. Este lobby indio logró persuadir a los legisladores estadounidenses de que la India era un Estado responsable, destacando los valores democráticos compartidos.

3. La diáspora india como una “familia global”

La India y EEUU se sitúan en polos opuestos en el sistema migratorio global: mientras la India es el principal emisor de migrantes, EEUU es el mayor receptor, con 52,38 millones de inmigrantes en 2024. Para la India, el país más poblado del mundo, con más de 1.438 millones de habitantes, la emigración constituye un fenómeno histórico. En 2024, más de 18,5 millones de ciudadanos indios emigraron, con los destinos preferentes que se ilustran en las Figuras 1 y 2. Este fenómeno coincide con un periodo sostenido de crecimiento económico, con tasas anuales del 7-8%, según datos del Banco Mundial. Asimismo, la proporción de población en situación de pobreza extrema[1] se redujo del 46% en 2004 al 5,5% en 2022, y el PIB per cápita pasó de 2.203 dólares en 1990 a 9.160 en 2023.

Figura 4. Clasificación de países emisores de emigrantes

Fuente: Our World in Data.

El gobierno de la India clasifica a los ciudadanos en el extranjero en dos categorías: los indios no residentes, que conservan la ciudadanía india, y las personas de origen indio, que pueden haber adquirido la nacionalidad del país de residencia o pertenecer a generaciones posteriores. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, la diáspora está compuesta por más de 32 millones de personas repartidas en 210 países. Las comunidades más numerosas se concentran en países anglohablantes occidentales (30%), en el vecindario indio (28%) y en los países del Golfo (25%). En el caso de EEUU, el 60% de los residentes de origen indio ha permanecido durante más de una década y el 51% obtuvo la nacionalidad estadounidense.

La relación entre el Estado indio y la diáspora se articula en dos ejes: la conexión, de carácter político y legal, y la identidad, relacionada con la preservación de elementos culturales indios. Para institucionalizar esta relación, en 2004 se inauguró el Pravasi Bharatiya Kendra, un centro dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores concebido como núcleo de la “familia india global”. Ese mismo año se creó el Ministerio de Asuntos para los Indios No Residentes, posteriormente renombrado como Ministerio de Asuntos de Indios en el Extranjero (MAIE).

Figura 5. Estados con mayor concentración de indios no residentes

Con el MAIE, mejoraron los procedimientos administrativos. Los indios no residentes que aún conservaban el pasaporte indio podían solicitar el visado vitalicio que les permitía entrar y salir de la India sin restricciones. En el caso de las personas de origen indio, podían acceder a una tarjeta que les otorga derechos similares durante un periodo de 15 años. El procedimiento mejoró en 2014, al unificarse ambos esquemas en una tarjeta de identidad única, vitalicia, multientrada y multipropósito. Asimismo, el MAIE fue integrado en el Ministerio de Asuntos Exteriores mediante una División de Asuntos de los Indios en el Extranjero, con el objetivo de evitar la duplicación de competencias y mejorar la eficiencia institucional.

Los diversos ciclos migratorios de ciudadanos indios han generado patrones diferentes según destino y contexto histórico. En los países que recibieron emigración es bajo, mientras que la proporción de personas de origen indio es significativamente más alta. Esto se debe a que, en muchos casos, los migrantes originales se establecieron de forma permanente y sus descendientes adoptaron la nacionalidad del país de acogida, pasando así a formar parte de la categoría de personas de origen indio.

En contraste, los ciclos migratorios de la etapa poscolonial, especialmente durante las décadas de 1960 y 1970, estuvieron marcadas por la emigración de profesionales altamente cualificados hacia países occidentales. Médicos, ingenieros y expertos en tecnologías de la información constituyeron el núcleo de esta nueva diáspora. Ellos, inicialmente clasificados como indios no residentes, pudieron transitar hacia la categoría de personas de origen indio, también atribuible a sus descendientes.

Figura 6. Evolución de la recepción de remesas frente a la ayuda al desarrollo, 1960-2023

Recapiti
Ana Ballesteros Peiró