✍️ Por Víctor Delgado García, Secretario General de AEMME

La Comisión Europea ha tomado una decisión clara y contundente: enviar dictámenes motivados a varios Estados miembros, entre ellos España, por no haber notificado la transposición de la Directiva Delegada (UE) 2023/2775. Esta modificación de la Directiva sobre contabilidad pretende ajustar los criterios de tamaño empresarial – micro, pequeño, mediano y grande – para adecuarlos a la inflación acumulada desde 2013. Sin embargo, el retraso del Gobierno español en implementar esta medida es un síntoma preocupante del escaso reconocimiento institucional hacia el tejido microempresarial.

Una Directiva con potencial… si se aplica

La razón de ser de esta normativa europea es inequívoca: evitar que las microempresas y las pymes estén sujetas a obligaciones administrativas y contables desproporcionadas, pensadas para estructuras empresariales mucho mayores. Este ajuste es crucial no solo para reducir la carga administrativa, sino también para garantizar que las microempresas sigan siendo viables y competitivas en un entorno cada vez más regulado y exigente.

No obstante, el hecho de que España no haya cumplido con el plazo para la transposición – establecido para el 24 de diciembre de 2024 – no solo supone un incumplimiento jurídico, sino una falta de responsabilidad hacia el 93,1% del parque empresarial del país, que está compuesto por microempresas. Hablamos de casi tres millones de unidades económicas que sostienen el empleo, el consumo local y la estabilidad de miles de familias.

¿Por qué se ignoran las microempresas en las estrategias nacionales y europeas?

Desde AEMME, lo decimos con claridad: no se puede seguir dejando a las microempresas fuera del diseño normativo y estratégico, especialmente en cuestiones tan relevantes como la contabilidad, la sostenibilidad o la transición ecológica y digital.

No pedimos equiparar normativas entre grandes corporaciones y empresas de uno o dos trabajadores. Lo que exigimos es coherencia, proporcionalidad y sentido común. Si la Directiva europea reconoce que la inflación ha distorsionado los umbrales monetarios que definen el tamaño de las empresas, es urgente que se actualicen estos criterios. De lo contrario, muchas microempresas seguirán siendo clasificadas erróneamente como pequeñas o medianas, enfrentándose a obligaciones informativas y de sostenibilidad que no pueden asumir ni técnica ni económicamente.

Sostenibilidad sí, pero con medidas adaptadas a la realidad microempresarial

La sostenibilidad no es patrimonio exclusivo de las grandes empresas. Las microempresas también pueden – y deben – contribuir a un modelo empresarial más responsable. Pero para lograrlo, necesitan herramientas, formación, financiación e incentivos adaptados a su escala. No se trata de exigirles los mismos reportes que a una multinacional, sino de crear un marco realista que les permita avanzar en sostenibilidad sin asfixiar su actividad diaria.

Detrás de cada microempresa hay una historia humana: emprendedores y emprendedoras que arriesgan su patrimonio, su tiempo y su salud por sacar adelante un proyecto que, en muchos casos, es también su forma de vida. Ignorar sus necesidades es ignorar la economía real. Y aún más grave: es abandonar a quienes más aportan al equilibrio económico y social de nuestros territorios.

Una llamada urgente a la acción

Desde AEMME instamos al Gobierno de España a cumplir sin más demora con la transposición de esta Directiva. Pero vamos más allá: exigimos que se tenga en cuenta de forma sistemática la voz de las microempresas en todos los procesos legislativos que afecten al ecosistema empresarial.

Es hora de dejar de hablar de “pymes” en términos genéricos. Las microempresas necesitan políticas específicas, atención diferenciada y un compromiso firme por parte de las instituciones europeas, estatales y autonómicas. No se trata solo de justicia normativa. Se trata de garantizar que quienes más empleos generan, quienes más dinamizan la economía local, puedan seguir haciéndolo con dignidad y futuro.

Víctor Delgado García 

Co-Fundador y Dirección General AEMME