Duelo por interrupción voluntaria del embarazo

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Una mirada desde la perspectiva integrativa y la ética profesional

En los últimos años, España ha avanzado en derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad, en 2023 se registraron más de 89.000 IVE (Ministerio de Sanidad, 2023), una cifra que representa miles de decisiones íntimas y complejas.

Sin embargo, aunque el marco legal respalde el derecho a decidir, la vivencia emocional de muchas mujeres que interrumpen un embarazo sigue estando marcada por el silencio, la culpa y la soledad.

Los abortos suponen un duelo invisible, desautorizado y, a menudo, penalizado socialmente. Un duelo que, muchas veces, ni siquiera se nombra como tal y que puede dejar una huella profunda si no se acompaña adecuadamente.

¿Qué significa ”duelo desautorizado”?

El término “duelo desautorizado” fue acuñado por Kenneth Doka para describir aquellas pérdidas que la sociedad no reconoce como legítimas para ser lloradas (Doka, 2002). El duelo tras una IVE encaja tristemente en esta categoría: no hay ritual, no hay permiso, no hay palabras.

Desde el imaginario colectivo, se espera que, si la decisión es libre, no haya dolor y, por tanto, no haya nada que elaborar a nivel emocional. Este marco genera un profundo aislamiento y sentimiento de soledad pues la mujer siente que “no tiene derecho” a estar triste, que no puede compartir su experiencia, o que si lo hace será juzgada.

El silencio —ya sea por la sociedad, la familia o el propio sistema— revictimiza a quienes sufren y puede favorecer que la experiencia se viva de forma traumática (Herman, 1992). El dolor no expresado se encapsula, y sin un espacio seguro donde ser escuchado, puede derivar en síntomas depresivos, ansiedad, sentimientos de culpa o vergüenza persistentes, e incluso duelos congelados o cronificados.

Una mirada desde el enfoque integrativo-relacional

El enfoque integrativo-relacional (Payás, 2010) parte de la comprensión del duelo como un proceso natural, que necesita de una elaboración activa para integrarse en la vida de quien lo atraviesa. No se trata de “cerrar” o “pasar página”, sino de dar espacio al dolor, resignificar lo vivido y reconstruir el vínculo con lo perdido.

Este modelo no patologiza el sufrimiento, sino que lo honra como parte del proceso humano de vivir y perder.

Cuando hablamos de una IVE, este modelo nos invita a dejar de mirar desde el juicio para empezar a mirar desde el vínculo. A reconocer que, aunque no haya existido una relación visible con ese pequeño ser humano, muchas mujeres sí han construido un vínculo interno con esa gestación. Y que la interrupción de ese proceso —aunque haya sido decidida desde la conciencia— merece ser elaborada emocionalmente.

Más allá de las razones legales o médicas que motivan la interrupción, es crucial validar la experiencia emocional de las mujeres y proporcionar un espacio seguro donde puedan explorar su dolor sin juicio (Olza, 2012).

Acompañar un duelo, implica reconocer que cada pérdida tiene un valor subjetivo, que debe ser acogido sin minimizar ni negar las emociones que lo acompañan (Ubieto, 2005; Juarez, 2008)

El papel del psicólogo: acompañar sin juzgar

Como profesionales de la salud mental, nuestro lugar debe ser el del sostén. Un espacio de escucha profunda, validación y seguridad donde esa mujer pueda conectar con sus emociones, explorarlas y resignificarlas. Esto implica revisar nuestras propias creencias, valores o resistencias en torno al aborto.

Resulta crucial, por tanto, hacerse cargo de la contratransferencia: esa respuesta emocional que la historia de la paciente puede movilizar en quien acompaña.

En un país donde aún se apela a la objeción de conciencia incluso en contextos sanitarios públicos, es vital recordar que nuestra responsabilidad como psicólogos no es emitir juicios éticos, sino acompañar procesos humanos. La objeción de conciencia no nos exime de nuestras responsabilidades éticas y profesionales, por lo que si creo no puedo sostener emocionalmente a una mujer tras una IVE, debo derivarla.

 Claves para el acompañamiento desde una perspectiva integrativa

  • Validar la pérdida: No importa el motivo, el tiempo de gestación o la decisión tomada. Si hay dolor, hay duelo. Y si hay duelo, merece ser acompañado.
  • Nombrar lo innombrable: Muchas mujeres no saben que lo que atraviesan es un duelo. Ponerle nombre a la experiencia puede ser profundamente reparador.
  • Trabajar la ambivalencia: Es común sentir alivio y tristeza a la vez. Acompañar esta ambivalencia sin patologizarla permite que ambas emociones convivan sin generar culpa.
  • Ofrecer rituales simbólicos: Encender una vela, escribir una carta, plantar una planta… cualquier gesto que permita cerrar simbólicamente el proceso puede ayudar a resignificar la experiencia.
  • Respetar el ritmo: Algunas mujeres quieren hablar de ello enseguida. Otras tardan años en poder nombrarlo. El tiempo emocional no sigue el calendario.
  • Sostener sin invadir: No necesitamos “arreglar” nada. Solo estar ahí. Acompañar sin dirigir. Escuchar sin interrogar.

 Conclusión

El duelo por una interrupción voluntaria del embarazo no debería vivirse en silencio. No es un castigo, ni una penitencia, ni una consecuencia inevitable. Es una experiencia humana que, cuando se acompaña con sensibilidad y respeto, puede ser una oportunidad de transformación.

Desde la psicología, tenemos la responsabilidad —y el privilegio— de ofrecer ese acompañamiento. De poner palabras donde solo había silencio. Y de recordar, una y otra vez, que toda pérdida merece un lugar donde dolerse.

Bibliografía

Doka, K. J. (2002). Disenfranchised grief: New directions, challenges, and strategies for practice. Research Press.

Juárez, M. (2008). El duelo en la interrupción voluntaria del embarazo. Ediciones Psicológicas.

Ministerio de Sanidad. (2023). Interrupción voluntaria del embarazo. Estadísticas 2023. Ministerio de Sanidad, Gobierno de España. Recuperado de https://www.sanidad.gob.es

Olza, I. (2012). El aborto y el duelo: reflexiones desde la salud mental perinatal. Papeles del Psicólogo, 33(3), 146–150.

Payás, A. (2010). El mensaje de las lágrimas. Una guía para superar la pérdida de un ser querido. Paidós.

Ubieto, J. R. (2005). El proceso de duelo en la pérdida gestacional y perinatal. Editorial Médica Panamericana.

Recapiti
Maria Huertas