Don Quijote de la Mancha y la Alta Sensibilidad: Un retrato literario del alma sensible

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El verano es una época fantástica para dedicar más tiempo a la lectura. Tengo un montón de novedades de este año por empezar, pero sobre todo lo que me gusta es repasar a los clásicos de la literatura española e hispanoamericana.

Echándole un vistazo al Quijote (edición Galaxia Gutenberg dirigida por el profesor Francisco Rico) se me ocurrió hacer una lectura “interpretativa”…

¿Y si Miguel de Cervantes fue el primer literato en escribir sobre las personas altamente sensibles y Alta Sensibilidad?, ¿Y si os dijera que Don Quijote podría ser uno de los primeros retratos literarios de una Persona Altamente Sensible?

Para averiguarlo, os invito a acompañarme en un viaje que cruza los siglos, entre la literatura clásica y la psicología moderna. Vamos a mirar con nuevos ojos a uno de los personajes más emblemáticos de la historia universal.

¿Qué es una Persona Altamente Sensible (PAS)?

El término fue acuñado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron en los años 90. Describe un rasgo de personalidad que posee aproximadamente el 15-20% de la población, caracterizado por su alta empatía, la profundidad en el procesamiento de la información, la intensidad emocional y la elevada conciencia sensorial. Todo ello hace, que exista una tendencia a la sobreestimulación. Y muy importante: no es un trastorno, sino una forma particular de percibir y procesar el mundo.

Las PAS sienten con más intensidad, se conmueven con más facilidad, se abruman con más rapidez, pero también disfrutan con más profundidad. Son como antenas más finas, más receptivas.

Y ahora pregunto: ¿no nos recuerda esto a Don Quijote, el arquetipo del alma sensible?.  Miguel de Cervantes nos presenta a un personaje profundamente sensible, que, desde su primera aparición, actúa no desde la lógica del mundo sino desde un código moral y emocional propio. A través de él, Cervantes retrata la lucha entre la sensibilidad idealista y la cruda realidad.

Vamos a desgranar cinco rasgos clave de la Alta Sensibilidad en el personaje de Don Quijote, ilustrándolos con ejemplos literales del texto.

“Empatía intensa y sentido de justicia”.- Don Quijote no tolera el sufrimiento ajeno. Se lanza a la acción al ver injusticias, guiado por su compasión, aunque los hechos objetivos no lo respalden.

Ejemplo: Liberación de los galeotes (Cap. XXII):

—Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras.

—¿Cómo gente forzada? —preguntó don Quijote—. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?

—No digo eso —respondió Sancho—, sino que es gente que, por sus delitos, va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza.

—En resolución —replicó don Quijote—, comoquiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza, y no de su voluntad.

—Así es —dijo Sancho.

—Pues desa manera —dijo su amo—, aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables.

Aunque los galeotes han cometido delitos, él ve más allá de sus actos: ve su humanidad, su sufrimiento.

Relación con las PAS: Muchas personas altamente sensibles tienen una capacidad aguda para detectar el sufrimiento y una necesidad moral de intervenir, incluso cuando los demás no comprenden esa necesidad.

“Idealismo y fuerte sentido del propósito”.- El Quijote vive por una causa: la justicia, el bien, la protección del débil. Tiene una misión, un propósito vital claro, aunque esté alejado de la realidad pragmática.

Ejemplo (Cap. XIII):  

Aquí dio un gran suspiro don Quijote y dijo:

—Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; sólo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sólo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas.

—respondió don Quijote—: digo que no puede ser que haya caballero andante sin dama, porque tan proprio y tan natural les es a los tales ser enamorados como al cielo tener estrellas.

Dulcinea es su símbolo, su motivación. Representa lo bello, lo noble, lo elevado. No importa que no exista como él la imagina. Para él, lo simbólico es más importante que lo literal.

Relación con las PAS: Las personas sensibles buscan sentido en todo. No suelen vivir por inercia, sino con una profunda necesidad de propósito.

“Procesamiento profundo y vida interior rica”.-  Don Quijote interpreta la realidad desde su interior, no desde los hechos externos. Cada experiencia tiene un eco en su mundo simbólico.

Ejemplo: los molinos de viento (Cap. VIII):

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Para él, los molinos son enemigos a los que vencer. Sancho ve la realidad externa. Don Quijote ve la verdad interna.

Relación con las PAS: Las PAS tienden a reinterpretar los hechos desde una lente emocional y simbólica, lo que puede parecer irracional a ojos externos, pero tiene una lógica interna poderosa.

“Vulnerabilidad ante la sobrecarga emocional”.- La intensidad emocional con la que Don Quijote vive sus aventuras lo lleva, en muchos momentos, al agotamiento físico y mental.

Ejemplo: tras el combate con los molinos (Cap. VIII):

—A la mano de Dios —dijo Sancho—; yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída.

—Así es la verdad —respondió don Quijote—; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.

El constante choque entre su mundo interior y la realidad lo deja emocionalmente drenado.

Relación con las PAS: Esta es una característica frecuente. Al vivir todo con intensidad, las PAS necesitan más tiempo de recuperación. El mundo puede llegar a ser abrumador.

“Rechazo social y sentimiento de incomprensión”.- Don Quijote es objeto de burlas, golpes, escarnios. Pero nunca deja de creer en su misión. Esa convicción es lo que lo convierte en héroe.

Ejemplo final (Cap. último):

—Señores —dijo don Quijote—, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano.

El regreso a la cordura es también el abandono del sueño, la renuncia a esa sensibilidad idealista. ¿Fue un final feliz… o una derrota?

Relación con las PAS: Muchas personas sensibles sienten que no encajan. Son incomprendidas, etiquetadas de exageradas, dramáticas o ingenuas.

Sancho Panza como figura del sentido común

Sancho Panza representa el polo contrario: lo práctico, lo sensato, lo tangible. Su presencia permite resaltar, por contraste, la sensibilidad de Don Quijote. Pero también hay transformación. Sancho acaba creyendo, soñando, humanizándose. La sensibilidad de Don Quijote es contagiosa.

Conclusión: ¿Locura o lucidez?

Cervantes no escribió un tratado de psicología, pero creó, quizá sin saberlo, uno de los retratos más profundos y duraderos del alma altamente sensible. Don Quijote, lejos de ser únicamente un loco que confunde molinos con gigantes, encarna con extraordinaria precisión muchos de los rasgos que hoy reconocemos en las personas altamente sensibles: una intensa empatía, una profunda reflexión interior, una gran imaginación, y una necesidad vital de justicia, belleza y sentido.

El caballero andante no es simplemente un excéntrico; es un símbolo universal del alma sensible que lucha por mantenerse fiel a sí misma en un mundo que no la comprende. Su aparente locura es, en muchos aspectos, una forma de resistencia: un modo de afirmar su verdad interior en una sociedad que premia el pragmatismo, la insensibilidad o el conformismo. Don Quijote siente más, sueña más, sufre más… y precisamente por eso, también ama más y cree con más fuerza.

Tal vez ha llegado el momento de dejar de reírnos de su locura para empezar a valorar su sensibilidad como un bien escaso y necesario. En tiempos de ruido, rapidez y superficialidad, la figura del Quijote nos recuerda el valor de sentir con profundidad, de detenerse ante una injusticia, de mirar la vida con asombro, de defender causas que parecen perdidas pero que son justas.

Don Quijote nos enseña que vivir con propósito, actuar con compasión, creer en la belleza y en el bien, incluso cuando el mundo nos llama ingenuos, no es señal de debilidad, sino de coraje. En él se funden la vulnerabilidad y la fortaleza, el idealismo y la humanidad, la sensibilidad y el valor. Quizá, en un mundo herido por la indiferencia, todos necesitamos despertar un poco del lado quijotesco que llevamos dentro.

¿Y si la sensibilidad no fuera el problema, sino el camino hacia una vida más humana?

Antonio Chacón

Investigador Científico. Dr. en Psicología de las Organizaciones por las Universidades de Sevilla y Valencia. Presidente del Patronato de la Fundación Española de Alta Sensibilidad – FUNDESPAS. Secretario General de la Asociación de Profesionales y Psicólogos de Alta Sensibilidad de España – PAS ESPAÑA.

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