“Con 42 años y sin experiencia, te miraban como si fuera muy mayor para trabajar en esto”
A los 20 buscamos oportunidades. A los 30, consolidación. Pero es a los 40 cuando muchas personas empiezan a preguntarse si lo que tienen es realmente lo que quieren. Cambiar de vida a esta edad ya no es una rareza ni una locura: reinventarse y dar un giro a la carrera profesional para hacer lo que realmente te gusta es un acto de honestidad, y también de valentía si lo pensamos bien. A fin de cuentas, es renunciar a la seguridad que tenías. es renunciar a esa camino que “ya no encaja contigo”, dejando de lado la seguridad que tenías, y aunque a muchas personas les pueda parecer una locura, lo cierto es que cada vez más gente decide, en plena madurez vital, abandonar su carrera y cambiar de sector profesional para apostar por lo que realmente les apasiona. Y si no, que lo digan a Diego Guillén Ligori, un periodista que decidió pasar del teclado a las paletas de colores y a los proyectos de interiorismo cuando entró en la cuarentena.
Así fue el cambio de periodista a interiorista
Diego Guillén es un hombre polifacético que en su vida ha hecho de casi todo. Es un apasionado de la iluminación, le fascina cocinar, ha trabajado para firmas como Nestlé, puso vida a cinco piezas de Lladró en un libro, hizo la prueba para entrar a MasterChef… Para Diego, “la vida es demasiado corta para no exprimirla al máximo intentando ser feliz cada minuto. Soy feliz cocinando (y comiendo), soy feliz comunicando (y escuchando) y soy feliz diseñando espacios”.
Y con ese pensamiento, Diego cambió decidió cambiar el teclado por el diseño de interiores. En 2020, en plena pandemia, comienza a poner las bases de lo que será su cambio de vida, al comenzar el Máster en Interiorismo y Decoración de la Escuela Madrileña de Decoración. Un año después, en 2021 y con 42 años, Diego acaba el máster, deja el periodismo y comienza con su primer proyecto de interiorismo en Valencia.
Tras 20 años dedicados al mundo del periodismo y la comunicación, el germen del cambio llegó con un libro que le regaló una amiga en enero de 2020, y que comenzó a leer durante el confinamiento. “En un momento del libro, hay un ejercicio que hace que te preguntes por qué estás aquí y no en otro sitio. Entonces, recuerdo que estaba leyendo ese trozo del libro en la cama, y dije, qué hago aquí, por qué hice periodismo, por qué trabajo de esto… y tuve un momento flashback, porque sin quererlo, mi cabeza volvió al colegio, a un momento en el que me preguntaron qué quería ser de mayor, y yo dije que decorador”.
Ese flashback tiene su explicación, ya que durante su infancia, el mundo de la decoración tuvo mucha importancia. Su padre dirigía una tienda de tres plantas de Barcelona dedicada al mundo de la iluminación, y Diego tiene recuerdos de cuando iba a las ferias de Milán, o cuando con solo 4 o 5 años ayudaba a su padre a montar los escaparates. El problema fue que cuando en el colegio dijo que quería ser decorador, su profesora le dijo que “eso no era nada, y que yo tenía que hacer algo más importante con mi expediente académico. Entonces, al cerrarse esa vía, y como me gustaba mucho leer y escribir, me fui a periodismo”.
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