Todo lo que hay que saber sobre AIO - MacLucan

Compatibilità
Salva(0)
Condividi

Se acabaron los tiempos en los que una estrategia digital debía comenzar por el SEO. Con la irrupción de la IA han cambiado las reglas del juego y el trayecto (el customer journey) ha cambiado por completo. Los usuarios ya no buscamos, preguntamos. Y quien aunque Google ya da algunas respuestas, las preguntas se las hacemos a IA generativas como ChatGPT, Claude o Grok. Si antes no estabas en primera página de Google, no existías. Ahora el ostracismo digital es todavía mucho más acuciante: solo una marca va a aparecer en las respuestas generadas por los modelos (a no ser que la pregunta sea «dime cinco marcas que….») y, además, con una presencia de marca mucho más diluida que en el SERP de Google. Bienvenidos al mundo del AIO (Artificial Intelligence Optimization).

Aunque aún se están asentando los términos –hace poco hablábamos de GEOel que más tracción ha ganado  últimamente es AIO, que es el paraguas bajo el que se que agrupa este nuevo enfoque de estrategias de contenido, centrado en que lo que publicas sea comprensible, procesable y, en última instancia, seleccionado por las IA como respuesta a las dudas de una persona.

Muchos dirán que «se acabó escribir solo para personas. Ahora también hay que escribir —y estructurar— para máquinas». Discrepo, porque al final, las máquinas filtran, como han echo siempre, para darnos a las personas lo que necesitamos. Al principio, hace veinte o treinta años, Google era como un lector literal: no entendía matices, ni sinónimos, ni contexto. Si escribías “comprar portátil barato” y en la web aparecía “ordenadores asequibles”, no había coincidencia. No es que no quisiera ayudarte; es que no entendía lo que le estabas diciendo. En aquel Internet, el truco era repetir una y otra vez las palabras clave exactas. El contenido se escribía más para el robot que para la persona.

Pero con el tiempo, Google maduró. Aprendió semántica, contexto, intención de búsqueda. Se volvió más humano, más listo. Dejó de premiar las webs que simplemente llenaban sus textos de keywords y empezó a elevar a las que realmente daban respuestas útiles, explicadas con claridad, y pensadas desde la necesidad del usuario. Hoy, las páginas que mejor posicionan son las que se esfuerzan por entender a las personas, no las que intentan engañar al algoritmo.

Con los modelos de IA pasará lo mismo. Ahora mismo, muchos están volcados en “caerle bien al modelo”: escriben pensando en lo que la IA quiere ver, repitiendo estructuras y fórmulas. Y eso puede darles visibilidad a corto plazo. Pero igual que pasó con el SEO, los que acabarán ganando serán los que entendamos que detrás de cada prompt hay una persona. El contenido generado solo para gustar a la máquina es pan para hoy y hambre para mañana. La clave está en generar respuestas útiles, humanas, con sustancia. Porque las IA también evolucionan, y acabarán premiando a quienes construyan valor real.

Aquí entra en escena otra sigla clave: SOM (Share of Model), que mide cuántas veces una IA cita, refiere o sugiere tu marca frente a otras. AIO es el proceso; SOM, el resultado. Y en esta partida, solo hay una ficha visible en el tablero. El segundo, como decían en las camisetas  de los noventa, es el primer perdedor.

Imagen que representa la fase estratégica del proceso de reconversión, donde se aplicó design thinking para adaptar el modelo de negocio de la clínica a la oferta de servicios médicos esenciales durante la crisis del COVID-19.

¿Qué son AIO y SOM y por qué te deberían importar?

AIO (Artificial Intelligence Optimization) es el nuevo SEO. Así de simple. Si hasta ahora luchábamos por aparecer entre los diez primeros resultados de Google, hoy la pelea es por ser *la única respuesta* que dan los modelos de lenguaje cuando alguien formula una pregunta. El panorama ha cambiado: ya no competimos por visibilidad, competimos por existencia. Y eso nos obliga a pensar cómo optimizar nuestros contenidos.

Aquí entra el SOM (Share of Model), una métrica crucial de la que se va a hablar mucho en un futuro cercano. El SOM es una especie de ROI de la IA porque mide cuántas veces tu marca es mencionada o utilizada como fuente por los modelos de IA. Es tu cuota de visibilidad dentro del cerebro colectivo digital que representan los LLMO (Large Language Model Optimization). Y si no estás ahí, no existes. Es duro, pero cierto. En un entorno en el que el usuario no navega páginas, sino que recibe respuestas sintetizadas por una IA, tener un 2% de SOM puede marcar la diferencia entre vender o desaparecer.

Como decíamos, la frase de las camisetas de No Fear: Second place is the first loser “el segundo es el primer perdedor”. Porque cuando una IA responde, lo hace con una sola opción. No hay scroll, no hay segunda página. Si tu contenido no ha sido optimizado pensando en cómo interpretan, seleccionan y generan información los modelos de IA, simplemente no saldrás. Y lo que no se ve, no se considera. AIO y SOM no son solo nuevas siglas: son las reglas del nuevo tablero de juego. Y el que no las entienda, se está quedando fuera de la conversación.

Este cambio de paradigma no es una moda pasajera ni una exageración de gurús del marketing. Es una mutación estructural en cómo se accede a la información y, por tanto, en cómo las marcas deben posicionarse.

Lo que antes era una estrategia de palabras clave y enlaces, ahora exige algo más profundo: ser comprendido y valorado por una inteligencia artificial. Esto implica construir contenido con conocimiento real, estructurar la información de forma accesible para una máquina y cuidar la coherencia entre lo que dices y lo que haces. Decirle a ChatGPT que te escriba las cosas no tiene ningún sentido. Para estar en la mente de las máquinas que intermedian entre la marca y el usuario, hace falta un enfoque distinto, riguroso y adaptado a este nuevo entorno.

Visual de la metodología ECT (Explora, Conecta, Transforma) de MacLucan, clave para implementar estrategias de AIO (Artificial Intelligence Optimization) y posicionar marcas en modelos de lenguaje como ChatGPT o Gemini.

Aquí es donde entra la metodología ECT de MacLucan: Explora, Conecta, Transforma.

No es solo una guía. Es una estrategia integral para entender cómo piensan las IA, cómo conectar con sus “preferencias” algorítmicas y cómo transformar tu presencia digital en autoridad relevante.

Explora: entender antes de hablar

Como bien dijo Napoleón: “Toda estrategia empieza por la observación”. Y en el contexto del AIO, observar no es una opción, es una urgencia. Esta fase inicial de la metodología ECT de MacLucan es el momento en el que ayudamos a una marca a entender de verdad cuál es su lugar en el ecosistema digital actual —y, sobre todo, en el universo de la IA. No hablamos de diagnósticos técnicos: se trata de radiografiar cómo se comunica hoy la empresa, cómo la perciben los distintos públicos y qué rol ocupa —o no ocupa— en las respuestas generadas por los modelos de lenguaje.

«Explora» funciona, en esencia, como un Canvas Lean y un DAFO ampliado al entorno algorítmico. Identificamos fortalezas infrautilizadas, oportunidades narrativas que la competencia no está aprovechando, amenazas latentes que podrían dejarte fuera del radar de los LLM, y debilidades estructurales que es urgente corregir si quieres ser tenido en cuenta por la inteligencia artificial. Además, medimos el grado de madurez digital de la marca frente a los nuevos estándares del AIO: ¿está el contenido estructurado? ¿hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace? ¿se está generando información valiosa o solo ruido?

En definitiva, «Explora» es la base para cualquier estrategia de visibilidad en IA con sentido. Es el punto de partida para que una empresa deje de disparar a ciegas y empiece a construir posicionamiento con método, con foco y con datos. Sin esta fase, cualquier intento de ganar visibilidad en entornos gobernados por la IA será, como mínimo, ineficaz. Pero con ella, las marcas pueden descubrir territorios donde construir ventaja competitiva y convertirse en referentes allí donde antes eran invisibles.

Conecta: de los datos a la narrativa

Una vez identificadas las oportunidades, toca diseñar experiencias que respondan a cómo se comportan y deciden los usuarios… y las IA. Se trata de traducir datos en historias, y esas historias en decisiones. Aquí definimos qué decir, cómo decirlo, y en qué canales, para que cada contenido esté alineado con lo que las IA valoran.

En esta fase también cobra sentido el enfoque GEO (Generative Engine Optimization), una de las patas del AIO, especialmente útil para buscadores con IA como Gemini. Si te interesa profundizar más en cómo adaptarte a ese tipo de motores, te recomendamos leer nuestro artículo sobre [el nuevo desafío del SEO en buscadores con IA](h).

Transforma: activar con cabeza y corazón

Es el momento de ejecutar: producir contenido que respire coherencia narrativa, esté bien etiquetado, estructurado y optimizado para que los LLM lo entiendan y lo prefieran. Automatizaciones, PR digital, SEO emocional… Todo bajo un sistema de mejora continua que aprende de cada interacción.

**T

Recapiti
Luis Nuñez